sábado, 4 de julio de 2015

Para Toda La Vida: Capítulo 8

Estuvimos en silencio, escuchando el sonido de las olas al chocar con la orilla hasta que pregunte
-Como lo haces?
-Hacer qué?
-Encantar a las personas.
-Te encanté a tí?
-No se supone que sabes lo que pienso?
-Se que sientes. - Pedro se puso serio. Seguí viéndolo. No quería perderme ni un segundo de su teoría.
- Se que te gusto, eso lo notaria hasta un ciego. Lo se por la forma en que me miras, por como te pones nerviosa cuando estoy cerca de tí. Y en este mismo instante te dejé sin palabras de nuevo.
-Te odio.
Pedro soltó otra de sus risas despreocupadas y se levantó.
-A donde vas? - Pregunté dudosa.
-A desayunar, y tú vendrás conmigo.
-Pero…
-Shhh, vendrás conmigo.
Volteé a ver el bote de Pedro junto a varios botes de pesca y luego mi bici fija con una cadena en el asiento que la había dejado.
Pedro me ofreció su mano. Esta vez la acepté sin dudarlo. Me estaba acostumbrando a esto… Su mano sobre la mía, sus dedos entrelazados con los míos, sus ojos mirándome, su risa encantandome…
Él, enamorandome mas en cada segundo.

***
Maria suspiró al leer esas palabras. Eran mas de las 2 a.m. Y ella seguia sin poder dejar a un lado la historia que la cautivó totalmente. Pero su vida no era tan facil, asi que apagó la luz y se quedó dormida.

-Cuéntame algo de tí. - Dijo Pedro, mientras desayunábamos en la playa con el cielo apenas claro.
-Que quieres saber?
-Todo. Absolutamente todo.
-Veamos… Nací en California, pero me crié en Charleston. Amo la fotografía y mi pasión es escribir. Estudiaré Artes en New York en invierno. Mi padre es dueño de una imprenta, y mi madre su amor eterno. Mónica es mi mejor amiga. Nunca he salido oficialmente con un chico ya que mi familia es muy recatada, y mi padre nos sobreprotege al extremo. Mi sueño es viajar por el mundo y encontrar el verdadero amor. - Pedro me miraba fijamente. Estaba tan enfrascada en mi historia que no me percate de la intensidad de su mirada. Era hermoso, y verlo así me hacía amarlo más. - Alguna otra cosa?
-Color favorito?
-Blanco.
-Día de la semana?
-Viernes.
-Me quieres?
-Por supuesto. - Las palabras salieron de mi boca sin darme cuenta. - Gracias por engañarme.
-No lo hice. Tú sola lo dijiste. - Y río como siempre lo hacía. -Yo también.
-Tu también, que?
-Yo también te quiero Chaves. Y me asusta que sea tan pronto, pero es así.
Ese día supe que lo que sentía era verdadero.
-Hoy quiero que me hables de tí. - Le dije y me encogí de hombros.
-Te lo mostraré. - Me dijo con una sonrisa confiada.
-A donde vamos? - Mientras me tomaba de la mano y me llevaba en otra dirección.
-Es sorpresa. - Sonrió aun mas ampliamente.
Subimos al bote que Pedro siempre usaba, y comenzó a remar mientras intentaba pensar a donde me llevaba.
-Me dirás a donde me llevas?
-Por supuesto que no.
-Ahhh.
Pedro me veía, el sol apenas saliente comenzaba a iluminar su rostro tallado por los ángeles. Sus ojos tenían un brillo propio y quedaban cuidadosamente enmarcados en sus espesas pestañas.

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