A veces pensaba que si jamás hubiera conocido a Pedro , hubiera llegado a casarse con David o por lo menos a tener alguna relación amorosa. Y eso, pensó con tristeza, hubiera sido un error, porque aunque se tenían cariño, la profunda emoción que sentía por Pedro no la hubiera sentido por David, ni él por ella.
Cuando la tuvo en sus brazos David la desequilibró por un breve tiempo. Sintió su atracción y era consciente de que la sentía aún. David era un hombre muy atractivo. Sin embargo, comprendió que era sólo un reflejo, una reacción instintivamente femenina a la atracción masculina. Durante esos momentos en sus brazos, tuvo como un espejismo, pero en cuanto vio de nuevo a Pedro, todo su ser volvió a despertar porque estaban unidos su cuerpo y su mente.
Extrañaba mucho a Pedro. Durante la noche suspiraba por él agarrada a la almohada y varias veces estuvo a punto de llamarlo o aparecer en el juzgado, pero cierto instinto la hizo mantenerse lejos.
El novio de Flor regresó. Paula pensó que era un tipo simpático. Era un escocés callado y con sentido del humor y una sonrisa que sustituía las palabras, que como Flor dijo, prefería ahorrar. Al verlo con su amiga, Paula se convenció que la amaba, pero no quería apresurarse al matrimonio. Era precavido y a pesar de que le divertía la actitud de Flor, ella se dió cuenta que Ramiro quería cerciorarse más acerca de la afinidad de su carácter.
Varias veces salieron los cuatro a cenar. Flor no dejaba de hacer de cupido. Paula les dijo con firmeza que entre ella y David sólo había amistad, pero la muchacha era testaruda y David significaba mucho para ella, aunque a veces comentaba molesta que David tenía una opinión demasiado arrogante de sí mismo.
—Si la gran estrella está lista... — le tomaba el pelo y David se reía y burlaba de ella.
—A Flor le molesta mi éxito —le dijo a Paula.
— ¡No! No es nada celosa.
—¿Celosa? —David reflexionó la palabra—. No, eso es cierto, pero el asunto no es tan simple. Flor siente que puedo dejarla atrás, olvidarla e irme.
Eso podría ser, porque Flor tenía un espíritu de lucha primitiva y quería preservar para siempre el triángulo amistoso, no quería ni pensar que pudiera romperse alguna vez.
—Te tiene mucho cariño —le dijo a Paula.
—A los dos —admitió él.
Ella lo sabía, así como que Flor jamás llegaría a tener mucho éxito. Trabajaba bastante a menudo y se esforzaba por alcanzar la fama pero no tenía eso que hace falta para llegar a la cima, ambición.
—Con el tiempo —dijo David pensativo—, se casará con su Ramiro y se dedicará a crear una familia.
Paula envidió esa posibilidad de Flor. Ella ansiaba aún tener un hijo. Le encantaban los niños. El tierno e indefenso aspecto de los niños se le hacía irresistible.
David le dirigió una larga mirada.
— Y supongo que tú también ... si tú y tu Pedro se deciden a hacerlo, si tiene tiempo libre para apartarse de su sillón de juez. De nosotros tres yo seré el único que se quede en el negocio.
—Es curioso, porque tú eras el que no lo tomaba en serio, siempre andabas bromeando.
—Sí, lo expresaste muy bien, Paula. Ella se sintió incómoda bajo su mirada.
— Sin embargo, ahora cambiaste... ha sido un placer trabajar contigo, David. Aprendí mucho de tí.
—Encantado de haber podido ayudarte.
Era cierto. Se sintió impresionada por su forma de actuar, por el empeño que ponía para lograr lo que prometía ser una magistral interpretación en la pantalla.
—No dejes tu carrera todavía —le dijo él, serio de pronto-. Tu matrimonio puede esperar un poco. Paula, tienes talento, no lo desperdicies.
-No lo haré -le prometió.
Cuando terminaron las escenas en el estudio, el resto del reparto se fue a España a filmar exteriores. Pablo la llevó a un lado al final para felicitarla y besarla con entusiasmo.
—Me siento satisfecho del trabajo —le dijo y eso era evidente, porque cuando no se sentía satisfecho, sus ojos brillaban de ira y sus palabras eran hirientes—. Me gustaría volver a trabajar contigo. No te pierdas de vista. ¿Quién es tu agente?
—David —dijo ella riendo y Pablo y le dirigió una mirada extraña.
