martes, 8 de octubre de 2019

La Impostora: Capítulo 29

Un momento después, él le lanzó una sonrisa radiante, ahuyentando así sus temores.

—Vamos. Si el exterior te parece impresionante, espera al ver el resto.

Rodeó el capó, le abrió la puerta del acompañante y la ayudó a bajar. Paula se lo agradeció profundamente. Los taconazos que había encontrado entre los zapatos de su hermana eran demasiado altos para ella. Poniéndole la mano al final de la espalda, la condujo por las escaleras que llevaban a la puerta principal del castillo. En cuanto llegaron frente a ella, la puerta se abrió.

—Buenas noches, señorita y señor Pedro —dijo el mayordomo—. Por favor, entren. Todos los esperan en el salón.

Paula miró a su alrededor con los ojos como platos. Pedro tenía razón. Aquello era sencillamente grandioso. Una enorme escalinata de mármol subía a lo largo de una pared llena de retratos familiares. Incluso desde lejos podía ver el parecido con Pedro.

—Tengo suerte. Salí a la familia de mi madre —le dijo él al oído.

Paula se rió.

—¿Suerte? No creo que tus hermanos opinen lo mismo.

Avanzaron por el amplio corredor hasta llegar a un arco que delimitaba otra estancia. Al otro lado se oían voces que conversaban animadamente. Cuando entraron en el salón, Karen se puso en pie y tomó las manos de Paula antes de darle un beso en la mejilla.

—Me alegro mucho de que hayas venido esta noche. Ahora somos una familia completa. Ven y siéntate a mi lado. Así podrás contarme qué has estado haciendo desde que nos vimos por última vez. He oído que Rey te tiene como una esclava en la oficina.

Paula sintió una punzada de culpa. ¿Una familia completa? Era Valeria quien debería haber estado allí esa noche, y no ella. Forzó una sonrisa y dejó que Karen la llevara junto a los otros. De alguna forma logró entablar una conversación acerca de su trabajo en la oficina y dejó que él derivara el tema hacia los cambios que tenían pensado hacer en el negocio. Esto desencadenó un animado debate entre Federico y Pedro durante el que este último expuso todas las ideas que había desarrollado con la ayuda de Paula. Al final Federico estuvo de acuerdo con todo lo que habían planeado.

—Bueno, veo que tienes un talento escondido, Valeria —le dijo Federico directamente—. A lo mejor deberías quedarte en la oficina con Pedro. No le vendría mal una perspectiva fresca de las cosas.

—Si no supiera que me quieres mucho, hermano, te haría pagar muy caro esa afirmación —dijo Pedro en un tono bromista, salvando a Paula de tener que contestar.

—¿Y qué pasa con las bodegas? Imagino que también tienes buenas ideas en ese sentido —dijo Marcos, uniéndose a la conversación.

Paula se dió cuenta de que estaba muy pálido. Tenía la mirada cansada y caminaba con la ayuda de un bastón.

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