jueves, 28 de mayo de 2015

Delicioso Amor: Capítulo 22

Pedro  se quedó quieto y en shock. No esperaba esa reacción en Paula . Al ver que ella avanzaba hacia delante él aligeró el paso hasta estar a su lado.
- ¿Conoces esto? - preguntó él girando el dedo índice refiriéndose a los sitios por donde pasaban.
- Si, como la palma de mi mano.
- Ah…
- ¿Por qué?
- No… por nada - se limitó a decir.
- ¡Venga ya! Las cosas no se preguntan porque si.
- Es que… ¡bah déjalo!
- No dímelo. Quiero saberlo.
- Pues que me extraña que tú hayas estado viviendo aquí.
- ¿Y que tiene de raro?
- No se… es que eres… para haber vivido aquí no te comprotas como… ya sabes… - no supo explicarse.
- Ya… como una chica de barrio ¿no?
- Si eso.
- Que sea de barrio no quita que tenga modales o que no sepa hablar con propiedad - se defendió ella.
- No quise ofenderte.
- No ofende quien quiere, si no quien puede… - le sonrió satisfecha por sus propias palabras.
- ¿No estábamos en tregua?
- Si… pero yo no he empezado.
- Vale ¡mea culpa! - puso las manos en alto.
- Perdonado. ¿nos vamos?
- Bien. ¿A dónde quieres ir?
- Tú no se, pero yo tengo cosas que hacer.
- ¿Y que tienes que hacer?
- Voy a ir a ver a Carlos, tengo cosas que hablar con él.
Esto enfureció a Pedro, quien no pudo ocultar su enfado.
- ¡Pues vete con él! - le gritó - ¡pero yo no pienso llevarte!
- ¿Y quien te ha dicho que quiero que me lleves? - dijo guardando la compostura.
-Claro, debí suponer que tu noviecito vendría en tu busca ¿no?
Paula no pudo evitar reirse por dentro. Él pensaba que Carlos era su novio ¡pero lo mejor de todo era que estaba celoso! Tuvo que aguantar las ganas para no soltar una gran carcajada. Por un momento se imaginó a ella y a Carlos paseando juntitos de la mano. "¡que escena tan graciosa!" pensó. "¿le digo la verdad o le hago sufrir un poco?" dudó.
- Asi que según tú Carlos es mi novio ¿no?
- ¿Cómo que según yo? - preguntó frunciendo el ceño.
- No se porque tienes celos de Carlos, y me hace mucha gracia porque no tienes ningún motivo. Carlos es mi mejor amigo.
- ¡Yo no estoy celoso! - dijo molesto.
- ¡Claro que lo estás! - dijo pellizcándole las mejillas - ¡y me encanta!
Entonces él le empezó a pellizcar las suyas.
- ¿Y porque?
- Porque eso quiere decir que te gusto.
- ¿Tú a mi? Jajaja.
- Si, si. Se te nota a leguas - afirmó ella.
- A tí también cariño.
Paula  se soltó las mejillas repentinamente.
- ¿Cómo me has llamado?
- ¿Yo? Pues no se… - se hizo el loco y soltó sus mejillas.
- Me has llamado cariño.
- Puede… ¿te ha gustado que te llame así?
- Puede… ¿a tí como te gusta que me llamen?
- Tú puedes llamarme como quieras - le sonrió.
- Ok, ya pensaré en algo.
Fueron hacía el coche y después de haber aclarado el asunto, Pedro  decidió llevar a Paula  a casa de Carlos. Ella se lo agradeció mucho, y le dijo que para la hora de cenar estaría en casa, así que si él quería podrían cenar juntos. La noticia no pudo hacer más feliz a Pedro, quien pisó fuerte el acelerador en cuanto dejó a Paula  en casa de su amigo y fue rumbo a su casa pensando en una receta para cocinar.

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