Paula veía con miedo los ojos llenos de ira de Pedro. Estaba temblando. Nunca antes lo había visto tan enojado y no sabía porque se ponía así por una simple llamada de teléfono. Se armó de valor y decidió poner fin a esa situación de una vez por todas.
- ¡Ya basta! - dijo apartando las manos de Pedro de sus hombros - ¡no me vuelves a tratar así!
- Lo siento, tal vez me haya pasado - se disculpó.
- ¿Qué tal vez te hayas pasado? ¡solo te a faltado pegarme!
- ¡Eso nunca! - gritó.
- ¡Cuando te comportes como una persona civilizada hablaremos!
Salió de la habitación dando un portazo.
Paula entró en su habitación y se metió en el baño. Cerró la puerta con pestillo y se sentó en el suelo rodeando sus rodillas con los brazos. ¿debería contarle la verdad para terminar con aquella desagradable situación? ¿haría bien callando y guardando la sorpresa?
Ni sabía cuanto tiempo llevaba ahí encerrada, pero a ella le parecieron años. Cuando se calmó salió del baño y se fue al cuarto de Pedro. Entró dentro y lo vió sentado en la cama mirando por la ventana. Sin decirle nada cogió su pijama del armario. Se disponía a salir cuando él se volvió y la detuvo.
- ¿adonde vas?
- A dormir - dijo sin volverse para mirarlo.
- ¿No pensarás dormir en otro cuarto no?
- ¡me voy a mi habitación!
- Esta es tu habitación ahora.
Entonces se giró para mirarlo.
- Te equivocas, este cuarto ya no es mío. Yo lo compartía con otra persona muy diferente a la que ahora tengo enfrente.
- ¡por dios no seas infantil! - dijo poniéndose en pie.
- ¿Que no sea infantil? ¡aquí el único infantil eres tú!
- ¡Si me hubieras dicho la verdad desde un principio ahora no estaríamos enfadados!
- ¡Ahora resulta que la culpa la tengo yo! ¡esto es el colmo!
- ¿Estás con alguien verdad? ¿es eso?
- ¿QUE? - dijo abriendo los ojos como platos.
- ¿Quien es? ¿lo conozco?
- ¡No pienso seguir con esto! ¡me voy a dormir! - salió de la habitación y cerró la puerta.
En toda la noche ninguno de los dos pudo conciliar el sueño. Paula se puso el pijama y se acostó. No dejaba de dar vueltas en la cama. Si por una tontería así habían discutido tanto ¿que pasaría cuando se tratase de algo más grave?
A la mañana siguiente Paula irrumpió en la habitación de Pedro. Subió la persiana y lo destapó. Este se asustó por la forma en la que Paula había entrado.
- ¡Levántate!
- ¿Qué pasa?
- ¡Levántate! ¡no tengo todo el día!
- ¿Qué es lo que pasa? ¿por que la prisa?
- ¿No querías saber quien es el otro? Pues vamos, te lo voy a presentar.
- ¡te has vuelto completamente loca! - dijo levantándose.
- Tal vez, pero vamos a aclarar las cosas.
- No quiero sabes quien es.
- ¡Pedro Alfonso! No me hagas perder la poca paciencia que me queda.
Más tarde, los dos montados en el coche, llegaron al lugar donde Paula había quedado con él otro. Se bajaron del coche y Paula dijo:
- Bueno, pues aquí lo tienes. Te presento a mi amante.
- ¿Qué? Pau no entiendo nada. ¿Estás de broma no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario