jueves, 17 de agosto de 2017

Guerra De Amor: Capítulo 1

La reunión fue larga y aburrida. Paula Chaves apoyó la espalda en su asiento y deseó estar en cualquier sitio menos allí. Disfrutaba de su trabajo como locutora nocturna en WCPD y había estado presentando el programa Corazón solitario durante años. Pero ahora había un nuevo director de programación y todo había cambiado. Rolo King y su productora, Vanina Sosa, iban a llevar a la WCPD desde la radio local de Detroit a lo más alto.

—El proyecto es sencillo. El concurso Un kilómetro de hombres hará que muchos solteros participen. Vanina les está entregando los folletos con los hombres que nos gustaría que participaran.

Paula abrió su folleto y respiró hondo. Pedro Alfonso era moreno y atractivo y nunca mantenía nada por más de seis meses. Daba igual que fueran mujeres, aficiones o casas. Se movía como un rayo y vivía su vida igual que su padre, Horacio Alfonso, antes de morir. Continuó hojeando el folleto y se sorprendió al ver que su jefe, Federico Alfonso, también estaba allí. Federico y Pedro eran hermanos.

—A cada uno de ustedes se le asignará un soltero al que tendrá que convencer. Queremos conseguir a estos hombres porque nos traerán mucha publicidad.

Paula hojeó el resto de las fotografías y vió a Nicolás Brigg, el líder de los fabricantes de coches locales, al que conocía. De hecho, había cenado con él hacía tan sólo dos semanas. Y aunque no habían conectado, sabía que podría convencerlo para que participara.

—Yo conozco a Nicolás Brigg, así que podría hablar con él.

Juampi la miró de reojo con una mirada sutil y calculadora. ¿O se lo estaba imaginando ella? Al fin y al cabo, apenas conocía a aquel hombre.

—Vanina y yo nos ocuparemos de Nicolás. Paula, quiero que contactes con Pedro Alfonso.

—Pero él es el hermano de Federico, ¿No puede  hablar con él?

Federico parecía incómodo y Paula se arrepintió de haber sugerido aquello. Todos sabían que si no conseguían aumentar la popularidad de la cadena, estarían acabados. Federico era el dueño, así que él estaba en la posición más frágil.

—Sólo era una sugerencia.

—Creo que sería mejor que te encargases tú de Pedro—dijo Juampi mirándola.

—Está bien —dijo Paula dándose cuenta de que le sería imposible hacerle cambiar de opinión.

—Lo que quiere decir es que Federico va a estar muy ocupado asegurándose de que todo marche bien y de preparar las biografías de cada participante —dijo Vanina.

Estaba sentada junto a Federico y su presencia era reconfortante, al contrario que la de Juampi. Llevaba un traje gris y su brillante melena caía suavemente por su espalda. Paula asintió con la cabeza

—Eso es todo por ahora. Una cosa más, voy a cambiar vuestros horarios. Leandro, en vez de hacer el turno de tarde, harás el de medianoche. Paula, tú harás el horario de la mañana.

Paula no quería cambiarse de horario. Le gustaba su pequeño mundo en el que podía poner las canciones que quisiera y hablar con sus oyentes. Pero ya había metido la pata varias veces en la reunión. Federico agarró su mano por debajo de la mesa reconfortándola y ella le sonrió.

La sala de conferencias empezó a vaciarse, pero Paula seguía merodeando por allí. Jumpi estaba en una esquina hablando con Vanina y Leandro. Cuando Leandro abandonó la habitación, se acercó a ellos.

—¿Podemos hablar?

—Sí, claro. ¿Qué pasa?

—No quiero cambiarme al turno de mañana. Mis oyentes y yo tenemos una conexión.

—Lo sabemos —respondió Vanina sin levantar la vista de sus papeles—. Tienes el programa con mayor audiencia de la WCPD. De hecho, es durante tu horario cuando superamos a todas las demás cadenas.

Paula no sabía que su programa tenía tanto éxito. El anterior director de programación apenas hablaba con ella.

—Por eso te necesitamos en la mañana —dijo Rolo.

Ella asintió. Ya había perdido la batalla y tendría que cambiar de horario.

—Espero que mi estilo funcione igual de bien por la mañana.

—Seguro que sí —dijo Vanina recogiendo sus papeles y dirigiéndose a la puerta.

—¿Ha quedado todo claro? —dijo Rolo.

—No. Todavía pienso que Federico debería contactar a su hermano.

—Ya le he avisado de que le ibas a llamar, Paula.

 —Contigo y con Pedro podremos escenificar la batalla de los sexos. Eso, si conseguimos que  participe —señaló Rolo.

—¿Qué quieres decir?

—Tú eres hogareña y te gusta estar en familia. Él es distinto. Vive su vida como si fuera un juego. Creo que es exactamente lo que necesitamos.

—No se me da bien esa clase de hombres.

—Nena, no se trata de ustedes dos. Se trata de la audiencia.

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