Él la miró extrañado, pero ella le sonrió suplicante.
-Oh, no —le contestó un poco más tranquilo-. Cada vez que lo pienso, sé muy bien cómo terminaría... Si te pusiera las manos encima se me ocurrirían otras cosas en vez de matarte.
Paula enrojeció y desvió la mirada porque ya no había barreras entre ellos y la mirada de él expresaba demasiado.
-¿Nunca se te ocurrió pensar que yo podía creer que ya no me amabas? -le preguntó apasionada.
- ¡No pudiste pensar eso!
-Sí lo hice. Incluso pensé que había otra persona.
Se quedaron en silencio y luego Pedro preguntó con sinceridad.
—¿Y eso te molestó?
-Sí.
Él se puso de pie y se alejó, su cuerpo delgado se veía inclinado como si llevara un peso encima.
—Hasta que volviste a encontrar de nuevo a Redway.
—De eso es de lo que tenemos que hablar — le dijo ella y él se puso pálido.
—Si vas a irte con él, vete... y apártate de mi vida.
-No es tan fácil —suspiró-. En cierta forma tenías razón. David significaba más para mí de lo que me había dado cuenta. Todavía no sé cuánto.
- No quiero hablar de eso.
—Sin embargo, ése es el primer error. Jamás nos comunicamos. Tú ocultaste tus sentimientos todo el tiempo y creías adivinar los míos... yo no tenía idea de lo que sentía. ¿No crees que llegó el momento de hablar con franqueza? La única forma de salir del laberinto que hemos hecho de nuestras vidas, es hablando con absoluta franqueza.
—Necesito un whisky —dijo dejando a un lado la taza y desapareció. Regresó con la botella y un vaso servido. Paula lo observó mientras se lo tomaba. El alcohol le dio un poco de color a sus mejillas.
Se sentó y se sirvió otra copa.
—Muy bien, Paula, si quieres que escuche, lo haré.
—Con toda sinceridad, jamás se me ocurrió que David significara para mí más que un amigo. Ahora no estoy segura... estoy confundida. Entre tú y David lo han logrado. Tú me ocultaste tus sentimientos y pensamientos. Yo no tenía la menor idea de nada, ni siquiera se me ocurrió que podía hacer algo para evitar que nuestro matrimonio terminara.
—¿No es Redway a quien debías hablarle en vez de a mí? Esta enamorado de tí... lo supe cuando lo conocí. No estoy ofuscado créeme... soy un buen obsevador, entrenado, y estudié con atención a Redway. No me ocultaba nada y supe que te deseaba.
—Sí —dijo ella—, así es. Me lo demostró esta noche y debí saberlo antes, pero a su manera, David también mantenía todo en secreto... me ocultó todo durante mucho tiempo porque sabía que yo no pensaba en él de esa manera.
-¿Y ahora sí?
-Sí—dijo mirándolo a los ojos.
—Entonces no hay problema.
— Sí, lo hay. Hasta este momento yo no era consciente de ese sentimiento, pero estoy despertando ahora. Vivimos como extraños durante los últimos seis meses de nuestro matrimonio y cuando salí de mi neblina, necesitaba comprensión. David estaba allí para dármela y eso hizo que me diera cuenta de lo que había habido entre nosotros por mucho tiempo sin que yo me diera cuenta. Pero eso no facilita las cosas, Pedro, las complica.
-¿Porqué?
-Porque estás tú. ¿No te das cuenta?
—No tienes por qué sentirte culpable por mí. No voy a decirte que te olvidaré, porque sé que jamás sucederá, pero no voy a conservarte por un sentido de culpa Si esa fuera la base, ¿qué matrimonio sería el nuestro? Si quieres a Redway, vete con él.
-No me has entendido -dijo paciente-. No tiene nada que ver con culpa. Lo que no entiendo son mis propias necesidades.
-Habla claro, Paula.
— Sabes lo que estoy diciendo.
— ¡Por Dios del cielo, dilo con claridad!
—Los quiero a los dos.
Pedro se puso de pie y su silla cayó al suelo.
-¡No! -dijo furioso-. Jamás. ¿Qué crees que soy? No voy a compartirte con Redway.
—Eso no es lo que quise decir — suspiró moviendo la cabeza—. No te pido que compartas nada. Te pido que esperes.
—¿Mientras tú vives el romance? —la pregunta fue brutal, amarga— . No, Paula, oh, no.
Ella también se levantó, luchando por encontrar una forma de explicárselo.
—Mientras aclaro de una vez mis sentimientos, no tengo la intención de convertirme en amante de David, te lo juro.
—No. ¡No! Ni siquiera voy a discutirlo. Mejor vete, Paula, antes de que me enfurezca.
—¿Qué quieres que haga? ¿Que vaya andando hasta Londres?
Él se quedó dándole la espalda.
—Si te apetece puedes usar tu vieja habitación, pero por favor, vete a la cama. Quiero estar solo.
—¿Puedo usar primero el teléfono? Quiero llamar a Flor y decirle que estoy bien.
—Muy considerado por tu parte —dijo con sarcasmo—. La noche que me abandonaste no tuviste la misma atención. Yo me quedé aquí toda la noche esperando que me dijeran que habías sufrido un accidente de tren o de coche.
— Lo siento, Pedro, lo siento... había razones por las que no llamé.
- ¡Estoy seguro que las había!
—Tenía la impresión que no te importaría que jamás regresara, —dijo con amargura.
Él se rió con frialdad.
—Me hubiera encantado ser tan indiferente. Pero fue el infierno.
Paula dudó al ver la cabeza oscura, pero luego llamó a Flor.
—¿Dónde estás? —la voz de Flor sonó furiosa—. ¿Estás loca? ¿A qué estás jugando?
-Tenía que hablar con él.
—David estuvo aquí —le dijo Flor—, furioso porque desapareciste con él.
—¿Podrías avisarle que estoy bien?
—¿Pero lo estás? —Flor estaba muy molesta—. ¿Crees que David se va a calmar al saber que estás bajo el mismo fecho que Pedro Alfonso?
-Yo misma hablaré mañana con David.
— ¡Paula, a veces me dejas lívida! —Flor colgó y Paula suspiró.
Oyó una risa irónica y se volvió para encontrar a Pedro detrás de ella.
—Y bien, ahora sabes lo que se siente —comentó con divertida amargura.
—Buenas noches, Pedro—murmuró y lo dejó allí, observándola mientras ella subía la escalera. Se sintió extraña al encontrarse otra vez en su vieja habitación, como si no hubiera estado en ella durante siglos, pero de eso hacía poco tiempo.
Estaba llena con recuerdos tristes de la infelicidad pasada y se estremeció. Pensó que odiaba esa habitación porque le recordaba demasiadas cosas que quería olvidar. Tal vez sería mejor olvidar su matrimonio con todo, pero sabía que no podía hacerlo.
Tenía que definir sus verdaderas emociones, separar la confusa maraña de motivaciones y decidir lo que realmente quería de la vida.
Muy buenos los 4 caps. Un poco tristes, y me da lástima que los 2 están sufriendo mucho.
ResponderEliminarRe atrapante esta historia!!!
ResponderEliminarMuy buenos capítulos! Que decisiones extrañas tomó Pedro para llevar el matrimonio! ahora está pagando sus errores...
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