sábado, 4 de julio de 2015

Para Toda La Vida: Capítulo 6

-Todo esto fue idea tuya!?
-Paula espera. Yo no…
-Me hiciste subirme a esa cosa para luego hacer que se detuviera y que se fuera la maldita luz para así poder hacer quien sabe que!?
Pedro fijó su mirada en mi, y luego se rió descaradamente en mi cara.
-Que te da tanta risa!?
-Que te ves adorable gritando de esa manera.
-Oh por Dios, callate Pedro.
-No lo hice a propósito. Bueno, no todo.
-La parte de detenerse y que se cortara la luz solamente?
-No, solo quise que se detuviera para que vieras todo esto. Pero la luz, juro que no fue mi intención. Me he dado cuenta de que tu suerte no es muy buena.
-Mi suerte es buena hasta que te cruzas en mi camino!
Pedro se rió de nuevo.
-Ahora que!?
-Volviste a gritar.
-Suficiente, me voy.
-No lo harás.
-Quien me lo va a impedir?
-Yo.
-Y quien eres tú  para impedirlo?
-Yo soy Pedro Alfonso, y es un placer conocerte.
Y justo cuando terminó esa frase, terminó la distancia que nos separaba. Tomó mi rostro y me besó, todo esto en un segundo.
Al principio no sabía ni que pensar. Pero cuando caí en cuenta de lo que sucedía, seguí su juego. Recordé las ansias de besarlo que me habían atacado hace rato álla arriba. Nuestros labios se movían con una sincronización increíble, como si estuviesen hechos para estar juntos. Entonces recordé porque estaba molesta y con un empujón me alejé de el.
-No… Vuelvas… a hacer... esoo!
Esta vez las carcajadas de Pedro llenaban todo a mi alrededor, no lo soportaba. Estaba furiosa y su risa atacaba peligrosamente mi estado de ánimo. Era demasiado contagiosa, y antes de que pudiera reírme me dí vuelta y me fuí comprar una bebida que me aclarara la mente.
El timbre que anunciaba la entrada a clases tomo desprevenida a María, quien se encontraba profundamente sumergida en el diario de su abuela, dejando a un lado la clase de trigonometría de ese día. Max, su mejor amigo la miraba indeciso desde su asiento, hasta que se acerco a ella buscando una oportunidad.

-Hola María.
-Hey.
-Como estas hoy?
-Ehmm, bien.
-Que lees? - Arrebatandole el diario de las manos.
-Suelta, eso! - Quitandole el diario a Max.
-Esta bien, María. No sabia…
-Nunca sabes nada Max!
María tomó su mochila y se levanto de su asiento, dejando a su mejor amigo petrificado ante su reacción.
Las cosas entre María y Max eran tan simples que ni ellos mismos se daban cuenta.
Su relación era mas fuerte que una simple amistad. Se amaban mutuamente, pero cada uno estaba tan encerrado en su propio mundo y en su inseguridad que no se daban cuenta que el otro sentía lo mismo.

Días y noches de pensar en ella, días y noches de anhelarlo a él.
Esa noche dormí con una sonrisa tonta al recordar el beso de pedro.
Es increíble como una persona se roba tus pensamientos en tan poco tiempo.
El era esa clase de personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario