martes, 1 de noviembre de 2016

Un Amor Inocente: Capítulo 21

—Además, no trabajo directamente con mi padre. Llevo mi propio departamento y tomo mis propias decisiones —siguió él.

—Tus propias decisiones —repitió Paula—. Perdona, no quería decir que fueras una marioneta de tu padre. Es que... no sé, supongo que para mí es como el hombre del saco.

Pedro se relajó un poco.

—Lo entiendo. Pero yo no dependo de él, Pau. Mi padre no puede separarme de ustedes.

El compromiso, la sinceridad que había en su tono hizo que ella dudase. ¿Podría darle su confianza? ¿Podría poner en sus manos el futuro de su hijo, el suyo propio?

—¿En qué estás trabajando ahora mismo?

Pedro  le contó lo que estaba haciendo: la empresa había comprado unos terrenos cerca de la costa de Balmain y estaba diseñando un nuevo complejo de apartamentos. Lo contaba con satisfacción, con alegría. Estaba orgulloso de su trabajo. No reconocía estar atado a la familia Alfonso, pero Paula sabía que era así. Dinero. Dinero para invertir, para crear cosas. Dinero para gastar como quisiera en su vida privada. Mientras no hiciera algo que molestase a Horacio. ¿O estaba siendo injusta? Pedro era un gran arquitecto, podría trabajar para otra empresa o por su cuenta. ¿Por qué no aceptaba que trabajar con su padre no significaba que estuviera dominado por él? Porque el miedo seguía allí. Estaba demasiado enraizado en su corazón.

—¿Sigues viviendo en Cronulla?

—No. Mi padre vendió esa casa hace cinco años.

Paula se preguntó si Horacio había querido alejarse de Caringbah, donde su nieto ilegítimo estaría demasiado cerca.

—¿Y dónde viven ahora?

—Compró una mansión aún más grande en Bellevue Hill. Hay sitio para tres generaciones —contestó Pedro, irónico.

Sería una locura considerar una posible boda si eso significaba vivir con sus padres. Por muy atractivo que fuera, por muy bueno que fuese con Nico...

—Pero no ha funcionado como esperaban —dijo Pedro entonces.

—¿Qué quieres decir?

—Fede vivió allí con su esposa... la esposa que mi padre había elegido para mí.

—Pero fue Fede quien se casó con ella.

—Así es. Y fue felíz con ella —suspiró Pedro—. Estoy seguro de que, para Ivana, Fede era un marido encantador. Además, fue un matrimonio muy ventajoso paraambas familias. Desgraciadamente, hasta los mejores planes se van al garete. Fede murió sin haber tenido hijos e Ivana volvió con sus padres.

—¿Y no esperan que tú... que consueles a la viuda?

—Mi padre no querría que me casara con una mujer que podría no dar los deseados nietos —contestó él—. Ivana tuvo dos abortos antes de que muriese Fede.

Era asqueroso pensar que alguien viera a una mujer como una máquina de producir hijos. Pero así era Horacio Alfonso.

—Seguro que tu padre encontrará otra esposa adecuada para tí.

Pedro la miró, en silencio.

—No voy a casarme con nadie más que contigo, Pau —dijo por fin.

Ella dejó el tenedor sobre el plato. Tenían que dejar las cosas claras.

—No puede salir bien, Pepe.

—¿Por qué no?

—Porque no. Tu padre es...

—Mi padre no importa.

—Si crees que voy a vivir bajo el mismo techo que...

—Yo no vivo en casa de mis padres —la interrumpió Pedro—. Me marché de allí cuando Fede se casó. Ahora vivo en la playa, en Bondi.

Paula lo miró, sorprendida.

—No está muy lejos de Bellevue Hill.

—Lo suficiente como para no tener que vernos todos los días.

No vivía en casa de sus padres... Pedro le estaba probando que no dependía de su familia, que tomaba sus propias decisiones. ¿Debía seguir dudando de él? Además, también Pedro había sufrido con el engaño de su familia.

—¿Por qué te fuiste de casa?

Él se encogió de hombros.

—No me apetecía que Fede me restregase por la cara su felicidad.

—¿Lamentabas no haberte casado con esa chica?

—No. Todo lo contrario.

—Entonces, ¿Por qué te disgustaba verlo felíz?

—No me disgustaba, pero sabía que mi padre lo usaría como un arma para que hiciera lo que él quería, de modo que me aparté.

—Sin romper la relación con tu familia —dijo Paula.

—No, no rompí la relación. Pero vivimos vidas separadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario