jueves, 2 de julio de 2015

Para Toda La Vida: Capítulo 2

Me desperté con un rayo de luz que casi me dejaba ciega. Cuando ví la hora maldije el hecho de no haber cerrado la ventana.
La abuela había preparado el desayuno. Estaba sirviendo los wafles cuando entre a la cocina la ayude con lo que faltaba, y cuando bajó Mónica, desayunamos juntos.
Habían pasado 40 años desde que mis abuelos se enamoraron y aun se tomaban de la mano mientras desayunaban.
Se miraban de una manera tan tierna y envidiable que cualquier persona soñaría con experimentar alguna vez.
Mónica y yo quisimos ir a la playa esa mañana. El sol brillaba en lo alto del cielo. En el muelle habían pequeñas tiendas improvisadas donde vendían todo tipo de comida, y decenas de hombres trabajaban duro para terminar los juegos que se estaban construyendo.
Al parecer, la feria comenzaría esta noche.
-Hey extrañaaaas! - Escuché gritar a mi espalda.
Nuestra tía de 22 años estaba detrás de nosotras.
-Isabellaaa! - Gritó Mónica con entusiasmo. - Hey tía. - Dije yo.
-Nunca me llames así en publico.
-Lo recordaré. - Y reí notablemente.
-Las extrañé chicas. Este verano será ¡increíble!
-Lo dice una mujer comprometida sin derecho alguno a divertirse? - Pregunté.
-Ha-Ha-Ha. Muy graciosa. En serio chicas. Tengo tantas cosas planeadas para ustedes que sencillamente jamas olvidaran este verano.
Ya estábamos en la playa cuando de pronto sentí como alguien chocaba de frente contra mí,  y me hacía estamparme de espaldas contra la arena caliente. Abrí los ojos con cuidado para encontrarme con el idiota que me había arrollado.
El chico alto, delgado y de cabello negro me ofreció su mano para levantarme. Una mano que ignore y me levanté sola. Isabella intercambió algunas palabras con el chico, pero para ese momento yo ya estaba alejándome de ahí mientras limpiaba la arena que había entrado hasta mis oídos.
Estaba enojada, y si así comenzaba mi verano, ya quería que terminara.
Me acerqué a la baranda del mirador del muelle y traté  de calmarme.
Cuando estaba un poco mas tranquila volví a la playa donde estaban las chicas,  sin decir ni una palabra.
-Te calmaste? - Preguntó Isabella.
-Si. - Respondí, aunque realmente seguía molesta por esta tontería.
-No parece. - Acotó Mónica.
-Tengo que irme de nuevo o superaran el tema?
-Hahahaha.. Ya basta Paula. Vamos a divertirnos.
No me quedo otra mas que sonreír y olvidar el tema.
Mi celular comenzó a sonar, trayéndome a un mundo mas moderno. Uno al que nunca sentí que pertenecía.
"Y sin embargo pienso que este no es mi lugar, que todo es un relleno y nadie vive de verdad"

No hay comentarios:

Publicar un comentario