jueves, 16 de julio de 2015

Para Toda La Vida: Capítulo 28

Aun quedaban un par de horas para que mis abuelos volvieran. Estos paseos regulares eran largos.
-Haré un poco de café.
-No te gusta el café. - Dijo Pedro muy seguro.
- Lo recuerdas.
Él no dijo nada.
-Que tal una cerveza? - Pregunté esta vez.
-Eso estaría bien, aunque nunca antes te ví tomar una.
-Antes era menor de edad.
Fuimos a la cocina por un par de cervezas. Me senté ágilmente en el mesón que estaba en el centro. Pedro se recostó de la pared.
-Así que Joaquín Howe. – Dijo, sorprendiéndome.
-Sí. Como te enteraste? - Quise saber.
-Como no saberlo? Todos hablan de eso.
-Ahhh, es un buen chico. - Es todo lo que pude decir.
-Comprendo. - Dijo él con el atisbo de una sonrisa.
-A que te refieres?
-Nada, es solo que, bueno al fin tus padres consiguieron lo que querian para tí.
-Pedro…
-¡Vamos Paula es un Howe! ¡Es Joaquín Howe!
-¡Y tú eres Pedro Alfonso y yo Paula Chaves! ¡No entiendo tu punto!
-Mi punto es que consiguieron a tu hombre perfecto. Abogado, de mucho mucho dinero, y ademas es conocido.
-No sabes lo que dices.
-Oh si, claro que lo sé.
Rodé los ojos en vez de responderle de mala gana.
-Te apuesto lo que quieras a que tu padre los conocía desde antes.
No dije nada.
-¿Ves? Demonios apuesto a que se comprometieron en un mes, quizás menos.
-¿Me estas diciendo fácil?
-No. Pero en esta situación...
-Suficiente. ¡Lárgate de mi casa!
Lo empujé mientras él se reía pero en la puerta, él me jaló hacia él y la puerta se cerró.
-Ohh… - Dijo él.
-¡Estúpido, cerraste la puerta!
-Y por supuesto no tienes la llave.
Le mandé una mirada cargada de odio y él me despeino el cabello antes de hablar.
-Ven, demos un paseo. - Me pidió.

Decidimos ir a la playa. Solo caminábamos en silencio. El cielo comenzaba a llenarse de naranja. Un hermoso atardecer estaba por empezar.
Habíamos estado horas hablando de todo. Le conté a Pedro sobre el compromiso, y en como el había tenido razón en todo lo que me había dicho hace rato. Él me contó sobre estos tres años, como vió morir compañeros y como decidió retirarse.
El atardecer era indescriptiblemente hermoso. Aun caminábamos por la orilla, dejando que las suaves olas mojaran mis pies. Pedro caminaba de espaldas, con las manos en los bolsillos. No se como no se caía en su intento de mirarme mientras hablábamos.
Se detuvo un momento, haciendo que yo me detuviera también.
-Hay algo que quiero decirte.
No le respondí, solo lo miré atentamente.
-Paula… - Pedro me miró como lo hacia hace tanto tiempo. Tomó aire antes de decirme algo que no esperaba. - Yo te habría cortejado,habríamos pasado días enteros juntos, y noches escondidos amándonos sin cordura. Y solo después de pedirle permiso a tu padre me habría arrodillado ante tí y te habría ofrecido un anillo.
Eran las palabras mas hermosas, y a la vez mas dolorosas que pude escuchar en mi vida, todas de unos mismos labios y en un mismo encuentro.
-Pero no estuve aquí. – Continuó. - Y aunque mi orgullo no me permita aceptarlo se que fue un error. No me arrepiento de haber servido a mi país. De lo que si me arrepiento es de haber perdido a la mujer que ame con locura.
Pasaron varios minutos hasta que pude asimilar las palabras y le conteste.
-¿Crees que no fue difícil para mi? Cada día era como un maratón, cada segundo deseaba que volvieras y cada minuto te anhelaba mas.
-Debiste avisarme. - Supe exactamente de que hablaba.
-No pude. No podía verte.
-¡Esa no es una respuesta!
-No pude, ¿Esta bien? ¡No pude! Porque se escuchaba de nuevo tu voz o peor, si te veía iba a cambiar de parecer. Simplemente no pude.

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