sábado, 4 de julio de 2015

Para Toda La Vida: Capítulo 7

Otro diá comenzó. El sol no entro esta vez por la ventana, anunciando el comienzo de otro día.
Me levanté de la cama y fui al balcón. El sol apenas estaba arriba y comenzaba a iluminar la playa.
Me vestí, tome mi bicicleta y salí de la casa.
Habían unas cuantas personas en el muelle, pero prácticamente estaba solo. Aun era temprano, seguramente las 6 a.m.
Me bajé de la bici, me quité mis sandalias y caminé descalza sobre la arena aun fría por la noche.
Seguí caminando con mi bici hasta dejarla segura en uno de los asientos de la avenida.
Camine, sintiendo el viento, el sol, y contemplando el inmenso azul que estaba sobre mí.
Estaba sentada en la orilla. Las olas alcanzaban solo los dedos de mis pies, cuando chocaban contra la arena mojada.
Estaba ensimismada cuando vi un bote acercarse.
El chico remaba de espaldas, y cuando se bajo para subir el bote a la playa, ví que era Pedro.
Mi corazón dió un salto y sentí frio en el estómago. Me aclaré la garganta, y miré a otro lado. La idea era que Pedro no viera que lo acosaba con la mirada.
Pero, fue prácticamente imposible. Cuando intenté verlo disimuladamente, él se reía alegremente.
Me quedé congelada al ver su risa. Juro que en ese momento sentí que todo iba a menor velocidad.
-Por que intentas esconder que me veías?
-Pedro, yo no…
-Es broma Chaves..
-Lo… Lo sé. - Reí nerviosa.
-Y de nuevo mientes.
-Quien lo dice?
-Yo.
-Por que lo dices?
-Hay formas de reconocer cuando una persona miente. - No dije nada. Pedro se sentó justo a mi lado en la arena. - Y tu cuerpo no miente.
Seguía sin hablar. Simplemente no podía hacerlo. Estaba congelada.
-No te niego que sabes disimular muy bien. Pero como ya dije, tu cuerpo te delata.
-Mi cuerpo?
-Tus mejillas. - Pedro me miró a los ojos. Sonrió de nuevo y volteó al mar. - Siempre te sonrojas.
-Te recuerdo que te conozco desde hace poco.
-Me bastan las dos situaciones en las que he estado contigo para conocerte. - Pedro volteó de nuevo hacia mí. Sus ojos buscaban cualquier movimiento que intentara hacer. - Te ví enojada. Ví como tus ojos reflejaban eso, y como tus mejillas cambiaban de color… Y bueno, también te ví cuando estaba a punto de besarte. De nuevo ví tus ojos, y tus mejillas. Y por supuesto ví de nuevo cuando me empujaste y volvió la rabia. - Pedro rió de nuevo mientras yo puse los ojos en blanco. Subí las piernas y apoyé mi cara en mis rodillas.
-Y como intentas evitar que hable de eso. - Su comentario me dió risa. Sonreí y negué con la cabeza. De nuevo recosté mi cabeza en una rodilla, pero esta vez viendo a Pedro.
-Te tengo una propuesta.
-Cual?
-Hagamos esto todos los días.
-Crees que no tengo otra cosa que hacer?
-Vamos Paula… Si tuvieses algo mejor que hacer no estarías aquí.
-Me atrapaste. - Reí. - Pero que te hace pensar que quiero estar aquí contigo todos los días?
-De nuevo, tu mirada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario