sábado, 30 de mayo de 2015

Delicioso Amor: Capítulo 29

Cuando Pedro por fin decidió que ese era el momento de besar a Paula y decirle todo lo que sentía por ella, todo se estropeó para desgracia de ambos.
- ¡Hi friends! - se oyó que decía una voz.
Paula cerró los ojos y apretó los dientes maldiciendo para si a la persona que interrumpía un momento como ese. Entonces se volvió y vió la figura de Marcela acercándose muy sonriente.
- ¡Ups! - dijo llevándose una mano a la boca - creo que interrumpo…
- ¡Como crees! - dijo Paula irónicamente - yo ya me iba ¿verdad Pedro?
- Si, si… - dijo siguiéndole el juego.
Estaba a punto de marcharse cuando Marcela la detuvo.
- Es que precisamente es contigo con quien quiero hablar.
- ¿Conmigo? - preguntó frunciendo el ceño.
- Si contigo, tienes que venir conmigo urgentemente.
Paula miró a Pedro  como buscando una respuesta, pero este te encogió de hombros.
- ¿De que quieres hablar?
- Ven conmigo, te lo explicaré por el camino.
Marcela empezó a andar pero Paula se quedó quieta.
- ¿Vienes conmigo o te vas a quedar ahí quieta como un cactus?
- ¿Eh? Si… si, ahora voy.
Marcela se alejó y se dirigió a la puerta principal donde tenía aparcado el coche.
- Tenemos una conversación pendiente.
Paula sonrió levemente.
- Claro… luego nos vemos, bye - le besó en la mejilla y se alejó corriendo de allí.
Minutos después las dos se encontraban en el auto de Marcela.
- Parece que anoche las cosas fueron bien ¿no? - preguntó ella rompiendo el silencio.
Paula se sonrojó.
- Hacen buena pareja, y la verdad no me importaría tenerte como cuñada.
- Eso es mucho decir.
- ¿Por qué? ¿no te gusta? Porque está claro que tú a él si.
- ¿Tú crees? Yo no estaría tan segura - dijo mirando por la ventanilla.
- ¡Vamos! ¿no me digas que no lo has notado?
- ¿Notar el que? - le dijo mirándola
- Las señales.
- Marcela ahora sí que no entiendo nada - dijo llevándose las manos a la cintura.
- ¡ay! ¡no hay peor ciego que el que no quiere ver!
- Deja de hablar en clave y explícame de una vez cuales son esas "señales" que se supone que yo no veo.
- Esta bien, pero de esto ni una palabra a nadie. Mucho menos a Pedro  ¡sino me mata! - dijo pasándose el dedo índice por el cuello.

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