martes, 9 de mayo de 2017

Por Tu Amor: Capítulo 21

 -De acuerdo.

 Se volvió de espaldas a él. Las paredes estaban cubiertas de espejos y se sorprendió al ver sus manos bronceadas manipulando el delicado vestido. Al sentir que le rozaba la espalda, se estremeció. Era como si le hubiera acariciado todo el cuerpo. Sus miradas se encontraron en el espejo y Paula sintió que se quedaba sin respiración. Trató de pensar en otra cosa para romper la tensión. Por suerte, Cecilia apareció en el momento adecuado.

-Paula, estás aquí -la miró de arriba abajo-. Éste te queda bien...

-Ya lo creo -la interrumpió Pedro con voz más grave de lo habitual.

-.., pero tengo uno blanco que creo que te quedará mejor -terminó Cecilia.

 A Pedro se le oscurecieron los ojos y Paula sintió que una ola de deseo se apoderaba de ella.

-No sé si mi corazón soportará algo mejor -dijo Pedro.

 Ceilia se rió.

-Ven conmigo, Pau.

Poco después, Paula llevaba otro vestido y esperaba junto a Pedro mientras Cecilia colgaba una percha en el perchero. El vestido era de seda blanca, sin tirantes, y le quedaba perfecto. «¿Y Pedro cómo sabía qué talla utilizo? Porque ha estado con mujeres de todas las tallas y siluetas, por supuesto».  Paula se esforzó para que no la afectara su pensamiento. Respiró hondo, preparándose para asumir el precio desorbitado del vestido del que se había enamorado.

-¿Cuál es el precio, Cecilia?

-Yo me ocupo de ello -dijo Pedro.

La dependienta sonrió.

-Imaginaba que lo harías.

-No -dijo Paula-. No somos... Quiero decir, no soy... Trabajo para él.

 Aquello no sonaba bien. Se sonrojó y vió que Pedro la miraba con una sonrisa.

 -No puedo permitir que lo pagues -protestó ella.

Pedro se cruzó de brazos y la miró.

-De acuerdo, podemos hacerlo de la manera fácil o de la manera difícil.

 -¿Cuál es la difícil?

 -Que discutamos diez minutos, gane yo y haga lo que me dé la gana.

-¿Y la fácil? -preguntó ella.

 -Que cedas amablemente y permitas que te lo compre como regalo de Navidad retrasado -esbozó una sonrisa-. Yo prefiero la manera fácil. Te he estropeado las vacaciones y te he implicado en los problemas de mi familia. Me he comportado como un cretino insensible. Deja que te haga un regalo.

 Cuando Paula miró a Cecilia supo que la mujer estaba medio enamorándose de él. «Bienvenida al club», pensó ella.

-Está bien, Pedro. Tú ganas -sonrió-. Y gracias.

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