sábado, 13 de febrero de 2016

Se Solicita Niñera: Capítulo 32

Todo el mundo se volvió para descubrir al dueño de aquella voz, de tono irónico. En la puerta de la cocina había un joven de unos dieciocho o diecinueve años, con el pelo oscuro muy largo, recogido en una coleta, y un pendiente en una oreja.

-Tu mujer quiere que la ayudes en cuanto termines de cotillear -le informó a Daniel; luego se acercó a donde estaba sentado Pedro para estrecharle la mano-. Hola, yo soy Bruno.

Paula  terminó de hacer las presentaciones mientras Daniel desaparecía discretamente. Bruno era su hermano pequeño, y pronto resultó evidente que también ejercía de principal informante de los asuntos familiares... sin que nadie se lo pidiera. Así, le contó a Pedro que estaba estudiando ciencias empresariales en la universidad de Maryland, y también que Gonzalo había aprovechado el fin de semana para salir con su esposa, dejando a sus tres hijos con Daniel y su mujer. Era por eso, continuó Bruno, por lo que ese día habían llamado a Paula cuando uno de los chicos tenía programada una cita con el médico y...

Paula  interrumpió la cháchara de Bruno.

-¿Desde cuándo llevas ese pendiente?

-Desde hace tres semanas. Iba a preguntarte si te gustaba, pero sospecho que ya conozco la respuesta.

-Sospechas bien... pero todavía te quiero -le dio un cariñoso abrazo.

-De hecho, estaba pensando en ponerme otro en la nariz. O quizá en el ombligo.

-A mí no me engañas, ¿recuerdas cuando te desmayaste cuando te hicieron ese análisis de sangre, para entrar en la universidad? Yo sí -se volvió hacia Pedro, sonriendo-. Me llamaron de la oficina y tuve que salir corriendo para allá...

-De acuerdo, de acuerdo. No sigas.

Procedente del fondo de la casa, se oyó la voz de una mujer:

-¿Paula? ¿Podrías ayudarme con D.J., por favor? Y trae a tu amigo para que pueda echarle un vistazo.

-Es la mujer de Daniel -le explicó Paula a Pedro, mientras se levantaba-. Te la presentaré dentro de un rato. Sigue aquí sentado, descansando. Ya te avisaré cuando las hamburguesas y los perritos calientes estén listos.

Pedro no quería seguir allí sentado, descansando. Quería llevar a Paula a una habitación vacía, desnudarla y hacerle el amor. Pero como eso no parecía constituir una opción, decidió quedarse donde estaba.

Una vez que Paula hubo abandonado la habitación, Bruno se sentó en el sillón que Daniel había dejado libre.

-Dime, ¿cuánto tiempo llevas saliendo con mi hermana?

-No lo suficiente -contestó Pedro-. Pero espero contar con mucho tiempo para remediarlo.

-¡Guau! -Bruno lo miró pensativo-. ¿Te refieres a formar parte de la familia?

—Eso nunca se sabe —se encogió de hombros-. Tengo entendido que Paula los crió a tí y a tus hermanos.

-Yo ni siquiera me acuerdo de mi madre -le informó el joven-. Sólo tenía dos años cuando murió. Si papá se hubiera vuelto a casar, Paula habría podido contar con más tiempo para ella. Pero no lo hizo, y falleció el mismo año en que ella se graduó. Al final, cumplió los veintisiete antes de que yo terminara el instituto.

-Pero ella ya habría terminado sus estudios universitarios para entonces -comentó Pedro de manera deliberada, para sonsacarle más información.

-No. Durante mucho tiempo estuvo estudiando de noche para sacarse una diplomatura, pero hasta que no mandó al diablo su rol social de niñera, no se dedicó a fondo a sacarse la licenciatura de diseñadora de modas.

-Quieres decir que no pudo hacerlo hasta que no fueron mayores.

-No. Quiero decir que no pudo hacerlo hasta que finalmente se dio cuenta de una cosa; que se estaba pasando la vida entera cuidando a los hijos de los demás. Fue divertido el día en que se le ocurrió decirles a Daniel y a Gonzalo que se buscaran una niñera, porque ella «se largaba de aquí». Esos dos realmente se aprovecharon bien de Paula.

-A ver si lo entiendo ahora... -dijo Pedro-. Paula se quedó en casa después de que muriera tu padre, hasta que tú terminaste el instituto. ¿Y después...?

-Y después, cuando finalmente se desembarazó de mí, el primer hijo de Daniel nació con una parálisis cerebral y ella lo ayudó a cuidarlo. Ingresó en una escuela de preescolar a la edad de dos años, pero entonces la esposa de Robert tuvo gemelas y se vio obligada a guardar cama por prescripción médica durante varios meses, así que Paula también los ayudó.

-¿Entonces qué la hizo decidir...?

—¿Bruno? -Paula lo llamó desde el fondo de la casa.

Pedro, entristecido, se dio cuenta de que había terminado la hora de las revelaciones.

-Es hora de cenar. ¿Quieres ayudar a Pedro a sentarse a la mesa, por favor?

Pedro realmente no creía que necesitara ayuda alguna, y aparentemente Bruno tampoco, porque esperó a una respetuosa distancia hasta que Pedro se incorporo sobre un pie; luego lo guió a través de la cocina hasta el porche trasero, donde habían servido la cena.

Lo primero que vio fueron las gemelas: dos adorables niñas morenas que se parecían muchísimo a su tía Paula. Aparentemente, se mostraron encantadas de verle, y Pedro pensó que así serían los hijos que quizá algún día tendría con ella... No quería que Valen fuera hija única, y a Paula le gustaban tanto los niños que probablemente querría tener alguno. La idea lo conmovió profundamente.

Buscó a Valen con la mirada, y vio que Paula  la sostenía de una mano, mientras alimentaba con la otra a un niño sentado en una silla de ruedas.

-Habitualmente Tomás empieza a comer primero porque tarda más -le informó Bruno, a su espalda.

Pedro estaba impresionado. Aquel niño debía de tener unos cinco o seis años, y parecía tan indefenso y vulnerable como un bebé. Se volvió hacia Bruno:

-Yo pensaba que la gente con parálisis cerebral podía caminar con muletas, o con aparatos ortopédicos.

-Esos son tópicos; la situación normal es más parecida a ésta. Sus funciones motrices están limitadísimas, pero su cerebro funciona tan bien como el tuyo o el mío. Le están enseñando a usar un ordenador para comunicarse. Es un gran chico. Todos lo queremos muchísimo.

«Y será mejor que tú también le quieras», era el mensaje implícito en sus palabras. Pedro decidió que eso no era ningún problema. Paula no le había hablado mucho de su familia; ahora podía ver que ella había sido su tabla de salvación durante los años en que debería haber estado estudiando en la universidad, saliendo con chicos, casándose y fundando su propia familia. De repente, su condición de soltera y su inesperada virginidad empezaban a cobrar sentido.


2 comentarios:

  1. Espectaculares los 4 caps cada vez más linda esta historia.

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  2. Me puse el día!!! cuantos capítulos me perdí!!! Ojalá Pedro se enamore de Paula y la vea más allá de que sabe cuidar a Valen!

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