Normandía, Francia. Un mes mas tarde.
El viejo deportivo MG de Celia era como la dueña: excéntrico, encantador y temperamental. Paula lo adoraba, al igual que Francia. En vez de tomar la autopista, tomó carreteras secundarias. En algunas ocasiones se perdía, pero encontraba rápido un camino hacia su destino. Ardiente y hermosa. Estas palabras acudieron a su mente e inevitablemente volvió a pensar en Pedro. Hace más de un mes desde que ocurrió aquello en el apartamento de Pedro, había hecho que Paula saliera de su escondite que la protegían del mundo exterior. Pedro la había hecho sentir, placer y dolor, cielo e infierno, bien y mal. Los minutos de desinhibición , con la ciudad de Londres a sus pies, logró lo que la cara terapeuta de Gonzalo no había logrado. Al llegar a un cruce, redujo la velocidad y vio que quedaban sesenta kilómetro para llegar a Paris. El sol se escondía en el horizonte mientras que su espalda no dejaba de doler, empezaba a lamentarse no haber tomado la autopista, pero una señal de desvío la hizo cambiar su ruta, ya que le llamó la atención: St. Laureen.
Sin pensarlo dos veces, tomó el desvío y se adentro en un bosque oscuro con muchas ramas. Parecía tenebroso y las luces del carro no penetraban bien la neblina ni la densa oscuridad. De momento, oyó un ruido, unas ramas rompiéndose y el repiquetear de los cascos de una caballo; segundos después unos ojos blancos. Aterrada, dio un volantazo. El coche dio varias vueltas hasta quedar parado perpendicular a la calzada. Todo fue silencio y oscuridad. Aterrada, se bajó del carro para ver si había alguien. Estaba aterrada, estuvo a punto de atropellar un caballo sin jinete.
-¿Hola? ¿Hay alguien ahí? – no obtuvo respuesta pero vió un cuerpo tirado. Se trataba de un hombre mayor que se encontraba muy pálido y tenía un corte en la frente que botaba mucha sangre. Cuando Paula se acercó a él, hizo ademán de levantarse – No se mueva – posando una mano sobre el hombre – se ha caído de un caballo. Voy a pedir auxilio. Fue al coche y llamó por el móvil. Un rato después llegó la ambulancia. Ella iba a ir con ellos pero el hombre desesperado pidió que fuera a su casa, que la había dejado abierta y sola, y que le hiciera el favor de buscar a su caballo. El hombre estaba muy preocupado por su casa. Pero eso no la sorprendió. Lo que la sorprendió era que el no tenía familiar. Solamente un hijo. Ella se ofreció para llamarlo y el señor le había dicho que su hijo era un hombre ocupado, que no lo llamara por que si no se iba a molestar mucho. Eso la dejó atónita.
Ella se iba a montar en la ambulancia para ir con el señor, pero éste le dijo que velara su casa encontrara su caballo. Paula lo pensó bien, en realidad no podía dejar que el hombre se fuera preocupado al hospital y ya que su hijo no hacía acto de presencia, ella decidió complacerlo. Al fin y al cabo, iba a tener un techo y una cama en donde dormir. También podía conseguir algo de comer.
-¡Así que lo conseguiste! – dijo Agustín inclinándose en la butaca con gesto satisfecho. – tengo que reconocer, Pedro Alfonso, mon ami, que hay pocas mujeres que hayan esperado cincuenta años, pero ésta vale la pena. Sara Schulz… ¡qué belleza! – Agustín era una de los marchantes del arte de París. Bajo su encantadora apariencia, latía un corazón de hielo. - ¿dónde la has encontrado? – preguntó sin quitarle la vista del cuadro.
-En una subasta en Londres. Estaba oculta tras otro lienzo sin firma que Horacio debió pintar después del incendio.
-¿Cómo llegaría al mercado?
-Supongo que lo cubrió para protegerlo – Pedro sonrió con tristeza – mi madre siempre fue bastante irracional con lo que respecta a Sara Schulz, y de haberlo encontrado, lo habria destruido. Desgraciadamente el rencor le hizo regalar casi todos sus cuadros para hacerle saber lo poco que valoraba su arte. Quien sabe donde ha estado hasta ahora.
- ¿Y quieres que te lo tase? ¿cuánto te costó el que lo ocultaba?
-Mil libras.
-Parece mucho para la obra de un pintor amateur de “ limitado mérito artístico” – Agustín se inclinó hacia Pedro– lo que me hace pensar que alguien lo estaba buscando.
-Es imposible nadie sabe que sobrevivió al fuego.
-De eso no puedes estar seguro. Ya sabes que este cuadro ha adquirido dimensiones míticas, y que los Perroni tienen muchos contactos. Teniendo en cuenta que las elecciones están a la vuelta de la esquina, un escándalo como ese no favorecería a Gonzalo Chaves. ¿Viste a la otra persona?
-Sí.
-¿Crees que era alguien relacionado con los Chaves?.
Paula Chaves, hermosa y apasionada, desnuda sobre unos altos tacones.
-Sí.
Pedro Alfonso no había conocido nunca la sensación de desear algo inalcanzable. Pero siempre hay una primera vez. La noche que hizo el amor con Paula, había cambiado muchas cosas, pero el prefería seguir pensando que habían tenido sexo, y no el amor. Un sexo frenético y apasionado. En sus oídos todavía podía escuchar cuando ella le había dicho que no había experimentado nada parecido. Entonces, él se había limitado a responder con brusquedad, pero la realidad era que él había sentido lo mismo. Sus deseos eran poseerla, que ella no lo pudiese olvidar. La realidad del asusto era que él tampoco lo podía olvidar y lo había marcado, y para colmo lo habían dejado plantado. Por eso la maldecía.
Agustín carraspeó.
-Si es así, querido amigo, los Chaves estarán buscando el cuadro, así que te recomiendo que extremes tus medidas de seguridad. ¿Has pensado en venderlo?
-No es mío, es de mi padre.
-¡Qué lastima! ¿y que piensas hacer con él?
Pedro frunció el ceño. Un nervio le latía en la frente.
-Verónica Lemercier es una antigua novia mía.
-¿La periodista? – Agustín dejó escapar un silbido - ¡Menuda víbora! Si publica la historia, Sara Schulz va a convertirse en una celebridad. – se sirvió una copa de coñac y la alzó hacia Pedro - ¡Buen trabajo! La venganza es siempre dulce.
Afortunadamente el móvil de Pedro sonó y no tuvo que contestarle a Agustín. Por más dulce que fuera aquella venganza, le había dejado un sabor insoportablemente amargo.
Muy buenos capítulos!!!! Le salió mal la venganza a Pedro... Ojalá no lastime a Paula!
ResponderEliminarPara mi que Pedro no va a poder vengarse. Excelentes los 4 caps.
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