miércoles, 1 de abril de 2015

El Simulador: Capítulo 17

Aquel miércoles el trabajo le sirvió de distracción, un tiempo que debía transcurrir para alejar a Paula de lo que ella preferiría estar haciendo. Lo realizó a toda prisa y luego volvió a casa, preparó huevos revueltos y pan tostado para cenar y luego continuó con lo que había empezado la noche anterior.
Los marcos que había pintado ya estaban secos, así que sacó su portafolios del armario, eligió cuatro de sus pinturas favoritas y las colocó en los marcos nuevos.  Se veían maravillosas.
Despues de acostar a Felipe, fue a la mesa y se puso a añadir detalles a la pintura que no terminó la noche anterior. El cuadro vibraba, lleno de color, lo mismo que su vida. Sentía como si todo en ella hubiera cambiado y no solo el apartamento. Toda su existencia había pasado de ser blanco y negro a ser de colores en lo que parecía apenas un instante, igual que el momento en la película del mago de ozen que Dorothy sale de la casa que la tormenta destruye.
Se dió cuenta de  que quien había cambiado era ella, pero el universo a su alrededor parecía estar a una galaxia de distancia de aquel en el que había flotado sola antes de conocer a Pedro García.
Ya no temía ir al trabajo ahora que el señor Brinnon no estaba todo el tiempo respirándole en el cuello. La garganta y los oídos de Felipe se encontraban bien por el momento y ya había programado la intervención, sin tener que pedirle dinero a sus padres.
Ni siquiera Angela era tan molesta desde que Paula comprendió que en realidad se parecía al señor Brinnon solo que de una manera distinta. Siempre la hostigaba con algo, en este caso los mil dólares que había insistido en darle algo como regalo sin ningún compromiso para su terapia. Al principio la decepcionó descubrir que no podía considerar a Angela en realidad como su amiga, pero eso tambien la había liberado, en cierta forma. Despues de todo, no estba loca, se supone que uno debe sentirse bien con sus amigos, tal como Paula se sentía con el doctor García.
Y aquí estaba pintando otra vez. Dió un paso atrás y examinó con expresión crítica la escena en el papel. Se trataba de la plaza Ghirardelli, con sus ladrillos rojos, el cielo de un azul intenso y las plantas de un verde brillante. Pensó que era un buen trabajo.
La habitación desapareció y todo quedó un poco fuera de foco, salvo el cuadro que pintaba. No tenía ni idea de cuanto tiempo había estado concentrada cuando el ruido agudo e insistente del teléfono la devolvió de pronto a la realidad.
Paula suspiró y tomó el celular.
-Angela: Pau, ¡que bueno que te encuentro!  escucha, creo que tenemos que hablar.
- Paula: muybien, pero en este momento estoy algo ocupada.
-  Angela: ¿Y que estás haciendo?
Paula: ¿Que queres decir con eso?-su voz sonó áspera incluso a sus propios oídos- estoy pintando
- Angela: ¡Ah! mira, me preocupa mucho como va tu terapia.
Pala comprendió resignada que esa no iba a ser una conversación corta y dejó la paleta sobre la mesa.
- Angela: no se parece en nada a mi arreglo de vida ni a lo que el doctor García describe en su libro.
- Paula: bueno, pues yo creo que va bien.
- Angela: no estoy segura de que estés calificada para juzgar eso.
Paula sintió un bochorno inesperado.
- Paula: ¡Tienes razón, solo se trata de mi vida!
- Angela: ¡Oye!- (tambien la voz de ella comenzó a acalorarse)- ¡yo soy la que tiene experiencia en esto y  soy la que encontró al tipo!.
Paula sabía que estaba pensando: "y la que pagó."
- Angela: ¡Y siento cierta responsabilidad!
- Paula: ¡Bueno, pues no tienes que hacerlo!
- Angela: ¡Oh, perdóname! ¿Me estás diciendo que despues de que pagué, ya no requieres mis servicios?
