En el momento de verle, Paula le había deseado. El hecho de que Pedro no hubiera dejado de mirarla durante la reunión, no había ayudado. Creía haber visto arrepentimiento y deseo en la mirada de él, aunque sabía que eso solo se debía a que era lo que quería ver, nada más. Se estaba engañando a sí misma. Era su imaginación. ¿Acaso no había aprendido la lección, después de que su relación con Gustavo hubiera sido la causa de que le prohibieran volver a participar en el baile de competición? ¿Iba a ser una de esas mujeres que siempre se equivocaban en lo tocante a loshombres?
—Gracias por acceder a reunirte conmigo —dijo él.
—¿Tenía otra alternativa?—preguntó Paula.
Pedro arqueó una ceja, mirándola.
—Sí, la tenías.
—Lo sé. Es que hoy no estoy en mis cabales. Dime qué clase de baile crees que deberíamos montar para acompañar a Gabriel. Solo he oído un par de canciones de él por la radio, no estoy familiarizada con su música. ¿Crees que podríamos conseguir que viniera a ensayar con nosotros?
—Antes de hablar del trabajo, preferiría que habláramos de nosotros.
—¿Qué es lo que tenemos que hablar? Nos enrollamos una noche y salimos un día,ya está.
Pedro sacudió la cabeza.
—No nos enrollamos solamente. Lo que hay entre nosotros no es tan superficial y tú no eres la clase de chica que se enrolla y ya está.
—Eso no importa, lo que importa es que tú sí eres esa clase de hombre.
—Has visto la foto de Analía y yo, ¿Verdad?
—Sí, la he visto. Pero no me ha sorprendido, sé muy bien la clase de relaciones que tú tienes.
Pedro se acercó a la ventana.
—No quiero que pienses que no significas nada para mí —dijo él, sin saber qué estaba viendo realmente, pero consciente de que, en esos momentos, no quería mirarla a la cara.
—No lo hago. Creo que, la otra noche, no nos comportamos como solemos hacerlo y por eso pudimos conectar. Pero… no quiero que, por tí, tenga que irme de este lugar.Vivo aquí, estoy empezando una nueva vida y me gusta y necesito el trabajo quetengo.
Pedro se volvió de cara a ella.
—Entendido. Hoy, durante la reunión, me he dado cuenta de que quiero de tí másde lo que suponía. Bueno, no, la verdad es que lo sé desde el principio, pero tenía miedo de que no fueras la mujer que creía que eras.
—¿Cómo crees que soy?
—Creo que eres una persona que se preocupa de la gente que le rodea. Sé que, laotra noche, no estabas conmigo por mis amigos ni mis contactos. Y eso es algo a lo que no estoy acostumbrado.
—Eso lo entiendo, Pedro. Pero no estoy segura de lo que quieres de mí —dijo ella.
—Quiero salir contigo. Quiero conocerte mejor y ver si hay algo más entre los dos,a parte de la atracción sexual.
Paula asintió.
—Te agradezco la sinceridad.
—No voy a mentirte, Paula. Sé que habrá momentos en los que tenga que salir con otras mujeres y que nuestras fotos aparecerán en las revistas, pero eso son gajes del oficio, publicidad que el club necesita. ¿Podrás soportarlo?
Paula ladeó la cabeza y se lo quedó mirando.
—Puede que sí. No me importa que salgas con otras por esos motivos, pero no quiero que me tomes el pelo. Si vamos a salir juntos, para mí es imprescindible que seas monógamo. No estoy dispuesta a formar parte de tu harén.
Pedro la sorprendió al lanzar una carcajada.
—No tengo un harén, Pau. Nunca he tenido un harén. Lo único que he querido ha sido divertirme, y creo que tú y yo podemos divertirnos mucho juntos.
—De acuerdo —dijo ella—. Yo tampoco estoy en un momento como para tener relaciones serias, pero me gustas.
Pedro se acercó a ella.
—Perfecto. ¿Sellamos el trato?
—¿Qué? ¿Cómo?
—Con un beso —respondió él.
Paula le sonrió y, por primera vez ese día, se sintió feliz. Había temido no volver a encontrarse en los brazos de Pedro y se alegraba de estar ahí otra vez.
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