martes, 28 de febrero de 2017

Juegos Peligrosos: Capítulo 36

-¿Para cuándo es el anuncio de tu compromiso con mi hermano? Por eso tus padres han venido a Nápoles, ¿No es así?

-No, fue por casualidad. Lucas me sugirió que los invitara a pasar unos días.

-Como un buen futuro yerno. Ellos lo quieren mucho. Tu madre me habló de lo maravilloso que es y tu padre anhela que llegue el día de acompañarte al altar.

-¿Y tú escuchaste lo que dije en la cena?

 -Sí, y también el Vesubio. Ya sabes lo que piensa el viejo volcán.

 -No me digas que eres supersticioso.

-No puedes vivir aquí si no lo eres. El Vesubio piensa que mientes.

-Ya es suficiente -dijo furiosa, antes de alejarse.

Los invitados se habían reunido en pequeños grupos a tomar café. Cuando Paula se acercó a ella, Graciela hablaba de su hijo Fabián.

-Pronto empezarán las vacaciones y tal vez Fabián venga con mi nieto. Entonces los conocerás -dijo a la joven con una sonrisa.

-Será un placer para mí. Pienso que su encuentro fue maravilloso.

-Se lo debo a Pedro. Él me devolvió a mi hijo -declaró con una mirada de amor a su hijo que se había acercado a ella.

-No, Mamma. Fabián también te buscaba. Tarde o temprano él mismo te habría encontrado.

-¿Hay alguna esperanza de ver a Evangelina otra vez? -preguntó Lucas, junto a Paula.

-Me temo que no -respondió Graciela con tristeza antes de volverse a Paula-. Fabián vino a conocerme acompañado de Evangelina. Ella lo había ayudado mucho y era innegable que se amaban, pero parece que han roto.

-Tal vez no se amaran -opinó Antonio, que se había acercado a su esposa.

-¿Por qué dices eso? -intervino Paula, impulsivamente-. A veces las personas se separan, aunque se quieran. Eso no significa que no haya amor entre ellos, sino que se sienten incapaces de encontrar el camino que los una.

Garciela la miró con interés y, aunque no podía verlo, notó a Pedro alerta a sus palabras.

-Creo que tienes razón -convino -. Sé que Fabián es un hombre difícil. Él mismo lo admite. No sería un marido fácil para ninguna mujer, pero no me cabe duda de que Evangelina podría haber sido la esposa adecuada para él. Si sólo...

-Si alguien pudiera mediar entre ellos -dijo Paula-, conversar con cada uno por separado y luego hacerles hablar entre sí...

-Tal vez... -murmuró Graciela, pensativa-. Pero entonces mi familia diría que soy una entrometida.

-Pues que lo hagan -replicó Paula-. A veces algunos dicen que yo lo soy, aunque eso nunca ha logrado arredrarme.


Todos se echaron a reír y Graciela le dió unos golpecitos en la mano.

-Ya sabía yo que tenía que haber una razón por la que me gustaras tanto -declaró en tono triunfal.

Al anochecer, Paula buscó refugio en una esquina de la terraza, desde donde podía contemplar el Vesubio al otro lado de la bahía. Sintió que era un alivio alejarse de la animada charla de los invitados y, recogida en sí misma, entregarse a sus confusos pensamientos. El rostro de Pedro no abandonaba su mente.

-¡Qué agradable es salir al aire fresco! -exclamó Graciela al otro extremo de la terraza sin notar la presencia de Paula.

La joven iba a decirle algo, cuando oyó la voz de Pedro.

-Sí. Siéntate un momento, Mamma. Pareces cansada.

-No lo niego, aunque ha sido una velada maravillosa. Giuliana y Paula son tan hermosas... Me pregunto cuándo...

 -Volveremos a ver a Fabián-la interrumpió Pedro rápidamente.

-Eso también.

-¿Estás pensando en lo que dijo Paula?

 -Desde luego que sí. Estoy tentada a creer que tenía razón, porque así podría intervenir sin dudarlo. Aunque supongo que mi hijo tan sensato me aconsejaría que fuera prudente.

-Te equivocas, Mamma. También creo que Paula tiene razón.

-¿Tú estás de acuerdo con Paula? Pensé que no te gustaba, especialmente porque Lucas y ella están enamorados.

-Te equivocas -replicó con firmeza-. Paula no me disgusta, incluso pienso que sería una esposa admirable para Lucas. Aunque ella también es una mujer prudente que ha aprendido duras lecciones sobre el amor.

-Hablas como si la conocieras bien.

-La conozco más de lo que piensas. Esta noche te habló a través de la sabiduría y del dolor. Deberías escucharla. Si Evangelina y Fabián están hechos el uno para el otro, deberíamos hacer lo posible por ayudarlos a superar sus problemas.

-¿Y tú lo dices?

-¿Te sorprende?

-Un poco. Aunque fuiste tú el que encontró a Fabián, no creo que lo quieras como un hermano.

-Eso no importa. Ahora sé lo que significa encontrar a la persona ideal y luego perderla a causa de la propia estupidez, y porque no había nadie que los ayudara a encontrarse otra vez. No se lo deseo a nadie. Ni a Fabián ni a Lucas.

-¿Ni a tí? -preguntó Graciela suavemente.

Pedro rió con brusquedad.

-Yo sé cuidar de mí mismo. En cambio, Fabián se siente confuso. Paula ha dicho la verdad. Deberías ayudar a tu hijo.

-¿Y tú? ¿Estás confuso?

 -No, Mamma, he dejado de estarlo. Está refrescando mucho. Será mejor que entremos.

Paula permaneció sentada en silencio hasta que se hubieron marchado. De pronto, sintió las mejillas húmedas, aunque no recordaba cuándo había empezado a llorar.

1 comentario:

  1. Ay! No me gusta que estén así! Se están lastimando! Muy buenos capítulos!!!

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