—¿Sí? —la miró, curioso.
—No puedes dejar tu trabajo atrás… ¿qué me dices de tus responsabilidades en la empresa familiar?
La observó unos segundos en silencio y luego suspiró.
—¿Has pensado que si no hubieras descubierto algo acerca de ti misma que hizo que tu vida se pusiera del revés, que si…? —guardó silencio, respiró hondo y continuó—: ¿Que si no hubieras perdido a tu bebé… mi ruptura de nuestra relación no representaría un obstáculo en apariencia tan insalvable como tú percibes que es?
—¿Estás diciendo que no habría dolido tanto? —porque lo dudaba. Lo había amado, y él la había descartado de su vida como si no fuera nada. Pero una parte de lo que acababa de decir reverberó dentro de ella.
Su relación quizá había avanzado demasiado deprisa para un hombre del temperamento de Pedro. Al principio había pensado que si ella podía, cuando nunca había tenido una relación, él también podría, pero eran personas diferentes. Sí, y podía admitir que aunque eran personas muy diferentes… básicamente tenían personalidades compatibles.
El movió la cabeza con vigor.
—No, pero creo que me habrías perdonado… habrías hablado conmigo la primera vez que te llamé. Yo habría podido suplicar y habríamos solucionado las cosas en vez de pasar más meses separados.
—No habrías suplicado.
—¿No es lo que he estado haciendo?
—Yo… no… tal vez. Cielos… más o menos —y eso hizo que se sintiera mejor que en mucho tiempo, lo que no hablaba muy bien de su grado de compasión y de perdón—. Pero si ese escenario se hubiera desarrollado como tú sugieres, yo seguiría trabajando de modelo, y una relación entre nosotros no habría funcionado, según tú.
—Olvidas que yo creía que seguías con tu carrera la primera y la segunda vez que te llamé. Estaba dispuesto… estoy dispuesto a realizar los sacrificios que sean necesarios para lograr que nuestra relación funcione.
—No hablas en serio —no podía. Si no, eso significaría que de verdad la amaba… incluso después de enterarse de lo del bebé… después de todo.
—Jamás he hablado más en serio. Me preguntaste cuánto iba a quedarme… y la respuesta es para siempre… si eso es lo que hace falta para que nuestra relación sea viable.
—No. No lo harías. Estás demasiado dedicado a la empresa de tu familia.
—Lo estaba… ahora he cambiado. El dolor le hace eso a un hombre. Habla con mi padre y te contará que estaba haciendo planes para alterar mis responsabilidades con Industrias Alfonso para poder vivir cerca de ti en los Estados Unidos.
—¿El dolor?
—¿Tú qué crees? —puso los ojos en blanco como si ella hubiera perdido la cabeza—. Te eché de menos. Sufrí cuando corté nuestra relación, cuando neciamente cuestioné mi capacidad de serte fiel, pero también sufrí.
Si de verdad le había importado… y creía que sí, claro que debía haber sufrido. Había visto su dolor al enterarse de la pérdida del bebé. De haber estado a punto de perderla a ella.
La esperanza creció dentro de Paula, sanando parte del dolor, sólo consolando otra parte.
Siempre lamentaría la pérdida del bebé, pero ¿tenía que abandonar a Pedro para repararlo? Nada podría lograr eso, pero elegir amar, vivir con esperanza marcaría una diferencia, haría que su vida fuera más valiosa y, quizá, le proporcionara alguna especie de confort por la diminuta vida perdida.
Pedrola miraba con amor ardiendo en sus ojos. Un amor que podía elegir descartar… o reconocer.
—Te echaba de menos incluso mientras te decía que se había acabado entre nosotros. Jamás he lamentado tanto algo como hacerte creer que te estaba arrancando de mi vida.
Esconderse de sus sentimientos únicamente había aportado más dolor y consecuencias peligrosas que no quería volver a experimentar.
—Pero en realidad jamás me dejaste ir… en tu corazón —eso era lo que él había afirmado y finalmente ella había creído.
—Jamás. No pude ni puedo dejarte. Nunca.
—¿Incluso después de lo del bebé?
—Lamentaré su pérdida toda mi vida —tragó saliva, como si tratara de controlar sus emociones—. Pero si también te pierdo a ti, jamás tendré otro hijo.
Le creyó. No tenía otra elección, porque sabía que para ella era igual. Si no era Pedro… entonces, ninguno. Lo había sabido casi desde el principio, razón por la que la ruptura le había hecho tanto daño.
Pensó en la vida que se había marchado tan pronto y creyó que podría ofrecer el tributo del perdón, tanto para sí misma como para Pedro.
—Siempre he querido ir a la antigua Europa del Este —comentó, embargada por la emoción y el júbilo que no había esperado volver a sentir.
—¿Qué? —la miró fijamente.
—Pero si vuelvo a quedarme embarazada… —calló, saboreando lo bien que sonaban esas palabras—. Quiero tener a mi hijo aquí… con mi madre y mi hermana cerca.
Pedro se levantó de la silla con tanta celeridad, que apenas lo vio moverse antes de quedar a sus pies, tomándole las manos.
—¿Te casarás conmigo? ¿Me amas?
—Sí.
—Dilo.
—Me casaré contigo.
Le estrujó las manos.
—Y lo otro.
—Te amo. Te he amado desde la tarde que hicimos el amor.
Gimió y le tomó la boca en un beso ardiente. Minutos… horas… quizá sólo segundos más tarde, él levantó la cabeza y sonrió con una felicidad que atravesó el corazón de Paula.
—Te amo.
—Siempre.
—Completamente.
—Sin límites.
—En todas las circunstancias.
—Con lo que sea que nos ofrezca la vida.
—Siempre serás mi amor.
—Y tú tendrás el mío.
Sellaron los votos con un beso tan hermoso como el amanecer sobre el mar.
Paula miró por encima de la barandilla del yate. Pedro había insistido en llevarla en un crucero para celebrar su segundo aniversario.
Iban acompañados de la niñera para sus gemelos. A petición de ella, también habían llevado a su madre y a su padre, ya casados. Y a Delfina y a Hernán y a la hijita de ambos. Al igual que a los padres de Pedro.
Cuando él se quejó por la falta de intimidad, ella le recordó que los otros invitados lo compensaban ocupándose de sus hijos para que pudieran estar solos como pareja.
Paula había vivido los primeros veinticuatro años de su vida con su madre como su única familia, pero en ese momento estaba rodeada de personas a las que quería y que la querían, pero ninguna más que el asombroso y verdaderamente maravilloso hombre con el que se había casado.
FIN
Espectacular esta historia!!!!!!!!!!! Me encantó
ResponderEliminarMe gusto muchoooo!!!!! Las dos partes muy buenas Gracias (andreavc_17)
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