Mónica y yo nos posicionamos esperando a Isabella.
Mi tía, que prefería no llamaran así, estaba hermosa. Con un vestido blanco muy moderno, pero a la vez consevador.
El sacerdote comenzó sus palabras mientras que yo solo me fijaba en Pedro. Estaba exactamente igual a como lo había dejado hace cinco meses. Quizás su cabello estaba un poco mas largo, pero sus ojos tenían el mismo brillo que la primera vez. Él me sonrió, y en fracción de segundos me guiñó un ojo. Apenas sonreí, y negué con la cabeza antes de dejar de verlo y poner atención a lo que decía el padre.
Después de intercambiar los votos y los anillos todo paso mas rápido.
La ceremonia se fue transformando con ligereza en la recepción había comida para todos. Y los del catering habían ubicado a cada familia en una mesa diferente, aunque todos hablaban con todos.
También habían hecho una pequeña pista de baile, con una banda tocando.
Lucas e Isabella hicieron su primer baila a la vista de todos. Algunos con lágrimas, otros con sonrisas radiantes.
Yo, con ambas, los miraba desde una silla un poco alejada, cuando ví una mano frente a mí, claramente invitándome a bailar.
Sonreí de nuevo y tomé la mano de Pedro que me llevaba sin decir ni una palabra a la pista de baile.
La música, sorprendentemente, paso de ser movida a una melodía claramente planificada por Pedro.
Lo supe cuando saludo a uno de los músicos y él asintió.
Apenas podía creer lo que estaba pasando, era como si no hubiésemos estado separados. Pedro me dió una vuelta antes de acercarme a el y comenzar a bailar muy lentamente, al ritmo de la música.
Apenas movíamos nuestros pies, me sentía refugiada con mi cabeza descansando justo entre cabeza y su cuello.
Él tenia una mano en mi cintura mientras que con la otra entrelazó mis dedos con los suyos y acerco nuestras manos a su pecho.
Este era el lugar a donde pertenecía.
Con miedo subí mi mirada y Pedro bajó su cabeza al mismo tiempo. Quité nuestras manos, donde sentía el corazón de Pedro latir, y subí mis brazos para entrelazarlos en su cuello. Ahora sus manos estaban cruzadas en la parte baja de mi espalda. Seguíamos moviendonos pero yo simplemente no escuchaba la música. Nuestras frentes estaban juntas, haciendo el momento aun mas intimo. Nuestros labios estaban demasiado cerca, atrayendome aun mas y mas hacia ellos. Pedro susurró las palabras que yo esperaba, estuve a punto de gritar.
-No sabes cuanto te extrañé.
Su aliento rozó mis labios y casi me desplomo allí mismo entre sus brazos.
-Creo tener una buena idea de eso. - Le dije y sonreí.
-Y si vamos a otro sitio?
-Es una oferta tentadora.
Tenía unas ganas inmensas de besarlo, de abrazarlo y de entregarme a él en todas las maneras posibles.
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