martes, 16 de abril de 2024

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 32

Nada más entrar en el restaurante una voz femenina llamó a Pedro. Paula se preparó para conocer a una de sus conquistas, pero de pronto alguien la abrazó. Conocía aquel perfume.


-¡Aún están juntos! -exclamó Candela abrazándolos a los dos-. ¡Es maravilloso!


Paula se acercó a Pedro y lo rodeó por la cintura, diciendo:


-Sí, aún estamos juntos. He oído decir que Julián y tú salen juntos.


Pedro la agarró a su vez, y Paula juró. Le costaba concentrarse cuando él estaba demasiado cerca.


-Bueno, en realidad no -repuso Candela-. Salimos un par de veces, pero no es mi tipo. Pero es igual -sonrió mirando a Pedro-. A decir verdad, tú me pareciste... Un poco mayor.


-Tranquilo, cariño -lo consoló Puala-. Para mi gusto eres perfecto.


Pedro gruñó. Paula se echó a reír, y Candela abandonó el restaurante con su pareja.


-¡Vaya! ¿Cómo te sientes ahora, abuelo? -preguntó Paula.


Pedro le apretó el hombro y calló. Paula respiró hondo nada más tomar asiento.


-¡El viernes vendré aquí a encontrarme con una persona a la que no conozco, no puedo creerlo!


-Todo saldrá bien en serio -aseguró Pedro-. Será como ahora: Un hombre y una mujer en un restaurante. No es para tanto.


-No será como ahora -negó Paula sacudiendo la cabeza-. Cuando estoy contigo no estoy nerviosa, no espero nada, no hay nada que resolver. Ninguno de los dos tiene que pasar una prueba. No necesito impresionarte ni imaginar cómo te comportarías en la cama.


Pedro pareció atragantarse a pesar de que ni siquiera les habían servido las bebidas.


-¿Cómo dices?


-Es lo que dicen esos artículos, que hay que visualizar situaciones íntimas antes de que surjan.


-¿Y las mujeres hacen eso? -preguntó Pedro.


-No lo sé, ¿Y los hombres? 


Pedro pareció reacio a contestar. En lugar de ello se quedó mirando la vela encendida sobre la mesa. Buena respuesta.


-Sí, claro que lo hacéis. No es de extrañar -continuó Paula-. El artículo recomienda hacerlo para ayudarte a decidir qué sientes por tu pareja.


-¿Y has puesto tú a prueba esa teoría?


¿Contaban las imágenes que surgían involuntariamente en la mente? Sí, probablemente. La luz era tenue. Pedro no la vería ruborizarse, así que podía contestar con naturalidad.


-Claro, la imaginación no hace daño a nadie.


-¿Y funciona? -siguió preguntando Pedro.


-Más o menos. Supe que Julián estaba descartado antes incluso de que me pusiera el pie en la pierna.


-Así que tu hombre no sólo tiene que cumplir tus expectativas, sino que además tiene que aprobar tu examen sexual imaginario, ¿No?


-Sí -afirmó Paula.


Pedro recogió la carta y sacudió la cabeza.


-¡Mujeres! ¡Sí que son raras! Menos mal que no tengo que meterme en tu cabeza para ayudarte con tus fantasías.


Eso era lo que creía él, pensó Paula. 


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