-¡Vaya! Aquí hay algo. Un tipo que cambió de sexo y luego se arrepintió. Busca a una mujer a la que no le importe que carezca de ciertas partes.
-No creo que te sirva -repuso Pedro sin alzar siquiera la vista.
Paula siguió leyendo y desechando un candidato tras otro.
-¡Dios mío, jamás pensé que hubiera tanta gente rara en el mundo! ¡Y yo me estoy convirtiendo en uno de ellos!
-Tú no eres rara -negó Pedro.
-Podría optar por ser la tercera esposa de éste si fuera pelirroja. El puesto de castaña está ocupado -añadió Paula leyendo otro perfil.
-Bueno, basta -contestó Pedro cerrando aquella ventana-. Quizá éste no sea un buen lugar para empezar, pero las agencias deben tener un sitio en la Red. Vamos a ver -añadió comenzando a pulsar teclas.
No había demasiada información en Internet, de modo que recurrieron a las Páginas Amarillas. Paula rodeó los números de varias agencias que parecían prometedoras y esperó a que Pedro decidiera qué hacer. Él señaló un pequeño anuncio y dijo:
-En ésta contestan al teléfono hasta las nueve de la noche, así que adelante. Terminemos de una vez.
Paula gruñó, pero Pedro le acercó el teléfono.
-Toma, adelante.
-Llamaré mañana por la mañana -repuso ella.
-¿En serio? -preguntó él ladeando la cabeza y sonriendo.
-Sí. Quizá. Todo es posible.
-Cuanto antes mejor -objetó Pedro-. Dame el teléfono, yo lo haré.
Pedro le quitó el aparato y marcó el número. Escuchó un segundo, sonrió, y se lo tendió, apartándose inmediatamente. Pagaría caro ese truco. La secretaria de la agencia tardó diez segundos en anotar su nombre y darle una cita. Paula colgó y respiró hondo.
-Ya está. Lo he hecho, tengo una cita en la agencia.
-Estupendo -contestó Pedro agarrándola de los hombros-. No ha sido tan difícil, ¿No?
-Bueno, sí lo ha sido.
-¿Cuándo es la cita? -preguntó Pedro entre risas.
-El día doce a las cinco en punto.
-¡Pero si faltan casi dos semanas!
-Sí, así es -confirmó Paula.
-Otra vez tratas de retrasarlo.
-No, sólo me tomo un poco de tiempo para hacerme a la idea.
-Para darle vueltas y más vueltas torturándote-repuso Pedro.
-¿Desde cuándo me conoces tan bien?
-Esa no ha sido una decisión inteligente, Paula -afirmó Pedro sacudiendo la cabeza.
-Bueno, pero ya está hecho.
-Puedes volver a llamar y pedir que te adelanten la cita.
-No, así tendremos tiempo para prepararnos -insistió Paula.
-Está bien, seguro que tienes miles de preguntas que hacerme. Quizá debamos hablar de qué estás buscando.
-Busco a una buena persona -respondió Paula encogiéndose de hombros.
-Una buena persona, no creo que el fichero de la agencia esté ordenado con ese criterio.
-Simplemente busco a una persona normal, alguien que no sea insoportable. No creo que sea pedir mucho, ¿No?
-¿Y con respecto a la edad, el aspecto, las aficiones, el trabajo?
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