jueves, 2 de julio de 2015

Para Toda La Vida: Capítulo 3

María nunca se había sentido bien en su mundo. Era de esas personas que siguen el día a día con rutinas. Respirar por respirar, en vez de vivir momentos que te dejen sin respiración.
María era una chica normal, con amigos normales y tardes normales frente a un libro normal.
Sus mejores amigos eran sus confidentes y su habitación: Su refugio. A sus 17 años, no había experimentado las bellezas de la vida.
Pero el destino estaba preparado para cambiar eso.
Leer el diario de su abuela la haría cambiar su perspectiva del mundo. Y todas las cosas que sabia de la vida comenzaron a cambiar esa misma noche.

***

Pasamos el resto del día en la playa. Mi mal humor se esfumo en cuanto conocimos a Lucas, el prometido de Isabella. El chico era una de las personas mas carismáticas y amables que pude haber conocido en mi vida. Su hermano Federico también estuvo con nosotras, aunque era un poco mas timido que Lucas. Federico nos contó acerca de sus deseos de ser músico, y de cada uno de sus talentos.
El día siguió sin incidentes que empeoraran mi humor, recientemente mejorado.
Después de cenar, Mónica y yo nos quedamos en el columpio que estaba en el patio trasero a hablar antes de dormir.
-Hermana. - Dijo algo temerosa.
-Sí?
-Si te digo algo, me crees?
-Hmm. Por que no?
-Me gusta Federico.
-Que Federico?
-Federico, el hermano de Lucas.
-¡Mónica! Apenas lo conociste.
-Lo se, pero me gusta.
-Y que haras al respecto?
-Nada. Dejaré que las cosas se den por su propio rumbo.
-Suerte con eso pequeña.
Después de hablar un rato mas sobre Federico, nos fuimos a la cama.
De nuevo me desperté con una luz cegadora en la cara y me dí vuelta, mientras maldecía igual que la mañana anterior.
Mi verano se estaba tornando rutinario y tenía que encontrar algo que hacer.
En la mañana ayudamos a la abuela con el jardín y luego con el almuerzo. Lucas paso en la tarde para invitarnos a la feria esta noche, y las tres aceptamos… Mónica e Isabella por motivos románticos. Yo, por pura amabilidad y agradecimiento.
La noche estaba perfecta, mucho mas hermosa que las anteriores. Las estrellas brillaban en lo alto del cielo y la luna casi llena se imponía ante nosotros.
El muelle estaba lleno de gente. Familias enteras disfrutando de la feria, parejas compartiendo un momento intimo entre la multitud y amigos derrochando su dinero por diversión.
El ambiente estaba inundado de alegría. Las risas y los gritos aturdían, pero como dije, todo era perfecto.
En la entrada del muelle pude ver a Federico  y a Lucas acompañados por otro chico. No logré reconocerlo ya que estaba de espaldas, pero un segundo después, quise irme corriendo de ese lugar.
-Hola chicas. - Dijo Lucas. Nos saludo a cada una, dejando a Isabella para el final, y apretándola en un fuerte abrazo y un caluroso beso.
Federico fue un tanto mas tímido, pero aun así, su mirada era tan intensa que hasta Mónica se dió cuenta de su interés hacia ella.
Lucas interrumpió su escena romántica con Isabella para hablar.
-Chicas, el es nuestro hermano, Pedro.
El chico que había notado antes pero que por un momento se había vuelto invisible, se acerco un poco mas hacia nosotras.
Las luces de los juegos mecánicos iluminaban su rostro, su cabello, su cuello, su espalda, sus piernas…
Deje de observarlo de esa manera tan inapropiada y me concentré en sus rasgos, perfectamente delineados. Sus ojos cafés brillando en la luz y mirándome fijamente. Su naríz perfilada, sus labios carnosos enmarcaron una sonrisa. Una sonrisa peligrosa, que me dejo sin aliento. Pero el cabello negro fue el que me recordó donde lo había visto antes.

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