—Tiene un contrato con este hotel y la necesito —dijo tomando la mano de Paula. La posó en su brazo y mantuvo su propia mano sobre la de ella— Espero que disfrute, Leonardo.
Pero no con esa mujer.
—Luego nos vemos —dijo ella por encima del hombro.
No si Pedro podía evitarlo.
—¿De verdad me necesitas para algo?
—No —al menos no para trabajar.
Paula respiró hondo y se agarró a él con las dos manos.
—Entonces has venido a rescatarme con tu brillante armadura.
—¿Eh?
—Y ya era hora de que me salvaras —miró por encima del hombro y tembló— Te juro que si llega a tocarme una sola vez más... —lo miró— Habría habido una escena que no hubiera sido la mejor publicidad.
Pedro sonrió abiertamente.
—Menos mal que llegué en ese momento. Espero que no tengas que visitarlo en su ático de las Torres Alfonso.
—Espero que no —dijo temblando de nuevo— Sé que tienes que cerrar ventas, pero no se me rompería el corazón si ésa no se cerrara.
—No creo que Leonardo Flynn afecte al éxito de este proyecto.
—Yo tampoco —le brillaban los ojos al mirar alrededor— Mira toda esta gente, es como la central de R&F.
—¿R&F?
—Ricos y famosos —explicó ella— Si esto no es un gran éxito, no sé lo que es. He perdido la cuenta de la gente que me ha dicho que había reservado una propiedad.
—Las cosas pintan bastante bien —admitió mirando —Felicidades, Pedro—le dió un espontáneo abrazo— Estoy muy feliz por tí.
Con todas sus delicadas curvas tan cerca, Pedro sí que estaba feliz. La mantuvo entre sus brazos y disfrutó de su dulce aroma.
—No habría podido estar aquí sin tí.
Y no se refería sólo al evento. Ella dió un paso atrás.
—Deberíamos buscar a Luciana y a Hernán.
—Los he visto antes —dijo él— rodeados de periodistas. ¿Cómo les iba?
—Luciana mostraba su anillo de compromiso y parecía estar disfrutando. Nan...
—¿Lo está llevando bien?
—Sí.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Porque Lu está a su lado —recordó aquella noche en El Jardín del amor, cuando Paula le había dicho que el amor era lo único que importaba.
Había pensado que aquello era irónico viniendo de ella, pero después de los últimos días que habían pasado juntos, muchas cosas de las que pensaba habían cambiado, sobre todo las relacionadas con apartarla de su vida.
—Les espera un buen bombardeo mediático —dijo Paula— La prensa ya está babeando con la boda Alfonso, la fiesta, el...
Él la hizo callar poniéndole un dedo sobre los labios.
—Disfrutemos de un solo triunfo cada vez.
—De acuerdo. Lo que más quería disfrutar era de unos momentos a solas con ella.
—Ven conmigo —tomó dos copas de champaña de una bandeja, abrió una puerta y salió al calor de la noche de septiembre.
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