jueves, 16 de junio de 2022

Atracción: Capítulo 13

 –Por favor, no me digas que has terminado ya –le dijo Betty a su nieto al ver que dejaba los cubiertos sobre la mesa con brusquedad. 


–Deberías haber venido el lunes –dijo Paula–. Betty se superó a sí misma con la tarta de chocolate y frutas del bosque. Estaba de muerte.


–¿Frutas del bosque? –repitió Pedro.


–Tu favorita –dijo Betty, asintiendo con la cabeza.


–¿Cuántas tartas haces a la semana?


–Depende de cuánto tiempo nos lleve comernos una.


–¿Comernos?


–Pau. Los empleados de la finca. Mis ayudantes del laboratorio. Cualquier persona que esté trabajando por aquí –le explicó Betty–. Se lleva lo que sobra a la clínica veterinaria cuando hace turnos allí.


¿Por qué trabajaba Becca en la clínica veterinaria si la abuela le pagaba tan bien?


–Parece que no paran de comer tarta por aquí. No sabía que te gustara tanto la repostería.


Betty levantó los hombros.


–No puedo dejar que mis nietos vengan a verme y se queden sin comer tarta.


Pedro sintió una presión repentina en el pecho. Paula tenía razón. La abuela se sentía sola. Un filo de culpa lo atravesó por dentro.


–¿Querías decirme algo? –preguntó la abuela.


Pedro levantó la vista. Le hablaba a Paula, no a él. Sin duda, esa chica lista tendría algo que decir. Tendría algún comentario sarcástico que hacer para darle donde más le dolía.


–No –dijo Paula, con una sonrisa de «Ya te lo dije» en los labios.


–Puedes tomar otro trozo cuando termines –le dijo Betty a su nieto.


–Oh, con esto tengo suficiente por hoy. Pero avísame cuando hagas mi tarta favorita y me pasaré a verte.


Una sonrisa iluminó el rostro de la anciana.


–Lo haré –dijo Betty.


–¿Por qué no cenamos el próximo miércoles? Dile a Carolina que venga –le dijo Pedro de repente–. Seguro que tu chef nos puede preparar algo muy rico. Y tú puedes hacer el postre.


Betty movió los hombros como una adolescente ilusionada.


–Eso suena muy bien –dijo–. ¿Crees que Carolina podrá venir?


–Sí. Vendrá –le aseguró.


Carolina estaría presente en esa cena. Le compraría una alhaja cara o unos zapatos de firma en caso de ser necesario.


–Fenomenal, porque estoy deseando que Carolina conozca a Pau –dijo Betty, entusiasmada.


–Ven a tomarte una copa de vino el miércoles con nosotros – añadió Pedro, invitando a Paula.


Paula se limpió la boca con los nudillos.


–No quiero estar de más en una reunión de familia.


–No vas a estar de más –dijo Betty antes de que Pedro pudiera decir nada–. Vas a cenar con nosotros.


–No –dijo él al mismo tiempo que Paula.


Sus miradas se encontraron durante una fracción de segundo, pero entonces él apartó la vista. No le quedaba más que hielo en el vaso, pero lo agarró de todas formas y bebió un poco. La abuela esbozó una sonrisa.


–Pedro.


Pala bajó la vista y contempló su trozo de tarta como si hubiera un tesoro escondido dentro de ella.


–No tiene importancia, Betty.


–Lo que quería decir es que puedes llegar a sentirte incómoda en presencia de Carolina si no la conoces bien. Estoy seguro de que un día de estos le pondrán su nombre a un huracán de nivel cinco.


–Tu hermana puede llegar a ser un poco... Difícil a veces –dijo Betty.


Eso era decir poco. Carolina era la reina del drama. Toda la población mundial existía para hacerla sentir bien y para ayudarla. Pedro había intentado acabar con ese egoísmo de muchas formas distintas, pero nada había funcionado, ni siquiera el trabajo que le había dado en Fair Face para que pudiera tener acceso a su fideicomiso.


–No queremos que Pau se sienta abrumada en presencia de Carolina y que tenga ganas de irse.


–Paula no se sentirá abrumada. Es mucho más fuerte de lo que crees –dijo Betty.


–Gracias, pero necesitas pasar tiempo con tus nietos, Betty – Paula parpadeó rápidamente–. El miércoles tengo que abrir el turno de veinticuatro horas de un técnico en la clínica veterinaria.


–Qué pena –dijo Pedro.


Paula jugueteó con la servilleta. Sus dedos se movían cada vez más deprisa.


–Sí –dijo–. Pero estoy segura de que lo van a pasar muy bien juntos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario