-Ya te había dicho que este coche es muy pequeño -dijo Paula.
Pedro bajó la mirada y vio que ella se estaba clavando el cambio de marchas.
-Acércate un poco más a mí...
Entonces, le levantó el vestido, le quitó los zapatos y la acomodó.
-¿Mejor?
-Oh, sí mucho mejor -dijo ella, con ojos llenos de deseo.
Pedro estaba de acuerdo. La posición era perfecta. Paula se inclinó y lo besó mientras él introducía una mano entre sus piernas.
-¿Quieres comprobar si antes estaba mintiendo?
-Sé que no estabas mintiendo, Paula. Me limito a aceptar la invitación que me has hecho al dejar las braguitas en casa.
Paula apartó un poco más las piernas, para facilitarle el acceso, y cuando él tocó su sexo, comprobó que estaba húmeda y que efectivamente no llevaba ropa interior.
La acarició suavemente y la besó. Paula gimió al sentir el contacto en su clítoris y el dedo que él introdujo, profundamente, en su interior.
-Vas a conseguir que alcance el orgasmo aquí mismo, en el coche. Y cualquiera que pase podría vernos...
-Lo sé.
Paula sonrió y lo besó otra vez. El olor a sexo impregnaba el habitáculo del vehículo y Pedro se sentía intensamente feliz. Era preciosa, muy femenina. Era su amante y era, sobre todo, enteramente suya.
Siguió masturbándola hasta que por fin alcanzó el climax, y entonces disfrutó de la visión de su rostro ruborizado, de sus jadeos, de su cabeza echada hacia tras mientras disfrutaba de las olas de placer.
-Eres increíble -dijo él.
-Tú también.
-Creo que esta vez tenías razón. El coche es demasiado pequeño.
Pedro se maldijo por no haberla llevado en un vehículo más grande. En una furgoneta. O un autobús.
Paula bajo entonces una mano, le bajó la cremallera de los pantalones y dijo:
-Lo que es justo, es justo.
-Pero Paula...
-Shh...
Paula se inclinó sobre él. Después, echó hacia atrás el asiento de Pedro para que pudiera recostarse, y él rio, encantado.
-Sexo apasionado en un coche. Es justo lo había planeado -dijo el hombre.
-Y muy erótico -dijo ella-. Pero teniendo en cuenta que llevamos horas practicando la estimulación sexual previa con palabras, tengo la sensación de que esto solo va a ser un aperitivo. Será mejor que te vayas preparando para el plato principal.
Pedro gimió al pensar en todo lo que iba a hacer con ella cuando regresaran a la mansión.
En ese momento, Paula se acercó tanto, que sus sexos se tocaban. Pero Pedro no pudo resistirse por más tiempo y la penetró.
-Eres muy impaciente....
-¿Y tú no? -preguntó mientras la besaba otra vez.
Antes de que pudiera contestar a la pregunta, divisaron las luces de un vehículo que se acercaba. Paula lo miró, presa del pánico.
-Oh, Dios mío, viene del club de campo...
Paula se apartó de él con tanta rapidez que Pedro pensó que había soñado toda la situación
y gimió.
Volvió a poner el asiento en la posición normal y arrancó el vehículo.
-Será mejor que nos vayamos de aquí. Si vuelve a suceder, no me importará que nos vea Max, el presidente del gobierno o la policía del Estado.
-Tienes razón, vamos a casa -murmuró ella.
Permanecieron un buen rato en silencio mientras avanzaban hacia la mansión, a toda velocidad. El deseo los dominaba y la tensión casi se podía cortar. Pero Pedro nunca habría imaginado lo que Paula estaba a punto de hacer.
Extendió un brazo y posó una mano en su entrepierna.
-Paula, ¿qué...?
-Shh. Es mejor que te relajes un poco ahora. De lo contrario, después estarás muy tenso y no quiero que las cosas salgan mal...
Pedro solo supo lo que iba a hacer cuando se inclinó sobre él y sintió su boca alrededor de su pene.
-Paula, no puedes...
-Claro que puedo -susurró, mientras lo lamía-. Puedo y lo estoy haciendo. Así que acostúmbrate y llévanos a casa.
Él lo intentó. Pero no sabía si conseguiría que llegaran sanos y salvos a la mansión de Max.
-Paula, será mejor que te detengas o tendremos un accidente.
-Imagina cómo lo publicarían en los periódicos -susurró ella mientras lo chupaba-. Ejecutivo de Atlanta sufre un accidente mientras una camarera de Baltimore le hacía una mamada.
Pedro rió de buena gana y apretó el acelerador al ver el letrero que indicaba la desviación de Buckhead.
Acababa de divisar las grandes puertas de la propiedad de Max cuando sintió que estaba a punto de alcanzar el orgasmo.
-Oh, Dios mío...
-¿Ya hemos llegado?
Wowwwwwwww, qué geniales los caps de hoy Cada vez más linda esta historia Naty.
ResponderEliminarMuy buenos capítulos! se fueron rápido de la fiesta!!! jajaja Muy buena historia! cuanta pasión!
ResponderEliminarjajaja wooooooooooooow muy buenos los capitulos Naty
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