viernes, 10 de abril de 2015

Herencia de Amor: Capítulo 15

—¿No tienes empleados? —preguntó él.
—Sí, pero prefiero no perder su tiempo con recados. Los otros dos socios con los que comparto a mi ayudante no están de acuerdo con mi postura. Pero a Leah le caigo mejor yo.
—De eso estoy seguro.
Volvió a sonreír, y Paula se encontró a sí misma absorta en aquella imagen. Por desgracia, estaba sirviendo el café al mismo tiempo, de modo que, cuando la taza estuvo llena, el líquido ardiendo se derramó por los lados y cayó en su mano.
—¡Ay!
Dejó la taza en la mesa y agitó la mano. Pedro se puso a su lado y la llevó al fregadero. Colocándose tras ella, le tomó la mano lesionada y la puso bajo el grifo.
—No sabía que fueses tan torpe —dijo él.
—Normalmente no lo soy.
No lo era. Simplemente estaba distraída.
Él estaba justo detrás de ella, presionándola con el pecho, haciéndole sentir su fuerza y su calor.
Paula  sentía sus dedos en la mano, su brazo presionándola. Estaba inclinándose hacia delante, colocando su cara justo a su lado.
Si se giraba levemente, sus bocas estarían a centímetros de distancia.
Deseaba besarlo. No importaba el odio que sentía hacia él. El deseo seguía creciendo en su interior.
Sólo un beso. No tenía por qué durar mucho. Sólo dos bocas juntándose, dos lenguas, dos cuerpos...
Liberó la mano y se echó a un lado.
—Estoy bien, gracias.
Sacó una toalla de papel de la cesta y se secó la mano antes de limpiar el café derramado. Tras tomar una botella de agua para ella, regresaron a la sala de conferencias.
Estaba tremendamente excitada y se sentía patética. ¿Cómo podía Pedro haberle hecho eso con tan sólo una noche de pasión? Claro, había sido una gran noche, pero ya había tenido grandes noches antes.
Bueno, no tan grandes. Pero aun así.
—¿Por qué no me explicas lo que tienes en mente? —preguntó, agarrando un bolígrafo tras sentarse.
Pedro  comenzó a hablar del negocio. Paula tomaba notas, pero no estaba escuchando realmente. ¿Cómo podía estar él tan ajeno a lo que acababa de suceder? Sería horrible si la atracción fuese unidireccional. La vida no podía ser tan injusta.
—Ofrecemos capital a las empresas y cobramos un interés alto. El objetivo es sacarlas al mercado, pero, si eso no ocurre, las vendemos. Ahora mismo hay tres empresas con las que necesito ayuda. Dos de ellas quieren hacer negocio con China, mientras que la otra es perfecta para manufacturar allí. Supongo que tienes contactos en China.
—Por supuesto—dijo ella con una sonrisa—. Personales, así como profesionales.
—¿Quieres explicarme eso?
—Teníamos una vecina cuando era pequeña. La señora Wu había sido profesora. Se jubiló y se dio cuenta de que se aburría con tanto tiempo libre. Nos enseñó mandarín a mis hermanas y a mí. Yo era la única verdaderamente interesada. Cuando estaba en el instituto, me llevó a China con ella a visitar a su familia. Regresé durante los dos veranos siguientes y pasé un semestre allí durante la universidad.
—Impresionante.
—Gracias.
—¿Y ahora qué? — preguntó él —. Querrás información específica sobre las compañías.
—Claro. Y también quiero saber lo que has hecho, si es que has hecho algo, para establecer relaciones con China. Trabajaremos en un acuerdo de retenciones, y mi tiempo se cobrará en periodos de cuartos de hora.
—Me parece razonable.
—Querré una suma sustancial de entrada.
Pediría más de lo que pedía la compañía normalmente, principalmente para cubrirse las espaldas.
—Sigues sin confiar en mí —dijo él.
—Estoy dispuesta a darte el beneficio de la duda, pero no estoy dispuesta a ser *beep*.
—Me parece justo. Fernando y yo somos los dos hijos únicos. Pasamos mucho tiempo juntos cuando éramos pequeños. Somos como hermanos.
—Ya me sé esa parte. Es por eso por lo que aceptaste hacer su trabajo sucio.
Pedro la ignoró.
—Crecimos con dinero. Desde que éramos adolescentes, siempre había chicas dispuestas a hacer lo que fuera por acercarse. No estaban interesadas en nosotros, sino en nuestro dinero.
—Me niego a pensar que todas las mujeres que has conocido ignorasen quién eras en realidad y se fijaran sólo en el dinero.
—No todas, pero las suficientes. Dadas las circunstancias, sabiendo lo que nuestra tía te había prometido, era razonable pensar eso de tí.
—Sé lo que parece, pero no es así.
—Te creo. ¿No puedes hacer tú lo mismo? ¿No puedes entender por qué Fernando y yo sospechamos que tú no eras diferente?
—No sé. Tal vez. Pues no haber ido a la cita. Haberte negado. Engañar a una extraña para enseñarle una lección por todas las mujeres que has conocido no está bien.
—Lo sé. ¿Pero puedes verlo desde mi punto de vista?
—Sí, tu infancia fue muy trágica. Pobres niños ricos, deseados por todas por las razones equivocadas.
—No eres fácil.
—No trato de serlo. He dicho que trataré de entender por qué pensaste lo peor de mí y aceptaré tu disculpa por lo que hiciste, pero eso no significa que lo apruebe o comprenda tu reacción. Sigo sin confiar en tí.
—Tendrás que intentarlo. Seremos una familia.
—No según cualquier definición que se me ocurra. Seremos padres de un bebé. Eso no nos convierte en una familia.
—Puedes llamarlo como quieras —dijo él—, pero tener un bebé en común nos convierte en familia. Todo ha cambiado, Paula. Aquí hay más en juego aparte de lo que podamos sentir. Hay una tercera persona. Nuestro hijo se merece lo mejor. Por eso pienso que deberíamos casarnos.

3 comentarios:

  1. Qué lindos los caps Naty!!! Pedro la quiere pero Pau tiene que aflojar un poco.

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  2. Siiii que afloje Paula please !! jajajajajajja que lindo le pidio casamiento :)

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  3. Muy buenos capítulos! Es hora de que Pau ceda un poco, él está arrepentido y quiere hacer las cosas bien!

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