jueves, 23 de junio de 2022

Atracción: Capítulo 21

 –Mi pasado es mi presente en realidad. Me temo que siempre lo va a ser, tal y como demuestra esta conversación que estamos teniendo esta noche.


Pedro bajó la vista.


–Dicen que no se puede juzgar a una persona dos veces por el mismo crimen, pero eso es solo en los tribunales. La gente no olvida, y guardan rencor. Me vine a Boise porque pensé que tendría más oportunidades.


–¿Y las has tenido?


–Unas pocas. Encontré un trabajo en una clínica para animales. Un adiestrador de perros profesional al que había conocido a través de 4-H se compadeció de mí y me preguntó si quería ser su aprendiz. Así conocí a Betty.


–A mi abuela no le importa tu pasado.


–Betty es una entre un millón. Me gustaría que hubiera más gente como ella, pero es imposible. ¿Alguna pregunta más? Estaré encantada de darte el nombre de mi agente de la condicional, aunque él tampoco te podrá garantizar que no esté intentando timar a tu abuela.


Pedro se sonrojó. De repente intercambiaron una extraña mirada. Paula sintió que se perdía en sus ojos. ¿Qué estaba sucediendo?


–La abuela me dijo que has estado revisando el proyecto empresarial.


–¿Proyecto empresarial? –Pedro parpadeó. El cambio de tema había sido brusco–. Lo tengo. Pero pensaba que ya no ibas a asesorarnos.


–¿Por qué no?


–Aceptaste porque tenías dudas sobre mí.


–Eso es cierto.


–Y todavía tienes dudas.


–Le dije a mi abuela que la ayudaría. No voy a echarme atrás.


Se había equivocado con Paula. Pedro se aflojó la corbata. Levantó la vista. Vestida con ese traje color verde azulado, de pie junto a una de las estanterías de libros, parecía una de sus asesoras, profesional, cultivada, nada que ver con la mujer que había conocido en la casa de su abuela. De repente sacó un libro, leyó la primera página y volvió a colocarlo. Hizo lo mismo con otro.


–Puedes llevarte el que quieras.


–¿Me recomiendas alguno?


–Strategic Marketing and Branding.


Paula tocó el dorso de los libros con las yemas de los dedos, buscando el título.


–Aquí está –lo sacó.


–Conoces el mercado y el sector, pero tener una estrategia de marca sólida y bien pensada puede marcar la diferencia. El libro es una buena introducción a los términos y perspectivas que debes manejar.


Paula examinó la portada.


–Gracias.


–De nada.


Pedro pensó que volvería junto al escritorio, pero no lo hizo. Continuó mirando los objetos que estaban sobre las estanterías.


–El USS Essex –Paula contempló una de las réplicas de portaviones–. Betty tiene una más grande.


–Mi abuelo sirvió en el USS Essex durante la guerra de Corea. Se enamoró de los portaviones. La abuela solía regalarle estas maquetas en ocasiones especiales.


–Qué regalo tan bonito –Paula se inclinó para examinar las maquetas con atención–. El USS Vinson.


–Sí –dijo Pedro, intentando no fijarse en cómo se le subía la falda por detrás.


Aseguró los documentos del proyecto con un clip.


–Un trabajo excelente –añadió.


Una sonrisa tiró de los labios de Paula, pero no llegó a formarse del todo.


–Es evidente que has trabajado muy duro para revisar el borrador.


–Betty me paga por ello.


–Lo estás haciendo muy bien.


Paula señaló la otra estantería, la que contenía los recuerdos.


–¿La bandera era de tu abuelo?


–Sí. Es de su funeral.


Paula señaló las fotos.


–¿Quién es?


Pedro fue hacia ella y agarró una foto en la que aparecía con Leandro Dooley.


–Es mi mejor amigo desde tercero de primaria. Está en la marina.


–Parecen hermanos.


–Es como un hermano para mí.


Leandro estaba viviendo el sueño por los dos. En ese momento se encontraba en algún lugar secreto.


–Teníamos pensado alistarnos juntos.


Paula sonrió de oreja a oreja.


–¿Querías seguir los pasos de tu abuelo?


Pedro se puso tenso. Nunca se lo había dicho a nadie, excepto a Leandro.


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