-¡Deshazte de ese pomposo idiota, Marcos!
Pedro dirigió una fiera mirada de irritación a sus espaldas.
-Un placer -aceptó encantado el joven poniéndose en pie.
-¿Es tu sobrino? -preguntó Paula cuando Pedro apartó los voluminosos pliegues del faldón para destaparle la rodilla. Pedro asintió moviendo la mano sobre su pierna tanteando con delicadeza la zona sensible.
-¿Te duele? -preguntó cuando ella parpadeó.
-No demasiado -admitió ella con sinceridad-. Creo que me asaltó el pánico.
-Es comprensible.
Pedro alzó la vista y por primera vez desde el accidente, la miró a los ojos. Paula sintió que le asaltaba una cálida oleada de emoción.
-Siento haberte causado tantos problemas -dijo con suavidad-. Y no denunciaré.
-Belén estaba sólo...
-¿Mirando por tus intereses?
Pedro ignoró su sarcasmo.
-No creo que haya ninguna lesión seria, pero será mejor que te hagan radiografías. Esa sirena parece la de la ambulancia.
-Pensaba conseguir algo de drama, pero no tanto.
-Tu traje de época no alcanzó para los zapatos, como veo -dijo tocándole la deportiva.
Paula se tocó el disfraz arruinado con el ceño fruncido.
-Prometí devolver todo el lote en perfectas condiciones. La Sociedad Teatral de Aficionados estrena el próximo sábado.
-Sería más sensato que te preocuparas por tu rodilla.
-Estoy preocupada.
Pedro se fijó en cómo tenía apretado el puño que sujetaba la falda.
-Déjame adivinar. ¿Tu fértil imaginación ya ha estado conjurando imágenes de sillas de ruedas e interesantes cojeras? -Pedro notó el estremecimiento de su espina dorsal y le puso su chaqueta sobre los hombros-. No quiero anticiparme a los análisis, pero casi podría asegurar que no hay lesión permanente.
Paula esperaba que Pedro desapareciera en cuanto llegara la ambulancia, pero para su sorpresa, anunció su intención de acompañarla hasta el hospital.
-Eso no será necesario -dijo con rigidez.
El pánico la asaltó porque lo que deseaba y con desesperación, era que la acompañara.
-No, no hace falta. Yo iré con Paula -anunció Pablo con expresión beligerante.
-Gracias, Pablo.
Le sonrió con gratitud. No estaba preparada para estar encerrada con Pedro en el confinamiento de una pequeña ambulancia.
-No hace falta que me acompañes. No estoy inconsciente.
-Es una cortesía de la casa -dijo Pedro con tensión-. Quizá tu amigo... pueda ser de más utilidad si va a contarle a tus padres lo que ha sucedido -lanzó a Marcos, que había vuelto a aparecer, las llaves del coche-. Vuelve al hotel. Te veré allí después. Belu tenía una reunión mañana a primera hora; no se pondrá muy contenta.
-Tendrá que conseguir un billete de tren para volver a la ciudad -dijo Pedro con impaciencia-. ¿Dónde está ahora, Sofía? -le preguntó a su sobrina que acababa de aparecer con los mellizos.
-Los niños no podía esperar por el retrete. Me temo que le ha superado la vergüenza de que se lo hayan hecho encima y se ha vuelto al Land Rover.
-Demasiado tarde -dijo con gracia uno de los querubines-. No se morirá como mami, ¿verdad?
Tenía los redondos ojos clavados en Paula, ahora tendida en la camilla.
-No -aseguró Pedro con calma.
Paula notó como el niño aceptaba su palabra como algo indiscutible con la ternura de su edad.
-Volveré enseguida -le dijo Pedro a Sofía al ver que se le había escapado una lágrima por el rabillo del ojo-. Iremos a casa de la abuela mañana por la mañana. Hagan lo que les diga Marcos.
-¿Paula? -insistió Simón resuelto a que no lo dejaran a un lado con tanta facilidad.
-Estaré bien -aseguró ella sonriendo-. Díselo a mis padres, pero procura no asustarles. No te necesito, Pedro.
La voz de Paula sonó con claridad en la brisa mientras la llevaban hacia la ambulancia.
-De momento, estás atrapada conmigo, así que ahórrate las palabras.
-¿Es que nunca escuchas a nadie? -preguntó enfadada-. Y si crees que vas a tratarme tú...
-No tengo más deseos de ser tu médico de los que tienes tú de ser mi paciente.
-Supongo que creerás que debería estar agradecida.
-Nunca he tenido tanta fe en los milagros. Ese es más tu campo, ¿No crees?
-Gracias a Dios que no todos los médicos son unos estrechos arrogantes -siseó Paula cuando se cerró la puerta de la ambulancia.
Sofía miró a su hermano con una sonrisa especulativa.
-¿Estás pensando lo mismo que yo?
-Cuando Pedro está enfadado siempre es más educado -reflexionó Marcos con una expresión de puro placer-. ¿Le oíste con ella? Nunca había visto a nadie que se le metiera bajo la piel de esa manera, ¿Verdad?
Sofía sacudió la cabeza.
-A Belén nunca le grita. ¿Viste la cara que puso cuando lo hizo?
-Todos esos modales de pedante educación me dan dolores de cabeza -confió Marcos con expresión de desagrado-. ¿Quién es ella? -preguntó con curiosidad.
-Es la chica de los cepillos de dientes sin duda. Le reconocí la voz -Sofía esbozó una lenta sonrisa-. Quizá sea la respuesta a nuestras plegarias.
-No pongas muchas esperanzas. Parecía un poco joven para Pedro.
Sofía le dirigió una mirada de desdén a su hermano.
-Ninguna mujer pensaría nunca que Pedro es demasiado viejo para ella. Además, estabas demasiado ocupado mirando a su vestido como para fijarte en su cara. ¡Los hombres son tan asquerosos!
Marcos sonrió con picardía.
-Se supone que para eso se ponen esos vestidos. A mí no me pareció el tipo de Pedro. Sigo pensando que es demasiado joven para él.
-Y demasiado mayor para tí -dijo Sofía con malicia-. El tío Pepe es muy atractivo. Tendrías que oír lo que dicen de él las chicas de mi clase. Sinceramente, Marcos, él necesitaba alguien con un poco más de... no lo sé... de espíritu para hacerle reír.
-Pues no se estaba riendo -le recordó su hermano-. De hecho, cuando la pilló ese coche, pensé que iba a matar a alguien, probablemente a ella.
-Tú ya sabes lo que quiero decir -respondió Sofía con impaciencia-. Él nunca se ríe con Belu y si lo hace, ella le recuerda que tal comportamiento no es propio de un jefe de departamento de un hospital. ¡Esa mujer es de verdad un dolor de parto! ¿La oíste decir que los internados daban una educación superior? A nosotros ya no nos importa porque estamos a punto de irnos de casa, pero por el bien de los gemelos, debemos conseguir que Pedro se libre de ella.
En aquel asunto, los dos hermanos estuvieron de acuerdo por completo.
Muy buenos capítulos! Por lo visto los sobrinos de Pedro no quieren nada a Belu...
ResponderEliminarAyyyyyyyyyy, cada día me gusta más esta historia. Me re divierto jajajaja.
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