jueves, 30 de marzo de 2017

Te Necesito: Capítulo 5

Se pasó las manos por el pelo.

—Lo importante es que necesito vender anticipadamente el cuarenta por ciento del rascacielos antes de empezar la obra, para asegurar el resto de la financiación. No dejaremos piedra sin remover ni renunciaremos a sacar partido de la prensa. Tú eres parte de esto te guste o no.

—¿Y si me niego, me despedirás?

—Esa no es la clase de publicidad que busco —¿Esperaba ella que la dejara marcharse, que pusiera distancia entre ellos?

Escabullirse era lo que Paula mejor hacía, pero esa vez no iba a dejar que se le escapara. Las torres era el mayor proyecto que había emprendido en su vida y estaría dedicado a sus padres. Haría lo que fuera necesario para que saliera adelante, incluido utilizarla.

—Míralo de este modo: me lo debes, Paula.

Ella lo miró fijamente largos segundos y, finalmente, asintió con la cabeza y dijo:

—De acuerdo.
—De acuerdo, ¿Qué?

—A lo mejor hay algo que puedo hacer para ayudarte y reparar lo que te hice. Estoy deseando tener una oportunidad. Porque tienes tus defectos, Pedro. Una buena cantidad, igual que yo, pero sé que nunca harías daño a tu hermana. Ni siquiera por un negocio.

Eso era verdad. Si Luciana mostrara la más mínima duda sobre ese aspecto del plan, encontraría otra forma para atraer la atención de los medios.

—Entonces, estamos de acuerdo. Tenemos un trato.

—Sí. Y de momento, asumo que no estás intentando hacerme creer que gozo de cierta seguridad en mí puesto de trabajo para luego... —hizo un gesto con la mano delante del cuello simulando que se cortaba la garganta.

Una oleada de calor lo asaltó y de nuevo tuvo que concentrar todo su esfuerzo en contenerla. La miró.

—Seguir enfadado contigo por lo que pasó hace un año exige demasiada energía. Ahora estoy totalmente concentrado en las Torres Alfonso.

—Eso lo has dejado meridianamente claro.

—Bien —era el momento de ponerse a trabajar antes de que olvidara que quería olvidar y empezara a recordar cosas de ella. Se dirigió hacia la puerta y dijo—: Estaremos en contacto.

Como la exquisita sensación de la piel desnuda entre sus manos, los labios respondiendo a los suyos. Esos recuerdos llenaban de un nuevo contenido aquel «estaremos en contacto».

Su intensa reacción lo irritaba. No quería desearla, pero eso no conseguía contener su testosterona. Y con tanto que hacer, no podía permitirse ninguna debilidad. No le gustaba la idea de trabajar con ella, pero no dejaría que Paula se convirtiera en una fuente de distracción. Quería estar seguro de que su hermana tuviera lo mejor y, si eso suponía contratarla como organizadora de la boda y verla todos los días, lo haría. Eso nunca podría compensar que Luciana no tuviera a sus padres para acompañarla, pero intentaría hacer del día de su boda algo que nunca olvidara. En cuanto a Paula, si un año sin verla no había servido para librarse de su atracción, quizá la sobre exposición a ella lo conseguiría. Tal vez eso fuera lo que necesitaba para sacársela de la cabeza. Y lo mejor era que a ella parecía no gustarle.

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