Las cosas mas sorprendentes de la vida pasan por mera casualidad. Me desperté un viernes muy temprano, tenia algunas cosas que hacer en el centro. Miré el calendario, marcaba el 13 de Julio de 1943.
No me fijé en que era Viernes 13. notable signo de mala suerte, sino en que habían pasado exactamente tres años desde aquel verano en Seabrook. Había aprendido a seguir adelante y recordar con una sonrisa las cosas que pasaron. Ahora tenía 21 años. Era una mujer, no la niña que vivió su primer amor en aquel pequeño pueblo de la costa. Conduje con cuidado en el caluroso día de verano. Me bajé de mi auto para entrar al registro a buscar los papeles que necesitaba. Llevaba mis lentes de sol y el cabello suelto. Mientras el viento lo movía, una ráfaga de viento hizo que el pañuelo que llevaba en mi cuello volara fuera de mi alcance. Corrí a atraparlo. Me quedé boquiabierta al ver al chico alto, rubio, de notables ojos verdes y una sonrisa amable que había rescatado mi pañuelo. Me quité los lentes para poder mirarlo mejor. Era demasiado descarada, pero no pude evitarlo. El chico me sonrió aun mas ampliamente antes de entregarme el pañuelo.
-Aquí tienes. - Me dijo.
-Gracias, pensé que iba a perderlo.
-No es nada.
Sonreí con sinceridad contemplando el reflejo del sol en sus ojos, que no solo eran verdes, como había pensado antes, sino que tenian ciertos detalles en gris. Simplemente, impresionantes.
-Soy Joaquín, Joaquín Howe. - Me tendió su mano. Así que era un Howe. De nuevo, me sorprendió.
-De los Howe que estoy pensando?
-Sí señorita, de los mismos. Creo que mi apellido es un tanto conocido.
Reí tontatemente hasta que me interrumpió.
-Y a tí. Como te llamaré cuando vuelva a verte? - Así que pensaba volver a verme. Este chico no dejaba de sorprenderme.
- Paula, Paula Chaves. - Dije con una sonrisa. Él me la devolvió.
-Así que eres la hija de Miguel.
-Así es. - Por supuesto, el también conocía a mi padre.
-Es un placer conocerte Paula.
-Para mi también Joaquín.
Me sorprendió ver una sonrisa en el reflejo de la vidriera de una tienda cuando me di vuelta. Suspire y negué con la cabeza sin creer lo que habia pasado. Tal vez ya era tiempo de seguir adelante y darle una nueva oportunidad al amor.
En la cena saque el tema casualmente.
-Papá, conoces a los Howe cierto?
-Ahh, sí, por supuesto. Son grandes clientes de la Imprenta.
-Ahhhh.
Mamá y Mónica me miraban atentas.
-Por que la pregunta?
-Nada, hoy me topé con uno de ellos.
-Con Carlos?
-No.
-Cierto, él esta en Inglaterra.
-Con Joaquín. - Dije casualmente mientras tomaba un bocado.
Mónica se atragantó y mamá me miró con una sonrisa.
-Ahhh, el menor. Es de tu edad.
-Eso parecía.
-Y como te lo topaste?
Todos tenían la atención en mi, asi seguí con mi plan de, "no me importa."
-Ahh, pues se me escapó mi pañuelo con el viento y el chico amablemente lo atrapó.
-Que romántico. - Dijo Mónica.
-Absolutamente. - Acordó mamá.
-Es un buen chico. –Intervino papa. - Buena familia. Estaba en la escuela de Derecho y acaba de graduarse. En fin, un buen partido.
-Que le pasa a esta familia? Acaso estoy en busca de alguien?
-Paula, ya han pasado tres años.- Dijo mamá.
No dije nada. Un silencio incomodo inundó la habitación.
***
"Aun asi fue sorprendente lo rápido que me enamore de Joaquín Howe." - Dijo María en voz alta, claramente consultando con su abuela.
-Todavía queda una pequeña parte de la historia. - Dijo Paula. Su personalidad no había cambiado despues de sus 65 años de vida y le sonrió a su nieta Maria antes de seguir con su comida.
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