martes, 28 de julio de 2015

La Clave Para Conquistarte: Capítulo 20

Pedro estudió su rostro sonriente, decidiendo dejarse llevar por las circunstancias. Era la primera vez que alguien lo secuestraba. Y le maravillaba que Paula hubiera ideado algo así. Pero, al fin y al cabo, ¿no era así la Paula que él conocía? Recordó la vez que había intentado que la besara. Le había declarado su amor y él la había rechazado.
Quizá había sido aquél el final de su encaprichamiento. ¿Sería ésa la razón por la que se estaba mostrando tan distante durante su visita? En aquella ocasión, Pedro estaba terriblemente disgustado, tras haber sido herido por Selena. Había intentado terminar despiadadamente con la devoción de Paula y quizá la había herido. Por un instante, sintió una punzada de arrepentimiento. No había sido en absoluto amable con aquella adolescente que lo seguía a todas partes. Pero al momento arrinconó aquellos recuerdos. Tenían muy pocas horas que compartir y no dejaría que el pasado las arruinara.
Y aquel picnic inesperado era una magnífica idea.
—¿Cuánta gente nos ha visto salir del edificio? —preguntó de pronto.
Paula sonrió de oreja a oreja mientras servía un plato de pollo y ensalada.
—Montones —contestó—. Creo que tu reputación va a quedar destrozada después de esto.
—Espero que no me hayan reconocido con el pañuelo.
—Todo el mundo en tu trabajo lo sabía —contestó riendo—. Y si funciona el secuestro, tu recepcionista va a probar el método con su novio —pareció repentinamente triste.
¿Habría sido la palabra «novio» la causante de aquella tristeza? Pedro se preguntó si todavía sentiría algo por él. Desde luego, no lo había demostrado, pero quizá hubiera decidido ocultar lo que sentía.
—El pan todavía está caliente —le dijo rápidamente—. Lo he sacado del horno justo antes de salir de casa —le tendió un bollo de pan—. ¿Cuándo saliste de picnic por última vez?
—Hace mucho tiempo. Y desde luego, jamás había disfrutado en el campo de una comida tan elaborada como ésta.
—A Leticia y a mí nos encantaba salir de picnic. De pequeñas lo hacíamos continuamente. ¿Recuerdas esa parte del parque que está justo detrás del río? Encontramos un claro en esa zona cuando teníamos doce años. Era nuestro lugar favorito para comer. ¿Quieres vino? Ya sé que tienes que trabajar esta tarde, pero no creo que una copa te haga ningún daño.
—¿Vas a venir hoy a los juzgados?
—Sí, quiero ver a Perry Mason en acción —su sonrisa dejó a Pedro prácticamente sin respiración. Le habría gustado acercarse a ella y…
Puso fin inmediatamente a ese pensamiento, asintió y tomó la copa de vino que Paula le ofrecía. Qué pasaría a continuación, se preguntó cínicamente. Paula había hecho todo lo posible para ignorarlo desde que había llegado. Y de pronto organizaba un romántico picnic para dos. ¿Significaría eso algo, o simplemente necesitaba tener algo que hacer hasta que encontrara su nuevo trabajo?
—¿Has tenido suerte con tu búsqueda de empleo? —le preguntó.
—Ya tengo preparado el curriculum. Pero no tengo demasiada prisa por ponerme a buscar. Quizá empiece dentro de una semana o dos. Mientras tanto, quiero disfrutar de mis vacaciones. Jamás pude hacerlo en Nueva York —añadió pensativa—. De hecho, creo que voy a optar por un ritmo más tranquilo de vida a partir de ahora.
—Yo pensaba que te gustaba vivir en Nueva York…
—Y me gustaba, ha sido una magnífica experiencia. Pero ahora las cosas han cambiado y tengo que considerar seriamente si quiero volver a esa vida. Estaba totalmente volcada en mi trabajo y de pronto todo desapareció.
Pedro asintió, consciente de lo terriblemente desconcertado que se sentiría si perdiera su trabajo.
Paula estuvo hablando de cosas sin importancia durante el resto del almuerzo. Cuando terminaron, metió todo en la cesta y miró a Pedro expectante.
—¿Te has divertido? —le preguntó, casi tímidamente.
Paula asintió, sorprendido al darse cuenta de lo mucho que había disfrutado de aquella pequeña aventura. Quizá se había dejado absorber demasiado por la rutina. Y quizá estaba acercándose excesivamente a Paula cuando se dio cuenta de lo bien que le sentaba verla sonreír.
—Tiempo de regresar —dijo bruscamente. Tenía trabajo que hacer y no podía perder el tiempo coqueteando con aquella mujer.
Paula se levantó y comenzó a doblar la manta en silencio. Pedro la miró preocupado. Él no pretendía entristecerla, pero tenía que regresar al trabajo. Tras aquel breve interludio,  había llegado el momento de volver a la realidad.
—Te agradezco mucho esta comida sorpresa —maldita fuera, se lamentó. Sonaba excesivamente frío y educado. ¿No podía poner al menos algo de entusiasmo en su voz?
—Tenía miedo de que te enfadaras, pero afortunadamente no ha sido así —se dirigió hacia el coche. Pedro se puso la chaqueta y la siguió, contemplando el suave balanceo de su falda contra sus piernas. Paula estaba preciosa, pensó. Mucho más guapa que nunca. Y sexy.
Se frotó los ojos y aceleró el paso. Aquél no era momento para descripciones románticas.
La alcanzó antes de llegar al coche y tomó la cesta.
—Tengo que pasar por mi despacho antes de ir a los juzgados. Déjame conducir a mí.
Paula le tendió las llaves, sintiéndose bastante satisfecha. El plan había salido a la perfección. Le habría encantado que la bisabuela Norma estuviera viva para poder compartir lo ocurrido con ella. Quizá llamara a Leticia aquella noche para contárselo. O quizá fuera a verla.
Paula disfrutó aquella tarde viendo actuar a Pedro en el juzgado. De hecho, estaba fascinada. Recordaba el día que había ido con su prima a observarlo. Entonces era demasiado joven para apreciar completamente su talento. Y él estaba empezando su carera como abogado. Aquel día, sin embargo, estaba verdaderamente asombrada. Si alguna vez necesitaba un abogado, se dijo, contrataría a Pedro sin ningún tipo de duda.
A media tarde, Paula abandonó los juzgados. Otra iniciativa inesperada para Pedro, se dijo mientras cruzaba los fríos pasillos del edificio. Sabía que Pedro esperaba que estuviera allí cuando él hubiera terminado. Y años atrás, se habría quedado a esperarlo. Pero ya había crecido y abandonado por tanto sus estúpidos caprichos de niña. Incluso en el caso de que todavía estuviera enamorada de él, jamás sería tan explícita en sus intentos por capturar su interés.

3 comentarios:

  1. Ayyyyyyy, qué linda sorpresa. Me encantaron los 4 caps Naty.

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  2. Muy buenos capítulos!!! Ojalá que todo lo que hace Pau lo haga reaccionar a Pedro!

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  3. buenaaaaa Paula sorprenderlo asi a el.. m encantooo

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