No sé que hora era cuando me desperté, pero era muy tarde en la mañana ya que el sol entraba fuertemente por mi ventana. Como siempre, me encontraba boca abajo, el recuerdo de la noche anterior me golpeó fuertemente. Abrí los ojos con cuidado pero no ví a Pedro por ninguna parte. Acaso todo había sido un sueño? Los besos? Las caricias? Los...
Dejé de pensar, cuando mi mano chocó contra un papel en mi almohada.
"Lo de anoche no fue un sueño, aunque pareció serlo. Aun no es tiempo de enfrentar los errores, solo disfruta el momento.
Aún te amo, Pedro."
Ohh no. Ohh no. Ohhhh no!
Al ver mi ropa regada por toda la habitación confirmé lo que deseaba fuese un simple sueño. Puse una mano en mi cabeza y maldije mi falta de autocontrol.
Me dí un baño rápidamente y me puse uno de mis vestidos antes de bajar a desayunar.
Los abuelos ya habían vuelto, pero no estaban solos.
-Mira a quien nos conseguimos en camino. - Dijo la abuela.
Joaquín me sonrió. Tienes que estar bromeando.
-Joaquín, ¿que haces aqui? – Pregunté.
-Amor, vine a visitarte. De verdad te extrañaba linda.
Mi prometido me besó rápidamente, aunque estaba tan sorprendida que apenas pude responderle.
Tocaron la puerta, que no sea él... Que no sea él...
-¡Pedro! - Dijo el abuelo alegremente.
¿Por que no me caía un avión encima en este momento?
-Señor Jorge, acá estan las herramientas que le pidio papá.
-Ahhh, gracias hijo. Pedro, sabias que mi nieta esta aquí.
-Por supuesto, ayer hablamos un rato.
-Ahh me alegro. Paula, ¿por que no le presentas a tu prometido?
¿Entonces yo sí existía? Pensé que había desaparecido de la habitación.
-Pedro, el es Joaquín, mi prometido.
-Es un placer conocerte finalmente, Pedro.
-Lo mismo digo.
Esto era demasiado...
El abuelo y la abuela fueron a hacer no se que. Obviamente querían darnos un momento, o tal vez huir de la tensión del lugar.
Cuando sonó el teléfono me escape de ellos.
Parece que habían hecho nuevas amistades, ya que Pedro y Joaquín hablaban tranquilamente en la sala. Me detuve en la entrada, aunque deseé no hacerlo.
-Aún te ama. Siempre sonríe y sé que me quiere, pero no me mira de la forma en que te mira a tí. - Dijo Joaquín totalmente seguro.
Pedro no dijo nada por un momento, así que entré a la sala.
-Tienes que irte. - Le dije a Pedro. Va a comenzar a llover de nuevo.
-Es cierto. - dijo él. Se despidió de Joaquín y lo acompañé a la salida.
Me recargué en la puerta mientras él se enfrentaba mi mirada.
-No se que pretendes. - Dijo al fin.
-No pretendo nada.
-¿Que vas a hacer?
-No tengo idea.
-¡Vamos Paula no se trata de escoger que vestido ponerte!
-Eres un estúpido Pedro!
-Aun así me amas, y no puedes negarlo. Espero que elijas bien Paula, porque esta vez no hay vuelta atrás.
Después de escuchar esa última palabra cerré la puerta con la fuerza de un huracán, y dejé salir las lágrimas que me ahogaban.
No hacia falta escoger. Con esto era suficiente para saber como serían las cosas.
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