jueves, 3 de marzo de 2022

A Mi Medida: Capítulo 46

Era cierto, claro. Le habían ofrecido unas tierras abandonadas en mitad de la ciudad, un lugar inhóspito que Pedro podría convertir en lo que quisiera. Oficinas, viviendas, parques. Todo un reto para alejarse de Lake Spa. Pero no podía irse mientras Paula lo necesitara. A pesar de que se moría por contárselo porque estaba entusiasmado, no lo hizo.


—Si hubiera sabido que te querías ir, habría colgado —dijo sinceramente.


—No pasa nada —contestó Paula—. El tiempo ha mejorado, ¿Verdad?


—Sí, me he dado cuenta. ¿Te sienta mal la primavera? Te encuentro baja.


—No, no es eso.


—He visto un sobre de la universidad. ¿Has hablado con Damián Jackson?


Paula negó con la cabeza.


—Sé que esa conferencia me vendría muy bien profesionalmente, pero no quiero tener nada que ver con él.


—Pues dile que no.


—Pero…


—Vino a buscarte, Paula. Quiere que lo hagas, ya lo oíste. Quiere publicidad aprovechando la boda de tu hermana. Quiere aprovechar la oportunidad.


—Sí, y sabe que es una oportunidad muy buena también para mí. Sabe que no puedo decir que no.


—Pues sorpréndelo —dijo Pedro abrazándola con fuerza.


Quería protegerla de todo lo malo, pero tenía que ser ella sola la que se deshiciera de sus viejos demonios.


—Habrá otras oportunidades —le aseguró.


—¿Tú crees?


—Lo sé. Dile que no vas a dar la conferencia, que sepa que ya no lo necesitas, que controlas la situación. Llámalo y cítalo mañana a comer en el club, que es tu territorio.


—¿Y si no quiere venir?


—No le dejes negarse. Dile dónde y cuándo, y si se pone pesado dí que estás ocupada y que tienes que colgar. Que será cierto, claro, de eso ya me encargo yo —sonrió Brad.


—La cinta de andar no, por favor —suplicó Paula riendo.


—No, te prometo que nada de cinta. Para mañana tengo preparada otra cosa.


—Uy, qué miedo me das —contestó Paula sin querer saber qué era—. Muy bien, imagina que consigo que vaya a comer conmigo al club. ¿Y luego?


—Le dices que te encantaría dar esa conferencia, pero que por motivos personales no puedes hacerlo. No hará falta que los expongas detalladamente. Sabrá perfectamente por qué lo dices.


—No creo que se rinda así como así.


—Pues le repites una y otra vez que te encantaría hacerlo, pero que no puedes…


—… por motivos personales —sonrió Paula esperanzada—. ¿Dará resultado?


—Seguro. Te diga lo que diga, tú dí una y otra vez lo mismo hasta que consigas que te escuche.


—Parece fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario