jueves, 20 de agosto de 2015

Venganza y Placer: Capítulo 22

Pedro frunció el ceño. Nunca lo había visto de esa forma. El pensaba que su padre era un cobarde por quedarse. Pero realmente el cobarde era el, que se fue para hacerse rico y alcanzar el éxito, como los Schulz. Ahora lo podía ver claro.
-Perdón, Pedro. Definitivamente mi familia les ha causado mucho daño.
-Ya es parte del pasado, axial que no importa. – no se podía creer que estuviera diciendo eso, pero lo hacia sentirse bien.
Después de comer delante el fuego, Paula echó el plato hacia un lado y miró a Pedro.
-Ha quedado deliciosa… no sabría como hacer una comida axial. Empezando por los hongos, no sabría si son comestibles o no. ¿cómo lo supiste?
-¿Qué? ¿Los hongos? No lo se, simplemente los agarré.
-¡Santo Dios! Pedro podrían ser venenosos … - al ver una sonrisa en la cara de Pedro, le tiró con la servilleta en el pecho – son mentiras.. te burlas de mí.
-Obviamente, no ves que crecí aquí.. puedes sacar al chico del capo – la miró pícaramente – pero no el campo del chico.
-Siempre lo supe.
 -¿Qué? ¿Que era un campesino?
-No – lo miró fijamente – que eres natural – se acomodó al lado de pedro donde éste le había hecho un espacio – pensé que eras una persona solitaria. Pero es lo contrario, eres un sobreviviente.
-A lo mejor… - le tomó la mano a Paula y se la besó, y en donde tenía la cicatríz le dió un suave beso y luego lo acarició – tú eres una sobreviviente también, ¿Qué pasó?
Paula se tensó y luego suspiró…
-Es una mezcla de vergüenza, culpa, sentimiento de humillación. ¿quieres que siga? – dijo con una sonrisa seca.
-Si, pero desde el principio. – el pensar que ella hubiera sufrido se le hizo insoportable.
-Ni siquiera se por donde empezar. Siempre me he sentido la oveja negra de la familia. Gonzalo era listo y ambicioso, mientras que yo no encajaba. Lo único que me interesaba era hacer Bellas Artes. Mi padres querían que hiciera algo sensato, pero por una vez en mi vida luche por lo que quería y lo logre. ¡Me sentí tan libre! – luego en tono de amargura – hasta que llegó Facundo Pieres, el artista atrevido, siempre rodeado de modelos y músicos. Una tarde me invitó a tomar una copa.
-¡Qué listo!
-¡Me sentí tan alagada que jamás me pasó por la cabeza que lo único que le interesaba era mi apellido. Era mi primer novio y me enamoré perdidamente de el. Hasta que…
Pedro sintió un escalofrió y la abrazo como para protegerla.
-¿Era el tipo de Tate, verdad?
-Sí. Resultó que lo que quería era utilizarme para crear una pieza provocadora. Como para el resto del mundo, para el yo no era nadie, solo un apellido: Chaves. – rió con rabia – aprendí esa lección. Y me hizo ver la realidad que yo trataba de no ver.
-¿Qué realidad?
-Que no importa lo que yo haga, siempre seré, la hija, la nieta o la hermana de alguien.
Pedro sintió un dolor en el pecho, quería decirle que las cosas no eran asi, pero las palabras no pudieron salir, después de todo… ¿él no estaba haciendo lo mismo?
-Cometí una estupidez me sentía tan mal que quise hacer mi dolor visible. No recuerdo mucho. Solo se que confirme que mi sangre “Chaves” era la misma que las demás. Después, Gonzalo apareció y se encargó de todo.
Pedro se enderezó un momento para avivar el fuego. sintió el dolor en la espalda, pero no lo ignoró, se concentró en él, así podía remover las culpas.
-Le debo una disculpa a Gonzalo. – dijo apretando los dientes – Lo juzgué erróneamente.
Como lo hizo con ella.
-Sé que está obsesionado con controlarlo todo, pero se preocupa sinceramente por mí. De no ser por él, no estaría aquí.
-Entonces debo darle las gracias – dijo Pedro con voz ronca.

Pedro  apoyó la cabeza atrás en el sofá. Toda su realidad se iba desvaneciendo. Antes, había odiado a Facundo Pieres al verlo con Paula. Pero lo peor era reconocerse en él.

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