martes, 18 de agosto de 2015

Venganza y Placer: Capítulo 20

Afuera llovía. Paula alzó la cabeza para sentir la lluvia y sintió el placer de la lluvia en una oscuridad parecida a la del cine. Toda su vida se había colocado de último lugar, aceptando los valores de la familia, pero ya no volvería a ser la misma. Se sentía feliz, al ver el rostro sin expresión de Pedro, sintió lástima por toda persona que no fuera ella.
-Tienes el jersey al revés – Paula sonrió con picardía – da lo mismo, me lo quitaré cuando llegue a casa.
-¿Eso es una promesa?
Paula sintió una oleada de calor y deseo, y al verlo por un instante, con el cabello revuelto y mojado, le despertó una pasión incontrolable. Paula aceptó que así era ella. Inevitablemente pensó en lo que le dijo su abuela: “eres capaz de amar apasionadamente…”
-Hoy he aprendido muchas cosas gracias a tí.
Con tristeza Pedro se encogió de hombros.
-Ha sido un placer. Yo también he aprendido algo – le cerró el abrigo hasta el cuello, la haló hacia el y la besó en la frente.
De repente Paula  se echó para atrás.
-¡Dios mío!
-¿Qué pasa? – dijo Pedro, pero Paula se había echado a correr.
-¡El auto de Celia! ¡ he dejado la capota abajo!
Pedro sintió alivio, eso se podía reemplazar, pero había otras cosas que iban a ser difíciles de arreglar. Caminó rápido hacia ella y tomó unos hongos que estaban al pie de un árbol.
Cuando llegó vió a Paula sentada en el auto que ya estaba prendido, subiendo la capota. Lo miró con picardía y dijo:
-Y yo que pensé que no podría estar más húmeda.
Aunque Pedro se juró que no iba a dejar que lo plantara por tercera vez. No se sintió enfadado cuando ella arrancó. Las circunstancias habían cambiado, todo era mas complejo. Pedro  iba detrás de ella, y a pesar de tener una expresión neutra no le importó. Debajo de aquella máscara había un hombre de carne y hueso.
-Vamos.
Paula  se sorprendió cuando escuchó la voz de Pedro. Habían llegado hace rato y todavía no se había bajado del auto. Pedro se inclinó y apagó el motor. La sacó del carro.
- Te has mojado – dijo Pedro.
-Sí– sonrió Paula abiertamente haciendo que a Pedro se le encogiera el corazón – tengo que secarme.
-No hace falta.
-Tienes razón. – dijo Paula.
Pedro la tomó en brazos y la llevó hasta el dormitorio.
-Quítate la ropa – le dijo Pedro una vez que la dejó en el suelo y se fue en dirección a una puerta.
-¿A donde vas?
-A preparar un baño.
Paula se desnudó, Pedro llegó por atrás de ella y la llevó hasta el baño.
El vapor creaba una atmósfera que le daba un toque de irrealidad.
-Piensas en todo.
-Métete en la bañera – dijo Pedro.
-Solo si entras conmigo.
Paula le quitó la camisa y él hizo un gesto de dolor. Paula posó sus manos por la espalda hasta que lo rodeó y al ver su espalda se horrorizó.
-¡Santo Dios Pedro! – Paula le tocó la espalda con cortes y sangre que ya estaba seca mientras recordaba los cristales del suelo de la cabaña. - ¿Por qué no me has dicho nada?
-¿Para que? parar hubiera sido más doloroso.

2 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyy, Dios mío, para mi que Pedro no se va a poder vengar de Pau. Está buenísima esta historia Naty.

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  2. Muy buenos capítulos! Pedro va a caer en su propia trampa!!!

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