viernes, 22 de mayo de 2015

Delicioso Amor: Capítulo 2

Era sábado por la mañana. Pedro había salido a correr, le gustaba aprovechar su tiempo libre para hacer deporte y distraerse un poco. Cuando llegó al puente peatonal que estaba al final de la calle se detuvo a mirar el reloj. Eran las 10:00 am, aún tenía un par de horas para ir a casa, ducharse, cambiarse de ropa e ir al club a reunirse con sus amigos.
Más tarde, salió de casa y bajó al garaje a por su deportivo rojo. Aún no lo había estrenado y quería probar aquel vehículo que tanto le fascinó cuando lo vió por primera vez en el escaparate del concesionario. Le apasionaban esas máquinas, disfrutaba pisando al acelerador y escuchando el crujir de los motores.
- ¡Mira! - dijo Marcos cuando vió a su amigo pasando con su nuevo coche.- ¿has visto eso?
- ¡Es un simple coche! No se de que te asombras tanto - dijo Marcela sin comprender que era lo que veían los hombres en ese aparato de cuatro ruedas.
- ¡Mujeres! - murmuro entre dientes mientras iba al encuentro se su amigo.
- ¡Ey espérame! - tratando de alcanzarlo.
- Por última vez… ¡NO! - dio un trago a su cerveza.
- No seas así, solo un viajecito - volvió a insistir Marcos.
- La última vez que te deje dar un “viajecito” con uno de mis coches terminó el en desguace, ¡y encima me multaron! - le dijo recordando el disgusto que se llevó.
- No fue culpa mia, solo fue un descuido
- ¿Un descuido? Jajaja - rió Marcela - ¡un destrozo lo llamaría yo!
- Marcela así poco me ayudas a convencerlo - le miró enfadado.
- Es que no soy yo quien quiere convencerlo, eres tú - se excusó.
- Anda Pedro… - poniendo cara de niño bueno.
- De la palabra NO ¿Qué es lo que no entiendes? - empezando a perder la paciencia.
- Esta bien, esta bien… no te lo vuelvo a pedir más.- resignado por que no consiguió nada.
- ¿Y si jugamos al golf? - propuso Marcela tratando de cambiar de tema
- ¿Vas a jugar asi vestida? - quiso saber Marcos.
- ¿Qué tiene de malo mi ropa? - dijo ella mirándose de arriba abajo.
- Tu ropa nada, pero tus tacones… - intervino entonces Pedro.
- ¡Ah, si es por eso no hay problema! Vengo preparada - abrió su bolso y sacó unas deportivas.
- Jajajaja, ¡Marcela tienes recursos para todo! - rió impresionado.
- ¡Mujer precavida vale por dos! - rió ella también - ¿vamos a por los palos?
Horas después…
- ¡Vaya paliza que les he dado! - dijo Marcos  triunfante.
- Tranquilo que el próximo día queremos la revancha ¿verdad Pedro? - dijo mirandolo con complicidad.
- ¡Obvio! El próximo día yo ganaré - les advirtió todo convencido.
- ¿Qué? Jajaja - rió ella entonces - soñar esta bien chicos, pero esto es la vida real. Yo voy a ganar el siguiente partido. No se hagan falsas ilusiones - se burló de ellos.
- Y si tan buena eres… ¿Por qué te he dado la paliza del siglo?
- Pues… ¡por que te he dejado ganar! - se apresuró a decir.
- ¡Si claro! - espetó Pedro - ¿tú dejando ganar a alguien? ¿con lo competitiva que eres? ¡por favor Marcela!
- Vale, vale… ¡pero la siguiente gano fijo!
Después de guardar los palos de golf entraron a la cafetería a tomar algo. El barman se les acercó:
- ¿Qué van a tomar? - les preguntó.
- Yo una botella de agua mineral - pidió Marcela.
- Yo… una cerveza - dijo Marcos.
- Para mí un jugo de naranja - dijo Pedro.
El camarero comenzó a servirles las bebidas.
- Ahora vengo, me están llamando al móvil - les informó a sus amigos y se alejó.

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