sábado, 29 de abril de 2017

Por Tu Amor: Capítulo 5

-De acuerdo, Pedro. Comamos -agarró una silla, se sentó y levantó la tapa de metal que cubría el plato-. Cena de Navidad -dijo ella, mirando el pavo y la guarnición.

 Cuando comenzó a comer, Paula se dió cuenta de que estaba hambrienta y de que la comida estaba deliciosa.

 -¿Quién iba a imaginar que la comida del servicio de habitaciones del hotel, en un día como hoy, pudiera estar tan buena?

-En un hotel de cinco estrellas, no hay que imaginar. Hay que contar con ello, por eso uno se aloja allí.

 -Si es que uno puede permitírselo -ella sabía que Pedro podía hacerlo.

Comieron en silencio durante un rato. Después, Paula cometió el error de mirarlo a los ojos. Al ver que su rostro expresaba inquietud, se percató de lo poco que lo conocía.

-Entonces, ¿Podemos hablar de tu familia? -preguntó ella.

 -No.

 Paula aplastó el puré de patatas con el tenedor. Al mirarlo, pensó que parecía un hombre que necesitaba comunicar sus sentimientos. Y por eso ella no podía aceptar un no como respuesta.

-Creía que ibas a tumbar a tu padre.

 Él la miró con ojos entornados.

-¿Lo sabías?

-Nunca me constaste que tenías padres.

 -Todo el mundo los tiene. Me parecía que confirmar lo evidente sería ofenderte.

Su sonrisa no expresaba humor y, al verla, ella se estremeció. Pero no se detuvo.

-Supongo que tus padres están divorciados. ¿Dónde está tu madre?

-En Dublín -se metió un pedazo de pavo en la boca.

-¿Vas a ir a verla?

 -Supongo que en algún momento tendré ocasión de visitarla.

Ella bebió un sorbo de la copa de vino que él le había servido.

 -Me refería a mientras estamos aquí.

-Técnicamente, esto no es Irlanda. Londres está en Inglaterra.

-Gracias por la clase de Geografía -sabía que Pedro trataba de cambiar de tema-. Sólo para que lo sepas, los acentos británicos han sido una buena pista para mí. Pero para ser más clara todavía, ¿No vas a ir a visitarla ahora que estamos tan cerca?

 -Hay un problema de tiempo. No estoy seguro...

-Por favor, Pedro, hemos venido hasta aquí. Ir a Irlanda es como ir de Nueva York a Nueva Jersey.

-Lo pensaré.

Paula lo miró fijamente. Sabía que él actuaba por instinto y que no pensaba las cosas. Ese era su trabajo. Sabía que él ya había tomado una decisión y que había decidido cambiar de tema. Por el momento.

-Sonia me ha caído muy bien -se terminó la copa de vino y él se la rellenó-. Parece simpática.

 -No quiero hablar de mi familia.

 Eso era otra señal de que algo no iba bien. Normalmente, él era abierto y sincero, y le contaba más de lo que ella quería saber sobre la mujer con la que salía en aquellos momentos. Sin embargo, se comportaba de manera distante. Y la miraba de manera extraña... Paula había cenado con él otras veces, pero nunca en una situación como ésa. Era demasiado íntima. Y podía sentir la energía sexual que emanaba de él y que afectaba a su cerebro, algo que ningún hombre había conseguido hacer desde la universidad.

 -Háblame de Matías -le pidió.

 -¿Qué pasa con él? -preguntó Pedro con fuego en la mirada.

-Es muy atractivo.

-Las apariencias engañan.

-Hablando de apariencias -dijo ella-, tienen cierto parecido familiar. ¿Él también trata a las mujeres como si fueran pañuelos de papel?

 -¿Pañuelos de papel?

-Sí, desechables.

-Matías no es tu tipo -dijo él.

-¿Cómo sabes cuál es mi tipo?

-He conocido a un par de ellos. El contable -bebió un sorbo de vino-. El informático. El profesor de Química. Pero no tenías química con ninguno de ellos.

 -Como que iban a mostrar la química delante de mi jefe.

-Si la chispa existe, uno no puede disimularla.

 -Sabes mucho -en esos momentos se percató de que estaba disimulando lo que sentía por Pedro al notar que la miraba fijamente. Se le aceleró el pulso y respiró hondo-. Pasar de una mujer a otra no significa que se cumpla el requisito de la química.

Él se reclinó en la silla y jugueteó con la copa de vino.

-Piensa en mí como científico... Experimento hasta que obtengo el resultado correcto.

-Ni se te ocurra tratar de convencerme de eso. No reconocerías la química ni aunque el experimento científico te estallara en la cara. Y suele ocurrirte.

 -¿Y eso cómo lo sabes?

-Dos palabras. Ailén Tedesco.

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