Ahí estaba, lo había soltado. Paula movió un poco la cabeza y mantuvo la voz bajo control. Tomó  nota de que el primer cheque que haría cuando le pagaran su salario retroactivo sería para Angela.
- Paula: lo único que digo es qe me siento mejor qe en muchos años. Lamento muchp que el doctor García no esté haciendo lo que tú esperabas.
- Angela: se está aprovechando de tí.
- Paula: ¡¡No es verdad!!- (ahora sí que se sintió molesta)
- Angela: ¡Llevarte a tomar un café! ¡Por el amor de Dios!
- Paula: están reconstruyendo su consultorio- contestó lamentándose de haberle contado sus sesiones con el doctor García.
-Angela: eso fue lo que él te dijo.
- Paula: Angela, lo ví con mis propios ojos.
- Angela: correcto, ¿viste que estuvieran derribando algún muro?
En ese momento, cayó en la cuenta de que solo había visto a los trabajadores toando medidas y colocando marcas. Sin embargo, no quería que Angela se saliera con la suya.
-Paula: él me dijo la verdad, Angela. ¿Por qué iba a mentirme?
-Angela: ¡Oh, querida Pau! ¡Sí que eres una niña!- el tono era despectivo.
Esa fue la gota que derramó el vaso.
- Paula: ¡Mira, en realidad no me importa lo que pienses. Y no me gustan tus insinuaciones de que el doctor García es un hombre de poco carácter y de que yo soy demasiado tonta para darme cuenta de ello. Él es un buen hombre y me está ayudando mucho. Como te comenté, en este momento estoy ocupada, voy a colgar!
Y eso hizo, colgó con fuerza, ni siquiera se despidió.
Tomó el pincel y la paleta y volvió a examinar su pintura. Vio que ya estaba terminada y se resistió a la tentación de seguir añadiéndole detalles. Limpió su pequeño estudio, echó un vistazo a su  apartamento otra vez y sonrió. Pensó que merecía mostrárselo a alguien. Tal vez organizaría una comida para el fin de semana. Invitaría a sus vecinos, incluso al señor Jacobsen, ¿por qué no? podría hacerla el viernes e invitar también al doctor García. Por primera vez en años se sentía feliz.
Angela permaneció sentada, mirando el teléfono durante todo un minuto después de que Paula  le colgó. Movió la cabeza de un lado a otro sin poder creerlo. -
 Angela: ¡esa pequeña perra!
Y aquellas palabras que murmuró borraron su tambaleante amistad. se puso de pie, rebuscó en su bolso y lo revolvió hasta encontrar su agenda. Encontró el número de Carson Fuller, el investigador que empleó cuando lo de su divorcio y lo marcó. le respondió un contestador automático.
Angela: habla Angela Vazquez, tengo algo que quiero que investigue. Llámeme en cuanto pueda.
Le dejó los números de su casa, oficina y del teléfono móvil, después colgó y volvió a sentarse todavía furiosa. Paula había aceptado con codicia su generosa ayuda y luego se había vuelto en su contra.
Sintió como su furia inicial disminuía al adquirir la forma que su acción le había dado.iba a descubrir qué ocurría. Paula Chaves era demasiado boba para haber dado pie a aquella amistad o lo que fuera. El doctor Pedro García  estaba detrás de todo.
Iba a descubrirlo. le había pagado mil dólares y ¿para qué? ¿para que sedujera a su amiga?.En su mente flotó una idea que ni siquiera llegó a concretarse: que el doctor García no mostró ningún interés romántico en ella, de hecho casi ningún interés.¿qué creía ese asqueroso infeliz que podía hacer con Paula?
Se retrepó en su silla y toda la furia que había sentido antes hacia Paula se dirigió a un nuevo objetivo: haría caer a García se prometió a sí misma. iba a enseñarle quién era ella. nadie jugaba con Angela Vazquez.

1 comentario:

  1. Ayyyyy, x favor, qué macana!!!!! Se va a descubrir la verdad!!!!!!!!! Ojalá Pau no se enoje mucho y le perdone a Pedro la mentirita.

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