He sido un capo de la mafia. El jefe de los jefes. II Re, que significa rey en italiano y créanme cuando les digo que me comportaba como el dueño del mundo. Cinco disparos en el pecho, me hicieron ir a parar a esto que el padre Damián llamaba purgatorio. No es como me lo había imaginado, pero lo mismo me pasó con muchas otras cosas en mi vida. Hice un acuerdo con una de las emisarias de Dios, cuyo nombre me es imposible recordar. Yo la llamaba Didi. Era todo un carácter y tenía muy mal gusto vistiendo, pero había algo en ella que me gustaba.
—Bienvenido otra vez, Rolando.
Me llamo Rolando Mandetti, pero nadie excepto este ángel me llamó así nunca.
—Nena, te he dicho que me llames Rolo.
—Y a mí no me gusta que me llamen nena.
—Es una mala costumbre que tengo. Me observaba atentamente. Me acomodé en la butaca de cuero y esperé.
Vanina se comportaba como lo hacía yo cuando era el jefe. Pero ahora, era ella la que estaba al mando. El acuerdo consistía en unir a tantas parejas como enemigos asesiné en vida. ¿Tienen alguna idea de cuánto tiempo me llevaría aquella misión de casamentero? Un montón de expedientes apareció en su mesa. Eran de diferentes colores y como más tarde pude comprobar, no fue fácil unir a aquellas parejas.
—Elige un color.
—Me quedo con el primero— dije.
Odiaba cuando se ponía amable conmigo. Me entregó el expediente y lo abrí. No estaba mal. Iba a convertirme en un locutor de una emisora de radio en Detroit durante el mes de febrero.
—Me helaré de frío.
—Seguramente. Esta vez iré contigo.
—¿Por qué?
—Necesitarás un productor. Además, esta vez necesitas ir con mucho tacto.
Leí por encima los detalles. Se trataba de Paula Chaves y Pedro Alfonso, cada uno de un extremo de la ciudad y con vidas totalmente diferentes. Pedro era el dueño de una compañía de grabación y Paula trabajaba en el turno de noche de una emisora de radio. A simple vista, parecía bastante sencillo.
—¿Por qué te necesito a mi lado?
—Porque vas a hacer el programa de la mañana y te ocuparás de organizar la primera edición de Un kilómetro de hombres.
—¿Qué es eso?
—Es un concurso para el día de San Valentín. Los hombres estarán en fila y las mujeres pasarán y elegirán a un hombre.
—¿Paula va a escoger a Pedro?
—Si te diera todas las respuestas, no tendrías nada que hacer —respondió esbozando una de aquellas misteriosas sonrisas suyas de las que yo no me fiaba.
Sentí que mi cuerpo se desvanecía. De repente, estaba parado en mitad de la calle frente a un enorme edificio de cristal, con el nombre de la emisora de radio: WCPD. ¿En qué me había metido?
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