sábado, 15 de agosto de 2015

Venganza y Placer: Capítulo 16

Paula entró en el cuarto y el señor la miró.
-¿ Cómo se siente? – preguntó Paula.
-Mejor – dijo el señor y extendió la mano – ven acercate.
Paula le tomó las manos frágiles. Tenía la piel muy fina como si hubiese sufrido alguna quemadura.
-Eres hermosa.. un placer, Horacio Alfonso.
-Paula Chaves– dijo con una tierna y hermosa sonrisa, la cual hizo que a Pedro se le acelerara el corazón y se maldijo por sentir esas cosas fuertes hacia ella – me da gusto volverle a ver y que esté mejor.
-Eres una niña muy agradable, cálida y educada.
-Gracias, es usted..
-Tutéeme por favor – le interrumpió.
Paula pareció dudar por una fracción de segundo al notar la mirada hostil y retadora de Pedro, pero siguió sosteniendo la mano y manteniendo su mejor sonrisa. Aunque en ese momentos hubiese querido salir corriendo llorando.
-Gracias, tú eres un amor. Ah! Se me olvidaba, traje esta canasta de frutas para usted.
El señor se emocionó..
Pedro, molesto, salió al corredor.
Lo que le faltaba, que su padre mostrara respeto y admiración hacia la heredera de Schulz. Heredera de la familia que más daño le había causado a él. Eso era insólito. No tenía que pasar de ese modo, no podía haber ligamientos emocionales.
Al abrirse la puerta de salida Pedro  aspiró una bocanada de aire fresco. Paula lo miró de soslayo y la ternura de sus ojos se diluyó al encontrarse con la furia de Pedro.
-Gracias por haberme dejado venir.
Su exceso de cortesía molestó a Pedro profundamente.
- No lo he hecho porque quisiera. No tenía coche así que ha sido una cuestión de necesidad no de generosidad.
-No tenías que decirle que estaba aquí.
Pedro chasqueó la lengua despectivamente.
-Ya ves lo lejos que te lleva un poco de calculado encanto femenino. Buen trabajo Paula Chaves .Una mirada de esos ojos azules, un parpadeo de tus largas pestañas y cincuenta años de animosidad y dolor se desintegran.
Paula sintió un dolor en lo más profundo de tu alma. Se quedó paralizada mientras que una adrenalina de furia se apoderaba de ella.
-¿Qué querías que hiciera? ¿ que entrara como una gran dama honrando con su visita al humilde campesino? – Paula se inclinó hacia Pedro y su ira se sustituyó por una calma amenazadora - ¿eso es lo que te gustaría, no es cierto? No te gusta estar equivocado, y supongo que estás acostumbrado a que la gente haga cualquier cosa por complacerte. Quizás debería limitarme a simplificarte la vida actuando como la zorra que crees que soy.
Y con movimientos magistrales y como si lo hubiera hecho antes. Abrió la puerta del carro se sentó. Prendió de la primera y lo aceleró al máximo.
-¡Paula!
Pedro intentó detenerla, pero ella quitó el freno de mano y dió marcha atrás para quitarse de su alcance, y con un sonido de gomas, giró y se fue del estacionamiento.
Pedro se quedó inmóvil y sorprendido mientras que el ruido del motor desapareció en la distancia.
Antes de conocer a  Paula, ninguna mujer lo había dejado plantado. Ella lo había hecho dos veces y juró que no habría una tercera.

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