—¿David y tú son...? —terminó con discreción y ella sonrió y movió la cabeza.
—Amigos — corrigió—. Viejos y muy queridos amigos.
Pablo bajó la cabeza y dijo:
— ¡Ah!, vaya — se produjo un leve silencio y luego Pablo continuó diciendo-: Bien, si alguna vez tengo algo para tí, te llamaré-. Ella se lo agradeció.
—Hay que organizar una cena para celebrarlo — dijo Flor felíz.
—No —dijo Ramiro—. Tengo entradas para la obra cuya escenografía hice yo.
—Entonces cenaremos sólo nosotros -dijo David y Flor y Ramiro intercambiaron miradas que Paula comprendió.
David estaría ausente, filmando la parte principal de la serie.
—Te echaré en falta —le dijo mientras cenaban y le servía el vino, con los ojos en la copa, no en ella.
—Estarás demasiado ocupado.
Sonrió y levantó los ojos con un gesto burlón.
—Está bien, Paula.
Ella se ruborizó y desvió la mirada enseguida, pero él le agarró una mano por encima de la mesa y se puso a jugar con sus dedos.
—¿Todavía no has encontrado otra cosa?
—Todavía no.
—Lo harás. No te desanimes.
—Ví al agente que me recomendaste... tenía esperanzas.
—Eso es bueno —la animó y ella se preguntó cuánto habría tenido que hablar David para recomendarla antes de que ella se entrevistase con él.
— Me pregunto si lo podría lograr por mí misma — expresó con voz alta.
—Por supuesto que sí.
—Entonces déjame hacerlo, David.
—¿A qué te refieres? Yo te conseguí la prueba con Pablo, pero el trabajo lo obtuviste tú sola.
—Después de que lo forzaste un poco.
—Querida —protestó—, Pablo no lo hubiera aceptado.
—Tal vez viniendo de tí sí.
—Cambiemos de tema.
-¿Porqué?
—Porque —dijo cuidadosamente-, si tú no, es posible que yo pierda la cabeza y diga algunas cosas que no querrás oír, Paula.
La mirada que vió en sus ojos la hizo desviar los suyos.
Hubo un silencio y luego él dijo:
—Cuando regrese espero oír que has estado trabajando mucho y labrándote un porvenir.
—Probablemente representando a la mejor dama del celuloide. Muchas veces representé ese papel durante el aprendizaje.
—Flor y yo pensamos que hiciste una preciosa Nina —dijo él y ella suspiró al recordar la producción en la que interpretó la parte de una muchacha perdida y sensible.
—La única parte buena que jamás he tenido.
—Habrá otras - le dijo tranquilizándola.
Después de eso, charlaron de otras cosas y cuando se levantaron para marcharse, David la guió con un brazo alrededor de la cintura.
En ese momento entraba en el restaurante una figura a la que Paula reconoció inmediatamente. David lo vió al mismo tiempo y apartó la mano de su cintura, pero Pedro ya los había visto y la fría expresión de su cara se lo advirtió. Ella trató de hablarle, pero él se volvió y se puso a hablar con alguien. David se había parado, pero en ese momento siguió y volvió a poner la mano alrededor de la cintura, apretándola más.
Paula miró por encima de Pedro y miró a la mujer que estaba con él con ojos furiosos. Cuando se acercaron, los ojos azules de la mujer se dirigieron sorprendidos hacia David.
— ¡Querido, qué casualidad! Hace mucho tiempo que no te veía. ¿Es éste tu restaurante favorito?
—Así es —sonrió David sin soltar a Paula. Silvana la miró y le sonrió divertida.
— ¡Bien, bien, bien! —miró a Paula y a Pedro y arqueó las cejas divertida.
Paula lo miraba obligándolo a que la viera. Él lo hizo de mala gana.
— Hola, Pedro -le dijo.
Él asintió y luego tomó a Silvana del brazo.
—Me temo que se nos hizo tarde... ¿quieren perdonarnos?
Cuando salieron, David miró a Paula. Había salido y estaba inmóvil en la acera.
La noche era fría pero ella no parecía notarlo.
—¿Estás bien? —dijo preocupado, sosteniéndola.
Ella sintió como si se alejara de él con lentitud, y sus manos lo agarraron para aferrarse a algo real.
Qué maldito este Pedro y cómo está sufriendo Pau, pobrecita.
ResponderEliminarLa verdad que cada vez entiendo menos a Pedro, y ella tampoco debería dejarlo ser así!
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