sábado, 22 de abril de 2017

Te Necesito: Capítulo 43

—Tú también deberías irte.

—Pronto —Paula se colocó el pelo detrás de las orejas— Luciana Alfonso viene después del trabajo para comentar la boda.

—Has dedicado un montón de horas a eso. Y sé que una boda perfecta es el sueño de cualquier chica, pero... —levantó la mano derecha— Juro que si alguna vez me caso será un «sí, quiero», «y yo» y se acabó,

—Hay una oferta en el Jardín del amor: ciento cincuenta dólares. Incluye los anillos y una limusina.

Y un beso que levantaba a una chica del suelo a pesar de todos los argumentos que ella había creído firmes y sólidos.

—Lo tendré en la cabeza —Vanina hizo con los dedos un gesto de despedida.

 —Buenas noches, Vanina.

Luciana estaría allí en un minuto, así que buscó la carpeta de Alfonso–Paz y le echó un vistazo. Tenía todos los detalles en lo relativo a las flores y la comida, pero había que cerrar esos temas ya.

—Hola —un ligero toque atrajo su atención hacia la puerta.

—Hola, Luciana—Paula forzó una sonrisa de despreocupación y después miró la mesa— Siéntate. Perdona el desorden, he estado muy ocupada.

—Eso lo explica.

—¿Qué? —preguntó buscando la mirada de Luciana

—Que parezcas cansada.

—Bueno, tú estás radiante —Paula estaba decidida a sacar adelante la reunión sin desahogarse de toda su angustia con la hermana de Pedro— ¿Cómo está Hernán?

—Bien. Está ajustando los detalles del proyecto de financiación. Pepe y él parecen siameses desde hace días.

—Así que no lo has visto mucho.

—No tanto como me gustaría, pero hemos cenado juntos todos los días. Aunque algunas noches no ha sido más que comer algo y a la cama.

Eso apoyaba su teoría de que Pedro estaba demasiado ocupado para verla. Aunque Hernán se las arreglaba para encontrar tiempo para estar con su prometida. Claro que no lo había plantado en el altar, porque no habían subido al altar todavía y, si  no ponía la cabeza en ello, el altar estaría vacío.

—¿Te gustan las flores?

—Sí, mucho —respondió Luciana.

—¿Tienes alguna preferencia?

Luciana se pasó un dedo por los labios.

—Me encantan las rosas. Y hay una especie de lirio que no sé cómo se llama. Es rosa, como con unas antenas hacia fuera...

Paula recordó a Pedro diciéndole que quería estar informado de cada detalle, incluyendo el color de las flores. Había abandonado esa actitud hacía mucho tiempo, parecía que confiaba en ella.

—¿Paula?

—Hmm —Paula, que tenía la barbilla apoyada en la mano y la mirada perdida, parpadeó—. Lo siento, ¿qué?

—¿Los lirios?

—Sí. Elige las flores que quieras. Tengo en la cabeza una floristería que hace unos trabajos geniales. Estaba jugando con la idea de una estructura decorada con flores en la que se colocarían Hernán y tú.

—Esos suena muy bien, perfecto.

Era perfecto, recordó Paula, el día que no se había casado con Pedro. Bajo una estructura de rosas y peonías había explicado a todo el mundo que no iba a haber boda. Nada de ataduras significaba nada de estructura de flores, nada de segunda oportunidad. Nada de Pedro.

 —¿Paula? ¿Te preocupa algo?

 —No, claro que no —mintió.

¿Por qué iba a preocuparle que la última vez que había visto a Pedro había tenido la sensación de que había cambiado de distante a cercano? ¿Por qué iba a estar distraída si desde entonces había buscado una señal de que ella le importaba? ¿Porque no podía concentrarse en nada que no fuera él? ¿Porque estaba empezando a descubrir la verdad? ¿Por qué? Porque la verdad era que se había enamorado de él otra vez.

—Otra vez no —murmuró.

—¿Qué? —preguntó Luciana.

Técnicamente no se había vuelto a enamorar, porque no había estado verdaderamente enamorada la primera vez. Había estado encaprichada. Esa vez era diferente... más profundo, más fuerte, arraigado en la realidad, no en la fascinación.

—Paula, ¿Qué te pasa?

No iba a volver a hablar de ello otra vez con Luciana.

—Nada —respondió colocando carpetas, nerviosa.

Como un dominó, una pila empujó a la otra hasta que los últimos papeles de la esquina se fueron al suelo. Luciana se agachó a recogerlos. Entonces frunció el ceño al mirar uno de ellos.

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