-Matías. Sería lo más lógico. Él ha estado aquí en todo momento. Estoy esperando a ver el plan de negocio que ha preparado para mí -Pedro no quería decir nada por el momento pero, con el capital que pretendía invertir, la falta de liquidez ya no sería unproblema
. -¿Estás seguro de que no te quedarás?
-Mi vida ya no está aquí, papá.
El hombre parecía decepcionado y el hecho de que Pedro pudiera reconocer el sentimiento hizo que se sorprendiera. Todo gracias a Paula.
-Por supuesto -Horacio sonrió con tristeza-. Pero no puedes culpar a un padre por tener esperanza.
Pedro le tendió la mano.
-Prometo que no pasarán otros doce años. De ahora en adelante, ya no seré un extraño en Londres.
Horacio le agarró la mano y tiró de él para abrazarlo con fuerza. No era fácil, no resultaba familiar. Pero se había roto el hielo. Se retiró.
-Entonces, espero volver a verte pronto, hijo mío.
-Yo también -Pedro sonrió a su padre, algo que nunca pensó que pudiera llegar a hacer. Su madre le había insistido en que perdonara, pero sabía que todavía no lo había logrado del todo. Eso sí, estaba decidido a comenzar el proceso para reconstruir una buena relación con su padre. Y el milagro de todo ello se debía a Paula.
Pedro paseaba de un lado a otro de la sala de espera del abogado. Miró el reloj por enésima vez, confiando en que Nadia y Matías llegaran a tiempo. Él había pedido que prepararan el avión para regresar a Nueva York. A Paula. Ella no contestaba a sus llamadas, así que llamaría a su puerta y permanecería allí hasta que quisiera escucharlo. Se abrió la puerta y entró Nadia Alfonso. Una rubia atlética de ojos azules grisáceos.
-Hola, Pepe -dijo con una sonrisa.
-Nadia. Gracias por venir.
Parecía nerviosa.
-¿Qué ocurre?
-Te lo diré cuando llegue Mati.
-¿Va a venir?
-Lo he llamado y hemos quedado aquí.
En ese momento, Matías abrió la puerta. Él le sonrió, pero dejó de hacerlo al ver a Nadia.
-Nadia.
-Matías -dijo ella con frialdad.
-Bien. Ya estamos todos -Pedro miró el reloj.
-¿Qué estás tramando, Pepe? ¿Por qué estamos aquí?
-He decidido salvar el negocio, no desmantelarlo -explicó mirando a Matías-. El abogado va a redactar los papeles de la inversión.
-Excelente noticia -Matías sonrió hasta que miró a Nadia-. Pero no comprendo qué hace ella aquí.
-También me alegro de verte -dijo ella.
-Por eso está aquí -Pedro miró a uno y luego al otro-. Esta familia se está destruyendo y no voy a permitir que eso suceda. Están aquí como representantes de las partes enfrentadas.
Nadia se recolocó el bolso en el hombro.
-¿Y tú quién eres? ¿El hada madrina de la familia?
Pedro sonrió.
-Es una manera de verlo.
-¿Y cuándo ha sucedido esta transformación? -preguntó Matías.
-Todavía soy un trabajo en proyecto -admitió Pedro-. Supongo que podría decir que Sonia lo inició y que Paula se ha ocupado de ello en todo momento -miró a su hermano-. He visto a papá y hemos sacado todo a la luz.
-Entiendo -pero el tono de Matías indicaba que no comprendía nada.
-He echado de menos a la familia. No me había dado cuenta de cuánto hasta que llegué aquí. Ustedes no lo aprecian porque la tienen delante. Voy a sacar a flote los restaurantes, pero ambos lados de la familia tendrán que trabajar juntos para lograr el éxito -miró a Matías-. Creo que el primer paso de tu plan debe ser contratar a Nadia. Sus acompañantes se quedaron de piedra.
-¿Por qué? -preguntó Matías.
-Es una buena relaciones públicas y una gran consultora de marketing que podría darte el apoyo adecuado. La ví en acción en la fiesta de la embajada que hizo Sonia y no parecía intimidada por los ricos, famosos o poderosos.
-Pero...
-De veras, Matías -Nadia lo miró-. No te quedes tan asombrado. No me falta talento.
-Deja que te lo recuerde: por si se te ha olvidado, intentamos trabajar juntos y fue un desastre.
-Él me despidió -Nadia le explicó a Pedro.
-Ah -Pedro miró a los dos y tuvo la sensación de que había algo más. Si algo había aprendido era que una historia siempre tenía dos lados.
-Entonces, deberías contratarla otra vez -insistió Pedro-. Esta familia necesita aprender a trabajar junta.
-¿Por qué has decidido invertir dinero en Bella Lucia? -preguntó Nadia.
Matías la miró y después negó con la cabeza, como si ella fuera un poco lenta.
-Ha sido Paula.
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