martes, 28 de marzo de 2017

Te Necesito: Capítulo 1

"Imagínatelo desnudo". Paula Chaves estaba familiarizada con las técnicas que empleaban los oradores para calmar los nervios en público, pero con ella no funcionaban. Además, ya había visto desnudo a Pedro Alfonso. De hecho, haber visto el atractivo cuerpo desnudo del señor Alfonso era una de las razones que habían desencadenado la serie de desastrosos sucesos que la habían llevado a estar allí, esperando para verlo y averiguar si ella sería otra más de las organizadoras de eventos de Las Vegas sin empleo.

El desempleo podía ser malo, pero ver a Pedro de nuevo.., iba a ser mucho peor. Pero era su jefe desde hacía una semana, cuando había comprado el hotel. Pedro se había entrevistado uno por uno con todos los directivos, y ahora era su turno. El momento de afrontar un primer encuentro desde... Bueno, desde que se habían visto por última vez. Respirar hondo no valía para nada, pero por si acaso lo hizo antes de llamar a la puerta y entrar en su despacho. Era una espaciosa sala con dos grupos de ventanales desde el techo hasta el suelo a través de los que se divisaban dos fabulosas vistas de Las Vegas: el Bellagio a un lado y Caesar’s Palace al otro. Pedro estaba sentado detrás de su escritorio irradiando atractivo y poder.

—Hola, Pedro —una mirada a sus oscuros ojos bastó para que se le encogiera el estómago. Le temblaban las manos—. Estás estupendo.

¡Qué estúpido había sonado eso! Lo había visto un año antes, cuando se había iniciado el proceso de compra. No había cambiado nada. Seguía igual de atractivo, con su pelo oscuro y su rostro anguloso. Había sido su sonrisa lo que la había enamorado, pero en ese momento no sonreía.

—Paula—entornó los ojos y apretó la mandíbula—. ¿Cuánto tiempo ha pasado?

¿A qué estaba jugando?, pensó Paula.

—Lo sabes tan bien como yo —dijo ella.

Parecía firme y pensativo, pero eso no la alteró en absoluto.

—Ah, te refieres a la boda —respondió él.

—Por supuesto.

 —Cuando me dejaste plantado en el altar.

 Ella se encogió. Qué sencillo parecía dicho así. Qué fácilmente pronunciaba las palabras. Pero no había sido nada sencillo y verlo de nuevo sacaba a la superficie los dolorosos sentimientos que la habían llevado a abandonarlo aquel día. Había temido cometer un error. El mismo que habían cometido sus padresal casarse. Temía que Pedro nunca la hubiera amado, que se lo hubiera pedido sólo porque llevaba en el vientre a su hijo, un bebé que había perdido en el primer trimestre de embarazo. Se había mostrado dispuesto a seguir adelante con la boda porque había dado su palabra, pero Paula quería algo más que eso. Quería amor auténtico, el único que podía llenar el vacío que en su alma había dejado su infancia perdida. El único que haría funcionar un matrimonio. Sacudiéndose de la blusa negra una mota de polvo inexistente, dijo:

—Sobre la boda...

 Él levantó una mano para detenerla.

 —Esa no es la razón por la que te he llamado.

—Pero sí por la que me vas a despedir.

Levantó una ceja.

—¿Por qué iba a hacer algo así?

—Porque te dejé plantado en el altar.

—Eso fue hace un año.

Como si ella no lo supiera.

—Así que ¿Ya lo has olvidado?

—Por supuesto.

¿Por supuesto? ¿Sólo eso? Ella todavía tenía unos sentimientos bien distintos.

—Bien  —dijo Paula asintiendo con la cabeza—. Supongo que eso explica por qué seguiste adelante con el asunto del hotel.

—Negocios.

 —Las Vegas —replicó ella—. Hay fusiones y absorciones cada semana.

—¿Creías que abandonaría por tí? —sus palabras habrían congelado un vaso de agua a mediados de julio.

—A lo mejor habría sido más fácil.

—No suelo tomar el camino fácil —la miró como diciendo: «no como otros»— Y me está dando la sensación de que no quieres trabajar para mí. Seguramente porque no quería, sobre todo si tenía que verlo habitualmente.

 —No tengo elección. Se llama contrato. A pesar de que tú, como nuevo dueño, puedes darlo por terminado.

—¿Por qué haría eso?

 —Porque estás enfadado y quieres vengarte. Lo que sucedió entre nosotros fue muy notorio y...


—Es agua pasada —la interrumpió—. No cambié de opinión sobre el negocio. Quería este hotel por el solar de al lado.

Y sólo la quería a ella por el bebé. Todavía le dolía.

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