Paula Chaves había creado un fuerte vínculo con los pequeños gemelos de su recién fallecida prima. Cuando su padre, Pedro Alfonso, acudió para llevárselos a su rancho en el interior de Australia, era evidente que estaba desbordado.
Paula se enamoró rápidamente del misterioso Pedro. Ver cómo alegraba la vida a sus hijos la animó e incluso empezó a curar sus heridas emocionales. Sabía que no le resultaba indiferente a Pedro, pero había algo que lo impulsaba a alejarla de él…
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