domingo, 5 de abril de 2015

El Simulador: Capítulo 30

Pedro  bajó del coche y subió los escalones. Luego llamó a la puerta antes de poder pensar o ensayar lo que diría. Felipe le abrió la puerta.
- Felipe: ¡Pedro! -.
El niño se le tiró a los brazos para abrazarlo. Él lo apretó y cerró los ojos. Cuando los abrió, Paula estaba de pie en la puerta. Le quitó a Felipe y lo sentó en el suelo.
- Paula: ¿Qué está haciendo aquí? -. Su voz era fría.
- Pedro: Paula, tenía que encontrarte -.
Pudo oír que Guillermo Semple golpeaba los cajones en la habitación de al lado. Tal vez echaba un último vistazo antes de partir.
- Paula: Ya no puedo verle más.
- Pedro: Por favor Paula -. Abrió las manos como súplica-. Por favor, sólo dame cinco minutos. Luego, si quieres marcharte, no te lo impediré.
Paula seguía de pie con los brazos cruzados.
- Paula: ¡Nada de lo que diga podrá solucionar esto!.
- Pedro: Por favor, permíteme intentarlo.
- Paula: ¡No!.
Felipe miraba a una y a otro y en su rostro comenzaba a dibujarse la preocupación.
- Paula: ¡Tal vez hice cosas de las que no me enorgullezco, pero nunca he salido con un hombre casado!.
- Pedro: ¿Eso es lo que piensas? -. Se sorprendió al ser acusado de la única cosa de la que no era culpable -. No es cierto.
- Paula: ¡Oh! -. Casi gritó, luego vió  la cara de Felipe -. Sigue viendo tu programa, Felipe. Tengo que hablar con Pedro-.
Se llevó a Pedro escaleras abajo, a la lavandería .Una vez allí, Paula continuó.
- Paula: ¡¡Cómo te atreves!! ¡Al menos pudiste tener la decencia de decirme la verdad! -. Estaba temblando-.
- Pedro:Es que no es cierto.
Paula  comenzó a llorar, pero de manera muy diferente de la primera vez que él la había visto hacerlo. Aquellas lágrimas denotaban furia.
- Paula: ¡¡Cómo puedes pensar que soy tan estúpida como para creer eso!! ¡Mi amiga Angela contrató a un detective para espiarte. Y además de todas las cosas ilegales que descubrió sobre ti, también me reveló lo que yo debí haber sabido de no ser tan tonta. Eres casado. Está en tu libro: "Dedicado a mi esposa Malena!" .
Pareció perder algo de su enfado y su expresión se volvió más acongojada que molesta. Se limpió los ojos con el dorso de la mano-.
Pedro aspiró profundo. Buscó la mano de Paula. Ella la retiró. Él exhaló y con su aliento desaparecieron todos sus brillantes planes de cómo le diría la verdad.
- Pedro: El doctor Gabriel García sí es casado, pero yo no soy Gabriel García.

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