- Hola!! - saludó Adela cuando vió a Pedro entrar por la puerta.
- Buenos días
- ¿ya estás mejor?
- Si eso creo. Al menos no me duele tanto la cabeza
- Me alegro - le respondió con una sonrisa.
Pedro buscó a Paula con la mirada.
- ¿Y Paula
- Está en el jardín, creo que ha ido a tomar el sol.
- Ok, gracias - y salió de la cocina.
Paula estaba tumbada en una hamaca leyendo un libro que había cogido de la biblioteca. Siempre le había gustado leer, y aprovechando que tenía el día libre decidió leer un poco.
Pedro salió de la casa y la rodeó hasta llegar a la parte trasera donde estaban las piscina y el jardín. Allí estaba ella. Tan guapa como siempre leyendo un libro. Antes de acercarse se detuvo unos minutos a mirarla. ¿Qué tenía ella para no poder dejar de mirarla?
Paula estaba tan entretenida que no se dio cuenta de que él llegó hasta que su sombra le tapó el sol, entonces alzó la vista y lo vió.
- ¿Podemos hablar?
- Claro.
Paula cerró el libro, se sentó para hacer sitio a Pedro y esse te sentó a su lado.
- ¿De que quieres hablar?
- De lo que pasó anoche
- Anoche no pasó nada.
- Bueno, de todas formas quiero saberlo.
- ¿Hasta donde recuerdas? - preguntó Paula.
- Lo último que recuerdo es que tú te fuiste a tu cuarto muy enfadada.
- ¡Es que estaba muy enfadada! - exclamó.
- No entiendo porque, al fin y al cabo a ti no te hice nada.
- ¡Ja! - rió irónicamente - ¿te parece poco mentir diciendo que yo estaba enferma?
- Es que… tenía mis motivos - dijo él mirando al suelo.
- ¿Cuáles? Creo que deberías contármelos.
- No es buena idea - dijo negando con la cabeza y mirándola a los ojos.
- ¿Y porque no? - preguntó ella acercando su cara a la de él.
Pedro tragó saliva.
- ¡No hagas eso! - dijo poniéndose de pie furioso.
- ¿El que? Preguntó Paula sin entender nada.
- ¡Lo que acabas de hacer! - dijo dándole la espalda.
"¡beep Paula!" se dijo "¿Cómo has podido pensar que el quería algo contigo? ¡no seas tonta! ¡él te odia! Será mejor que busques alguna excusa par irte de aquí y librarte de esta incómoda situación" pensó.
"¿Ha sido imaginación mía o ella estaba a punto de besarme? ¡no, no! Eso no e posible ¿o si? ¡ay tengo la cabeza echa un lío! ¡ya no se ni que pensar!" se decía para si Pedro.
Paula se puso de pie y comenzó a caminar. Pasó por al lado de Pedro y lo dejó atrás. Este se le quedó mirando. Cuando pudo reaccionar le dijo:
- Aún no me has contado que pasó anoche.
Paula se detuvo.
- Ya te he dicho que no pasó nada.
- ¿Y entonces porque he aparecido en mi cama sin ropa?
Paula conteniéndose para no sonreír, se volvió y se acercó a él.
- Porque yo te llevé hasta tu cuarto y luego…
Ahora fue él quien se acercó a ella. Estaban muy cerca el uno del otro. Sus labios casi se rozaban. Cuando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario