viernes, 29 de mayo de 2015

Delicioso Amor: Capítulo 26

Marcela entró en la cocina como un rayo.
- Marcos nos tenemos que ir urgentemente.
- ¿Por qué?
Lo agarró del brazo y lo arrastró hacia la puerta.
- Porque… porque yo lo digo y punto.
- ¿Marcela estas bien? - preguntó Pedro.
- Te dejo el campo libre, ya me entiendes… - le dice guiñando un ojo y salen de la cocina.
Paula  decidió seguir los consejos de Marcela y se vistió con la ropa que le había "arreglado". Se recogió el pelo y bajó a cenar.
Cuando abrió la puerta de la cocina se sorprendió al ver que la única luz que alumbraba era la de unas velas de color rojo que estaban sorbe la mesa. En lugar de vasos había copas, y junto a la mesa una cubitera con una botella de champán dentro.
- ¿Te gusta? - le susurró Pedro  al oído.
Ella no se había dado cuenta de que él estaba detrás suyo y se asustó.
- Creo que me he perdido algo ¿Qué celebramos?
- Nuestra reconciliación ¿te parece poco?
- Hasta donde yo se estamos en tregua nada más.
- ¡Vamos Paula  enterró  el hacha de guerra! Intento que nos llevemos bien, pero tú siempre estás a la defensiva.
- Lo siento… prometo intentarlo.
- ¡Asi me gusta!
Se sentaron a la mesa y empezaron a cenar.
- He conocido a Marcela.
Pedro  que en ese momento estaba bebiendo se atragantó.
- Es muy simpática.
- Si, lo es.
- ¿Por qué le has mentido?
- ¿A quien? ¿a Marcela?
- ¡No a mi sombra! ¡pues claro!
- Pues…
- ¿Te avergüenzas de presentarme a tus amigos?
Él no supo que responder.
- Tú silencio me lo dice todo - dejo la servilleta que tenía en las rodillas sobre la mesa y se puso de pie - gracias por la cena, pero no se a que ha venido tanto esfuerzo.
- ¿Cómo que a que ha venido? Lo he hecho por tí- se levantó.
- ¿Por mí? ¡ja! ¡No te creo!
- No tengo por que mentirte.
- ¿Y a Marcela sí? ¿Por qué habría de creerte cuando mientes a tus propios amigos?
- Tenía mis motivos.
Paula se cruzó de brazos esperando una explicación, pero Pedro  guardó silencio.
- ¿Podemos seguir cenando? - dijo haciendo un gesto con la mano para que Paula se volviera a sentar.
- Gracias pero no tengo hambre - dicho eso se fue de la cocina.
Paula  llegó a su cuarto y se tumbó boca a bajo en la cama. Cogió la almohada y escondió debajo la cabeza "¿Por qué los hombres no vendrán con un manual de instrucciones?" se preguntaba una y otra vez. Su abuela le decía que siguiese a cu corazón, pero en ese momento su corazón estaba dolido. "¿Por qué a veces me trata tan mal y otras es tan tierno? " pensando en eso se quedó dormida.
"Estúpido, eso es lo que eres Pedro" se reprochó a si mismo "¿tanto te cuesta decirle lo que sientes? ¿tan difícil es decirle que todo esto lo has hecho porque te importa? Ahora piensa que te avergüenzas de ella"
El hielo de la cubitera se estaba derritiendo y la champaña se echaría a perder. Sacó la botella, la descorchó y se sirvió una copa.

4 comentarios:

  1. Pero qué pelotudo Pedro, cómo va a hacer eso??? Ojalá Pau se lo haga bien difícil.

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  2. NOOOOOOOOOOO COMO NO SE LO DIJO ..??? DALE PEDRO

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  3. Ay Pepito vamos.. servi dos copas y subi ... dale

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  4. Ay! por qué dejó que creyera eso???!!! Que haga algo YA!

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