jueves, 17 de agosto de 2017

Guerra De Amor: Capítulo 4

—Sí —contestó Pedro.

—¿Va a participar en el concurso? —preguntó Juampi.

—¿En qué?

—Nada —dijo Juampi tras sentir el codazo que le dió Vanina.

—Necesito hablar contigo en privado —dijo Pedro mirando a Federico.

—Estaré arriba en un minuto y así concretamos los últimos detalles —dijo Federico volviéndose hacia Rolo y Vanina.

Vanina y Rolo se marcharon y Jack esperó a que se cerrara la puerta para hablar con su hermano.

—Quiero saber más sobre Paula Chaves.

—¿Por qué? Has dicho que ya habías oído suficiente sobre ella.

Pedro deseó que tuvieran doce y nueve años otra vez y así poder obligar a su hermano a contestar las preguntas de lo que quería saber. Pero aquellos días quedaban lejos.

—La he conocido por casualidad.

Federico se llevó la mano a la barbilla y Pedro se arrepintió de haber sacado el tema. Seguía recordando su fragancia y la cálida sensación de su mano mientras la sujetaba por el codo.

—Es una buena empleada, nunca llega tarde, casi nunca se pone enferma. Nos hace galletas en vacaciones y trabaja horas extras sin quejarse —dijo Federico con un gesto de incomodidad.

—No quiero contratarla. Cuéntame algo personal sobre ella.

—Pensé que estabas saliendo con una rubia. Además, tengo trabajo que hacer.

—Fede...

—De acuerdo, pero ella no está a tu alcance. Su familia es muy tradicional, no como la nuestra. Su madre es Alejandra Chaves. Tenía un programa en la televisión de charlas para parejas.

Pedro había oído hablar sobre aquel programa, lo que ya era algo teniendo en cuenta que nunca veía la televisión. Pero Mariana, su secretaria, siempre se tomaba el descanso para almorzar a la una y así, no perderse los consejos de Alejandra.

La madre de Pedro y Federico era la típica que se quedaba en casa y que hacía galletas cuando llegaban de la escuela. Pero no había dejado de casarse con un hombre tras otro, intentando encontrar algo en ellos. Pedro todavía no sabía qué era lo que ella buscaba. Era una mujer con un fuerte instinto maternal, que amaba en exceso y que era capaz de cualquier cosa por sus hijos. Pero nunca se le habían dado bien las relaciones amorosas.

—¿Sabes si Paula sale con alguien? —preguntó Pedro.

Quería saberlo todo sobre ella. Pero, ¿Por qué? ¿Por qué sentía tantas ansias de estar con ella si la acababa de conocer? No tenía respuestas.

—Es gracioso que me preguntes eso. Ha pedido ayuda a sus oyentes para encontrar a su hombre ideal. De hecho, la idea del concurso Un kilómetro de hombressurgió gracias a su programa. Deberías oírlo esta noche —dijo Federico con una sonrisa picara y a continuación se despidió y se fue a su reunión.

Pedro se encogió de hombros y se dirigió hacia su coche en la nieve de aquel frío martes del mes de febrero. No sabía qué iba a hacer con Paula, pero sabía que no la iba a dejar escapar así como así.

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