martes, 25 de agosto de 2015

Venganza y Placer: Capítulo 32

-Ejerces una maravillosa influencia sobre mí – dijo con voz ronca – Te necesito. Sin tí soy un desagradable bárbaro. Dime que me amas o estoy perdido.
- Eso es chantaje – bromeó ella. Pedro rió y la estrechó en sus brazos con una disimulada mueca de dolor.
-¿Y que? así siempre se han relacionado nuestras familias. La iglesia estaba vacía.
En el exterior, se oía el murmullo de la prensa y se veían destellos de cámaras. Las campanas repicaban. Paula y Pedro permanecieron en el centro de la nave, aislados de los demás por la necesidad que sentían de estar a solas.
- Debería salir – musitó Paula, sin moverse.
-Hace demasiado frío. – protestó él, besándola en la comisura de los labios. – Llevas un vestido completamente inadecuado. Y no quiero volver a verte de negro. – besándole la cabeza, metió la mano en el interior de su chaqueta y las velas iluminaron algo colorido antes de que mate sintiera cómo Pedro la cubría con el chal y la atraía hacia sí.
- ¿Dónde lo has encontrado? – preguntó emocionada.
-En la tienda de Celia. Como no contestabas mis llamadas. Acabé yendo en persona. En cuanto lo ví me recordó a …
-Olympia. Lo sé. Lo compré la mañana que te fuiste a París. – por un instante la angustia se volvió a apoderar de Paula– Y cuando llegué aquí no podía soportar verlo. Por eso se lo dí a Celia.
Pedro la abrazó con ternura.
-Ahora ya lo tienes. Paula apoyó la cabeza en su pecho y escuchó el rítmico latir de su corazón.
-Y a tí– levantó la cabeza para mirarlo - ¿Me lo imagino o acabas de pedirme que me case contigo?
- Sí, pero no me has contestado – dijo él con expresión seria - ¿Eso significa que me rechazas?
Paula le rodeó el cuello con los brazos y los coloridos flecos del chal bailaron a la luz de las velas.
-¿Estás de broma? ¿Crees que dejaría pasar la oportunidad de una boda como esta, con rosas y velas… trescientos invitados… un maravilloso vestido… y, por supuesto, los diamantes Schulz?
Pedro se apoyó en un banco y la miró fijamente con ojos brillantes.
-Lo que tú quieras. Paula le devolvió la mirada.
-¡Pedro estoy bromeando! – exclamó risueña.
- ¡Que lástima! – dijo el retirandole un mechon de cabello de la cara – empezaba a animarme. El collar te quedaba muy bien. Paula lo miró de una forma que le aceleró la sangre.
-Esta bien. Llevaré la cruz… - Paula bajó la voz hasta hacerla apenas audible - ¿Pero podemos eliminar a los invitados?
-Trato hecho – dijo él con fingida solemnidad - ¿ y podemos prescindir del vestido?
- ¡También! – Paula se puso de puntillas para besarlo – Sí, por favor. Esto cada vez se parece a mi boda ideal…


FIN

2 comentarios:

  1. Muy lindo final!!! Menos mal que todo salió bien! Gracias por compartirla, Naty!

    ResponderEliminar
  2. Ayyyyyyyyyy, qué hermosa que terminó Naty!!!!!

    ResponderEliminar